“… para que pueda ser, he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia…”
Octavio Paz
(De su poema “Piedra de sol “)
Muchas personas van a un club social y deportivo para aprender y practicar algún deporte, hacer amigos, pasar un buen rato en compañía. Fútbol, básquet, ping pong, natación, patinaje…, actividades que tienen al cuerpo como protagonista más una pelota, el agua o un par de patines.
Otras personas van a un Club de lecturas donde se reúnen para leer y conversar, para disfrutar de la lectura compartida. Se asoman a los libros, le toman el gusto y entrenan la palabra, las emociones, el pensamiento, el ojo lector.
¿Quiénes son los protagonistas en un Club de lecturas? Los libros, la conversación y, como dice Eduardo Galeano, “la gente sentipensante, que no separa la razón del corazón. Que siente y piensa a la vez. Sin divorciar la cabeza del cuerpo, ni la emoción de la razón”. En los dos casos, al club deportivo y al club de lecturas, se va por elección, primera cuestión a tener en cuenta: se va por elección, por deseo, no por obligación.
Leer es una actividad de la imaginación. Una experiencia que nos lleva a habitar nuevos universos, ampliar horizontes, crecer. Cuando se lee en grupo, la lectura se hace social, sin jerarquías, en una danza de distintas voces que en la conversación sobre lo leído comparten vivencias y subrayados, se preguntan, juegan con la palabras, descubren nuevas formas de leer. Y como si esto fuera poco, no sólo establecen vínculos amorosos con libros y personajes sino que ganan amistades de carne y hueso, además de pasar muy buenos ratos.
Leyendo en compañía se crece en habilidades lectoras, en destrezas, en maneras diversas de encontrar y construir sentido en los textos que se comparten.
Así lo dice Graciela Montes: “Todo lector, cualquiera sea su edad, su condición, sus circunstancias se va volviendo más astuto en la búsqueda de indicios, más libre en pensamiento, más ágil en puntos de vista, más ancho en horizontes, dueño de un universo de significaciones más rico, más resistente y de tramas más sutiles. Lectura a lectura, el lector va construyendo su lugar en el mundo.” (1)
Otra diferencia entre los Clubes deportivos y los Clubes de lecturas es la competencia versus la cooperación, segunda cuestión a tener en cuenta. Si bien el aprendizaje y el ejercicio de los deportes colectivos es colaborativo dentro de cada equipo, en el encuentro con otros clubes deportivos lo que se propone es competir, medirse, ganar.
En cambio, entre los Clubes de lecturas de esta red nos proponemos cooperar, sin competir. Compartir e intercambiar distintas experiencias permite enriquecer el propio camino lector, apropiarse de nuevas formas de leer, ampliar la mirada, las voces, opinar, preguntar, preguntarse, conocer nuevos puntos de vista. La diversidad de modalidades, libros, lectores y lecturas muestran distintos caminos sin que uno sea mejor que otro. Al leer e intercambiar en grupo, la cooperación se potencia a través de la escucha y la conversación.No hay perdedores, todos ganan.
Tercera cuestión a tener en cuenta no hablamos de “Club de lectura” como se lo nombra habitualmente, sino de Club de lecturas, ese plural que dice que un texto no tiene una única lectura sino un sinfín de posibilidades y que hay tantas lecturas como lectoras-lectores haya.
Integramos una red de Clubes de lecturas, en la que algunos tienen un recorrido y otros recién se inician. Una red pensada para conectarnos a partir de un interés común -libros, lecturas y lectores- para compartir, descubrir y reflexionar sobre nuestras prácticas.
Una red que muestra caminos diversos, multiplica sugerencias, propone y comparte modalidades diferentes, hallazgos y recomendaciones de lecturas, imaginación propagada a los cuatro vientos. Una red abierta y en permanente transformación para visibilizar la diversidad, enriquecernos e irradiar experiencias lectoras.
(1) Montes, Graciela, La gran ocasión, Buenos Aires, Publicación del Plan Nacional de Lectura, 2006, p.3.