Los clubes cuentan

Abuelas que cuentan

29 de mayo: último jueves del mes. Abuelas que cuentan es una iniciativa para que las abuelas del barrio compartan sus historias y experiencias con chicas y chicos de la biblio. Queremos que los niños y niñas fortalezcan lazos entre generaciones para preservar la memoria y la historia local.
En esta ocasión, invitamos a Ana Claudia. Ella no es una abuela típica, de esas que llevan sus canas con ternura y su sabiduría de muchos años. Es una abuela joven. Esto se debe a que su nieto, en realidad, es por parte de su esposo, quien tiene una hija fuera del matrimonio. Familias ensambladas: algo muy vivido en el barrio.
A las cuatro, como cada jueves, nos encontramos en la Biblioteca Cururú. Los chicos llegan un poquito antes que la invitada, con muchas preguntas:
-¿Qué vamos a hacer hoy?- preguntan.
– Viene una abuela de invitada- respondo.
– ¡Estás tratando a la abuela de bruja!- se alarma Valentina.
– Se parecen un poco- suma Sebastián.
La confusión tiene razón de ser: en encuentros anteriores estuvimos leyendo libros de brujas y hechiceros. ¿Será que una de las brujas de los cuentos iba a apersonarse en la biblioteca? Por lo pronto, Mayra y yo les recordamos que el último encuentro del mes es Jueves de Abuelas que cuentan, mientras se nos entremezclan de lo más lindo los libros y el barrio, las personas y los personajes.
La llegada de Ana produjo desconcierto en varios de los chicos y chicas, sobre todo en sus sobrinos Valentina, Manu, Francesca y Abril, quienes descubrieron que su tía es abuela (hace muy poco tienen vínculo cercano con Ana). A coro dijeron:
—Ella no es abuela.
—Didi (el esposo) tiene una hija en Misiones que es mamá. Eso nos hace abuelo y abuela—aclara Ana.
Todos más tranquilos. Comenzaron las actividades, y esta vez con un itinerario del derecho al revés. Nuestros encuentros suelen tener una rutina similar:

* Descanso en los almohadones
* Lectura compartida, escucha
* Charlas
* Manualidades y escritura
* Cerramos con merienda

Con las manos bien limpias y mucho entusiasmo, pusimos manos en la masa que preparó Ana con antelación, para que pudiera leudar. Estiramos y dimos forma a unos ricos bizcochitos de grasa. Ana nos mostró el procedimiento de la masa, preparando una pequeña porción para Abril, que no puede consumir la misma que todos porque tiene sal (Abril tiene síndrome de nefritis, por eso no consume nada que contenga sodio).Entre masas y chismes, fueron llenando las bandejas que Mayra fue llevando a la cocina para hornear. Mientras esperábamos, los chicos y chicas entrevistaron a la abuela Ana:

—¿Cómo te llamás?
—Ana Claudia Fachinello.
—¿Edad?
—35.
—Abuela de Ehitan.
—¿Cuántos hijos tenés?
—Dos.

Cada uno de los chicos y chicas contaba con un anotador y un lápiz, donde dejaban anotadas las respuestas. Nico y Facu decidieron compartir el anotador y el lápiz. Facu es la primera vez que viene a la biblioteca y es compañero de Nico. Se turnan para escribir cada letra.—Yo no sé cómo se escribe —dice Facu.
—Yo te ayudo —contestó Nico.
Ambos se levantan y piden ayuda:
—¿Cómo se escribe Misiones? —pregunta Nico.
Noe va pronunciando cada sílaba, Nico se las repite a Facu y anotan por turnos.
—¡Terminamos! —Nico, con los ojos reflejando felicidad, muestra el trabajo.

Cansados pero orgullosos con sus trabajos, pasan a los almohadones. Llegaron los bizcochitos recién horneados. En silencio, y disfrutando el sabor y aroma de su producción, escuchamos el libro La tortilla de papas, de Sandra Siemens.
Al terminar la lectura, lo primero que se escucha:
—¿Y los huevos? —dice Nico.
—Nunca los compró —Joseline.
—Noe, ¿por qué las abuelas se olvidan de las cosas?
—Porque son viejitas — dice Facu<
—Ana no es viejita – comenta Isabella.
—¿Cómo es la receta de los bizcochitos de grasa? —preguntan.
Ana, con ayuda de los chicos y chicas, repite la receta:

* Harina
* Grasa
* Levadura
* Azúcar
* Sal
* Agua

—¿Y los huevos? -pregunta Facundo.
— Se olvidó de comprarlos – dice Valentina.
(Risas)
— Mi abuela vive en Paraguay —Facundo.
— Mi abuela vive cerca, acá a la vuelta —Tiara y Xiomi.
— Mi abuela vive en… acá en Buenos Aires —Isabella.
Ana Clara nos cuenta que su abuela vino a visitarla para ir al otro día a su acto en la
escuela.
—Podemos invitarla, que venga la próxima —dice Ana Clara.
Todos hablan a la vez. Todos quieren invitar a sus abuelas a la biblioteca. Esta vez no cerramos con merienda, sino con un partido de fútbol (aprovechando que estábamos solos).
A veces, y solo a veces, las cosas pasan como quieren pasar.

Noelia Baez
Club de lecturas “Cururú”
Paraje La Rueda- La Plata- Pcia. de Bs. As.

Patricia Domínguez
deinfanciasyliteratura@gmail.com

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