Poesía no completa, de Wislawa Zymborska
Wislawa Zymborska, qué difícil la pronunciación. Comenzamos a leerla con el juego oracular de Lucas, que siempre quiere dejar actuar al azar, jugar. El primer poema habla de los cuerpos de las mujeres en los cuadros de Rubens, buscamos sus pinturas en los libros de la biblioteca, los cuerpos de las mujeres son así, tal cual los describe el poema. No sabemos si se trata de un cuadro específico que no está en la selección de nuestro libro, pero el poema es un misterio. Deja ver algo y esconde algo, claroscuros, como Rubens. La ronda sigue su marcha: poemas que nos dejan con los ojos achinados, preguntándonos, ¿qué quiso decir?; ¿a quién le habla?; ¿a quién se refiere?; ¿en quién pensaba cuando escribía?, ¿qué teorías se vislumbran en este poema?; ¿de dónde proviene esa profundidad? Un narrador incisivo nos lleva de la mano en los primeros poemas por pasillos oscuros del lenguaje. Quisiéramos saber quién es el emperador y qué relación tiene con la tortuga. Quedan flotando esas relaciones extrañas para nosotros. Después Fiamma lee un poema sobre la importancia de la contemplación de la naturaleza, la aparente insignificancia de los pequeños detalles de la vida que al final lo son todo. “Lo esencial…” diría Exupéry. Después leemos “Conversación con la piedra” para recuperar todas las hermosas historias que nos unen a este poema dramático que bien podría ser una pieza teatral. Ya todos saben que pinto piedras y les cuento de mis conversaciones con las piedras, de cómo los juegos de luces y sombras en la superficie me dictan el dibujo y en un trance de minutos logro separar la alucinación y convertirla en una forma que entinto meticulosamente. La charla deriva en la originalidad para nombrar lo inaccesible, la profundidad de la piedra y la de la poeta. Nos preguntamos por su Polonia, la fría Polognie. Cada uno con su voz leyó dos poemas, todos con igual halo de misterio y resonancias que nos dejan en silencio por unos segundos. El viento afuera haciendo lo suyo, “el desgraciado”, según otro poema que armamos con un jueguito de versos azarosos. En este club sacamos a jugar a la poesía, la despeinamos en el viento.
Yamila Elías de “Los amigos de Zeperry” – Comodoro Rivadavia – Chubut
¡Nos enamoramos de Wislawa! Se animaron nuevas voces que dieron cuerpo a algunas poesías como Primera fotografía de Hitler, Los animales del circo, Las tres palabras más extrañas…
Dos ejemplares partieron en manos de los lectores para contagiar con la poesía.
Una Conversación con la piedra nos lleva al interior de nosotros mismos y, a la vez, a mirar ese otro que presumimos sin corazón. ¿Quizás esto último será porque esa parte nuestra que no deseamos ver se nos manifiesta a través de un espejo que nos refleja? ¿Somos capaces de reconocernos? El peso de la piedra nos abruma, nos sorprende dudando y, esa duda, enciende un enigma que nos hace decir compartiendo sensaciones diversas. Descubrimos contrastes, sospechamos trampas, despertamos miedos y para aliviar el agobio alguien revela la imagen de una linda escultura dentro de la piedra, lo que la convierte en algo maleable, posible de cincelar, colorear. Y, ¿la puerta? Citamos a Borges “la puerta es la que elige, no el hombre”, de pronto nos atrae la puerta, la no puerta que sentencia la piedra, y se acrecienta la intriga que nos une o separa en definiciones que terminan en la indefinición de secretos tan antiguos como insondables. Wislawa nos puso a conversar con la piedra y cada uno de nosotros lo hizo y lo seguirá haciendo, sospechando e intentando entender que “ser parte” es saberse dentro de cada uno de los interlocutores.
Wislawa escribe y se escribe en la crueldad lacerante de las guerras con “Vietnam”. Pocas veces encontramos que tan breve y sencilla claridad visibilice el horror.
Ana Francischetti de «Miremos juntos» – San Carlos Centro – Santa Fe