El higo más dulce, de Chris Van Allsburgh
¿Quién no ha comido higos alguna vez? Lo que despierta anécdotas de nuestra infancia: mermeladas, postres caseros, higos tomados de algún patio vecino, pero ninguno con la magia de las frutas regaladas al Sr. Bibot.
Todos tenemos mascotas pero Marcel es diferente. Él deseaba convertirse en su dueño para devolverle ese extraño tratamiento que diariamente le brindaba.
Mientras leíamos íbamos aventurando hipótesis acerca del destino de los higos al alcance de Marcel, de los sueños que provocaba y cómo podían concretarse.
Nos planteamos qué sentidos están, a veces, encubiertos en nuestros deseos, qué relación existe entre las necesidades y las aspiraciones, cómo obra el paso del tiempo ante la ansiedad del “quiero Ya”, cómo encontrar el equilibrio entre lo que deseamos, lo que tenemos y el disfrute del vivir, cómo nos vinculamos, cómo nos afecta la mirada del Otro.
De pronto apareció “El diablo se viste de rojo” y Aladino con su lámpara mágica, que llevaron a imaginar escenas no exentas de humor.
Club de lecturas “Miremos juntos” – San Carlos Centro – Santa Fe
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