Los clubes cuentan

¿Por dónde íbamos?

I

― ¡Ah, sí! Íbamos por una introspección y reflexión de lo recorrido juntas por estos senderos de lecturas. Por ahí primero y después por la decisión de emprender o no, nuevos viajes.

Mientras caminamos, tocamos las piedras que se nos meten en los zapatos. Las de conjugar las voluntades para estar todas cada sábado. Las de lidiar con cabezas agotadas por exigencias de la vida misma, laborales o de estudio. Las de sentir que son las mismas manos las que hacen la fuerza para movilizar la juntada y disponer del espacio. Las de la poca disponibilidad horaria en la semana para las reuniones virtuales de la Red. O las de los roles grupales que son en la práctica un poco difusos. (Esto último seguirá siendo así porque es parte de lo fundante, por constituirnos primero como un grupo de amigas con ganas de juntarse a leer).

― ¿Y? ¿Hay deseo?

― Sí.

― ¡Entonces sigamos!

Los recorridos lectores nos dejan siempre un disfrute y un ensanchamiento de la mirada de distintos universos, que no queremos perder. Además de ser un lazo para la charla, para el cuchicheo, para compartir un momento agradable que hace un paréntesis en el devenir. Entonces, trazamos puntos a considerar para potenciar estas experiencias. Nos sinceramos. Hacemos ronda nuevamente. Afinamos logísticas. Fijamos algún rumbo.

II

Bitácora del sábado 18 de enero del 2025

A “la previa” de esta reunión la hicimos una tarde de mucho calor en la vecina localidad serrana de La Bolsa, en la pileta de la Tana. Una hermosa tormenta de verano se va anunciando progresivamente con sus nubarrones y sus rezongos. Llega también de invitada la hermana de Mariana, sumándose al coro de Ángeles en vacaciones. Con la malla puesta nos zambullimos en la lectura del cuento Creyentes, que está en el libro nuevito Sacrificios Humanos de María Fernanda Ampuero, de editorial Página de Espuma, que trajo Dani. Ampuero es escritora y periodista ecuatoriana.

No nos refresca. Por el contrario, el “gótico ecuatoriano” nos deja con una elevada sensación térmica. Compartimos ideas acerca de lo que nos resultó inquietante del terror social. Los personajes que aparecen solapados, encarnando pescadores religiosos de almas inocentes, dos blancos misioneros que surgen desde lo subrepticio y actúan impunemente sobre cuerpos de niños, aprovechando el caos social y político del país de la autora.

Por suerte, empieza a venir el viento Sur y comienza a llover lentamente, sin escándalo. Nos refugiamos en una galería a tomar mate y a seguir la charla.

―Continuamos. ¿Por dónde íbamos?

― Por lo del sábado. Reunión del día acordado.

Dani propone juntarnos a leer. Momento de incertidumbre habitual para determinar dónde nos reunimos. Finalmente, vamos a ir a su casa “cuando baje el sol”.

Hace un budín de manzanas espectacular. Una delicia. Lo sirve amorosamente en la mesa de su patio, donde se producirá en breve nuestro encuentro. En un descuido, una de sus perras que está también muy contenta y excitada por recibir visitas, se come más o menos un cuarto de budín.

“Cuando baja el sol” es la hora posible donde ocurren los encuentros estivales. Recién en este momento se puede salir de las viviendas donde la gente se protege del calor de enero, o se está volviendo del río o la pileta. A esa hora también se activa el Cineclub, al que solemos ir durante el año. Para juntarnos, también suele haber una consulta previa sobre qué película se ofrece allí y si alguna va a asistir. En esta ocasión, hubo un cambio de último momento en la programación y pusieron la peli más temprano porque se introdujo un evento de lectura y música.

― ¿Alguna va?

― No.

Mariana iba a ir, pero desistió. Lo charlamos. Alta Gracia tiene todavía la posibilidad de conocer a muchos de sus habitantes. Más a los del ámbito cultural. Al lector, todas lo conocemos personalmente. Hace pocos años, fue cancelado socialmente por una movida feminista. Fue un momento de tensión para todas nosotras, también de reflexión y de toma de posturas. Lentamente él está volviendo al ruedo social, tanteando quién acompaña. Al músico, sólo yo lo conozco por la cercanía de su amistad desde la juventud. Incluso fui partícipe en las instancias de su matrimonio, el más breve que tenga noción concreta. Un viernes se casó, el sábado festejó, el domingo la madre cocinó ravioles para todos y el lunes se separó.

Pensamos en quienes se quedan circunnavegando en sus egos y en la problemática, a veces paradojal, del autor y su obra. Esta vez, no nos llama el deseo de asistir.

―Mejor volvemos a lo nuestro.

Sistematizamos y aclaramos nuestras posesiones de libros del Fondo y hacemos algunos pasamanos de ellos.

Después, nos concentramos en la tarea encomendada por María Inés y Patricia de la Red de Clubes de Lectura. Abrimos el mail. Completamos la encuesta. Hay agilidad en nuestras respuestas y reflexión clara de puntos concretos. Nos detenemos en el mapa, que no es fácil encontrar en el sitio. Queremos mejorarlo. Hacemos sugerencias.

― Viajar y conocer.

―Aventura de leernos.

― La seguimos en la próxima bitácora. Vamos bien.

Elizabeth I. Ferreyra – Integrante del Club de Lectura: Ángeles de Angélica-
Alta Gracia – Córdoba
Febrero de 2025

Patricia Domínguez
deinfanciasyliteratura@gmail.com
3 Comments
  • Laura Ines Latorre
    Posted at 10:05h, 14 febrero Responder

    ¡Qué placer leerlas! Parece que estoy con uds, al borde de la pileta. Y no, mejor no vamos a esa convocatoria de egos…
    Saludos, desde Neuquén

  • Maia Kahanoff y Zaira Ayub
    Posted at 11:25h, 21 febrero Responder

    Hermoso relato! Nos encantó. Gracias por compartir… desde Ramos Mejía abrazos

  • Mariana Coppolecchia
    Posted at 14:04h, 24 febrero Responder

    Hola Laura, gracias por tu lectura y comentario. Venite cuando quieras, los ríos de Córdoba te esperan!

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