La piedra en el estanque
Una piedra arrojada a un estanque provoca ondas concéntricas
que se ensanchan sobre su superficie, afectando en su movimiento,
con distinta intensidad, con diversos efectos, a la ninfa y a la caña,
al barquito de papel y a la balsa del pescador.
Gianni Rodari*
Hace poquito, con «Los libros del otoño», nos sumamos a la Red de Clubes de lecturas de Fondo de Cultura Económica. Veníamos de leer el año pasado a Kamiya, Pradelli, Andruetto y Bodoc, donde surgió muy fuerte las conversaciones sobre la inmigración, los orígenes de cada uno, las vivencias y costumbres de los diferentes lugares.
Como para esta primera parte del año ya tenía una novela elegida, se me ocurrió entonces que la poesía podía ser nuestra compañía en cada encuentro, leída y comentada antes o al final de la jornada como introducción o cierre de cada encuentro. La idea fue proponer voces de hombres y mujeres de distintas épocas y culturas y elegí del menú de “Los libros del otoño” a tres poetas argentinos: Olga Orozco, Juan Gelman, Irma Cuña; uno europeo, Fernando Pessoa, uno oriental, Matsuo Basho y un ensayo Leer poesía, lo leve, lo grave, lo opaco de Alicia Genovese, una poeta argentina.
Más allá de la selección era una incertidumbre saber cuál sería la recepción de la propuesta porque el año pasado, con la novela de Ángela Pradelli que combina géneros, los poemas siempre generaban extrañamiento porque cada uno interpretaba cosas diferentes.
El primer día presenté los libros como un espacio de cierre del taller, como si se tratara del postre. Leí algunos resaltados míos del libro de Genovese para presentar el tema y después repartimos los libros al azar en grupos de dos o de tres personas. Así inauguramos el ritual poético junto a unos caramelos surtidos que nos da el tiempo para recorrer distintos versos con una búsqueda dirigida sólo por la intuición de cada uno, y con la intención de compartir el hallazgo si algún verso o poema completo los provocaba. Lo que va sucediendo en el grupo es algo que no esperaba. Leemos lo que van seleccionando de los libros y después… Ese día, Lidia dijo que tenía un poema de Lugones en el celular, que la acompañaba siempre y pidió permiso para leerlo.
En el segundo encuentro Lucrecia trajo un libro de Benedetti con un poema que quería compartir con todos y antes de irnos, Marité recitó emocionada una estrofa que según dijo la lleva siempre en su corazón y la acompaña cada vez que la necesita, aunque no sabe su origen.
La vez siguiente Norma trajo unos versos de Lorca que su mamá le leía cuando era chica, de un librito hermoso y pequeño del que al dejarlo al costado en la mesa de luz ella se apropiaba y leía sola. Y finalmente Marcelo trajo un libro de su casa porque dijo que le encanta descubrir nuevos autores, de esos que no están en el canon, que muchas veces conoce por ir a eventos relacionados con lo literario. Así nos presentó a María Laura Coppié y su libro Océana del que leyó dos poemas.
Parece que la poesía fuera una provocación a los recuerdos, mueve algo interno de cada uno y expande las palabras más allá de los libros que oficiaron de propuesta inaugural y que por supuesto siguen siendo motivo de felices descubrimientos.
La última vez repartí los libros entre quienes querían llevarlos a sus casas para leerlos con tranquilidad y seleccionar algo para compartir durante el próximo encuentro. Pero la provocación se esparció más allá de nuestro grupo.
Gina, que integra la coordinación del Centro Cultural, nos pidió permiso para filmar unos segundos de taller para luego subir a las redes y coincidió con el momento del encuentro en que Lucrecia leía a Benedetti.
Después de algunas semanas, a la salida del taller, Gina me pregunta “¿Cómo se llama la poesía que leía esa señora el día que fui a filmar? ¡Es que me gustó tanto que quise compartirla con un conocido y no pude encontrarla!” Enseguida busqué entre los mails de reseña que envío al final de cada encuentro y se la pasé. Si alguien quiere ser alcanzado por la onda de la palabra que se ensancha en el estanque, haciendo click aquí se llega a estos versos de Benedetti.
*Gramática de la fantasía de Gianni Rodari.
Selva Bianchi
Club de lecturas “Lectores Colegiales”