Los clubes cuentan

Leer con los ojos y las manos

Ramona se presentó como abuela de un nene del Jardín 931, a su lado una joven la tomaba de la mano.
– Es la tía de Emiliano, María Luján, es sordo
muda, no sabe escribir, pero lee los labios.
María Luján bajó la mirada sin soltar la mano de su madre.
Seguimos presentándonos entre los demás participantes del club.
Me senté frente a María Luján y propuse la lectura de
Ramón Preocupón de Anthony Browne.
Esta vez, creo que exageré en mi modulación y la interpretación de cada gesto. Me sentía inquieta, no quería sobreactuar.
La joven me miraba y su mamá reforzaba con señas aquello que le ayudara a comprender.Se creó un ambiente de profunda concentración, cada imagen se demoraba en los ojos de María Luján.
Al terminar la lectura grupal invité a que eligieran un libro.
María Luján tomó
Ramón Preocupón, entonces le pregunté a Ramona si podía registrar su lectura desde atrás, sacando una foto con mi celular. Me dijo que sí.
Madre e hija volvieron a pasar página a página del libro, y las señas se intercambiaron con afecto.
Para mí fue otra forma de experimentar la lectura, también para los que contemplaban esa comunicación asociada a la lectura del cuerpo.
Se charló sobre el nombre del club, hacía rato que buscábamos una forma de identificarnos.
Charlamos sobre señales que seguimos en una trama, las que quedan en nuestra memoria y nos auto-referencian, las que nos conectan con los sentidos, las que nos siguen contando. Y este grupo decidió llamarse “Contar con señales”.

Mónica Pampinella – “Contar con señales”- Carupá – Pcia. de Buenos Aires

Patricia Domínguez
deinfanciasyliteratura@gmail.com

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