A propósito de amistad y lecturas
De hecho, la amistad establece el modelo de la lectura literaria: cercana, intensa,
fuera de todo control y de todo interés que no sea la complicidad literaria.
Ricardo Piglia
Ayer fue martes, día de Orquídeas. Estamos leyendo El eternauta, ese entusiasmo contagiado por la serie. La consigna era llegar a la página 280. Casi todas llegamos. Tito terminó de leerlo hace rato y ya lo había leído antes. El resto, las orquídeas, nunca lo habíamos leído. Tal vez por generación o por género o más bien una combinación entre generación y género (y géneros) , ya que a las chicas de los ‘60, ‘70 las historietas de aventuras nos quedaban un poco lejos.
Pero no es del Eternauta que va este post, ni de lectura, géneros y género. Es sobre la amistad.
El domingo fue el día de la amistad y había que celebrarlo: corazones bañados en chocolate, ramos de limones, té de manzana, una torta todavía tibia, mate, por supuesto.
Y entonces, la pregunta inevitable: ¿En qué punto, de qué manera, se encuentran la lectura y la amistad? ¿Un club de lecturas es un grupo de gente amiga? ¿La lectura en compañía hace nacer la amistad o viceversa?
Lo que sigue son retazos de intentos de respuesta:
– Pareciera que, en primer término, es la lectura lo que nos une. Con la lectura, se cultivan encuentros, se conversa, se descubren diferencias y consensos y así aparecen otros elementos que tal vez debieran ir en primer lugar: el respeto, el cariño entrañable, la honestidad, la emoción, la risa, la risa. Amistad y lectura: el “y” da la respuesta.
– Con algunas ya éramos amigas, con otras nos hicimos amigas acá. A mí siempre me gustó leer, pero nunca lo había hecho en grupo. Ahora sé que es maravilloso leer en compañía.
– Yo he disfrutado de la lectura siempre: cómoda, incómoda, sentada, de pie, viajando, con buena luz, casi a oscuras. Sin embargo, se disfruta mucho más la experiencia de leer en grupo. Los martes Orquídeas es un grupo increíble: libre, sólido y perdurable.
– De mi parte, sin la amistad no habría descubierto la lectura por placer, yo me sumé al grupo porque me invitaron amigas. Con el grupo aprendí a leer y disfrutar textos literarios. Cada nuevo libro, nueva historia, me deja un nuevo sabor y una mirada más profunda y asombrada de mis días. Cada conversación y puesta en común sobre los libros que vamos leyendo, es un abrazo o mejor: muchos abrazos para mi alma.
– También hacemos vínculos de amistad con los libros y con la gente de los libros: autores y autoras, protagonistas, personajes que nos hacen quererlos y que después extrañamos. Las lecturas son como viajes por países diversos y por personas diversas. La amistad es hacia fuera del libro y hacia dentro.
– El vínculo entre amistad y lectura es íntimo, profundo y trascendente. Un intercambio entre lo que se lee, se comparte y lo que se vive. La amistad es lugar de refugio, abrigo, aljibe de sentimientos que corren hacia algún lugar. Ese recorrido, hilvanado por una lectura común, mejora el viaje de vivir.
– Hay una intimidad que crea la lectura. Lo que se abre en el cuerpo desde el cuerpo del libro, lo que acercan las palabras. Cada historia despierta otra historia dentro de una. Entonces, leemos en ronda y hablamos del libro, pero hablamos de una misma. Libro espejo. Hablamos de lo leído y hablamos de nuestra intimidad. Circulan las palabras y se tejen lazos. ¿Con qué otro grupo hemos conversado así del amor, del miedo, de los prejuicios, de la muerte? ¿Con qué otro grupo nos hemos juntado a conversar sobre lo que pensamos del exilio, del placer, de la guerra? Conversar así porque sí, sin más interés que la complicidad literaria, como dice Piglia.
– Porque una experiencia increíble nace de leer un libro en conjunto. En ese hablar, debatir, chocar y coincidir en lo maravilloso de las palabras, se construye una memoria colectiva capaz de almacenar sentimientos profundos, recuerdos de las ideas que surgieron y un amor proliferante que brota entre las hojas de los libros leídos en compañía.
Nos juntamos a leer porque queremos conversar.
Nos juntamos a leer porque queremos pensar a coro.
Nos juntamos a leer porque amamos los libros y queremos compartir ese amor.
Nos juntamos a leer porque nos une la amistad (que no sabemos si fue antes o después de juntarnos a leer).
Club de lecturas “Los martes Orquídeas”
Coronel Dorrego – Pcia. de Buenos Aires