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El huésped y otros relatos siniestros, de Amparo Dávila

Como todos los primeros miércoles del mes, nos juntamos en el Taller de escritura fuera del hospital; allí nos volvimos a ver entre usuarios, talleristas e invitados de la comunidad. Esta vez, nos recibieron en el Centro Cultural Juanita Larrauri en el barrio de San Telmo. En el primer piso del Centro Cultural, en donde parecería funcionar un teatro, nos dispusimos en ronda, que es parte de la dinámica habitual para comenzar compartiendo un desayuno mientras esperamos la llegada de todos. Esto permite que circule la palabra antes del comienzo de la actividad per se.
Para abrir este encuentro, leímos el cuento “El Huésped” de Amparo Dávila, escritora mexicana que ya conocíamos. Y esto nos dio pie para conversar sobre lo siniestro.
Nos preguntamos: ¿Qué es lo siniestro? ¿Es aquello que causa pavor? ¿Cuál es la diferencia entre lo terrorífico y lo siniestro? ¿Lo siniestro como algo interno o algo externo de uno mismo? ¿Lo horroroso sería parte de lo siniestro?
El cuento de Dávila relata la experiencia de una mujer atrapada en un matrimonio infeliz. La relación con su marido empeora a partir de que este trae al hogar al “huésped”, una criatura enigmática, de ojos amarillentos y aura siniestra. Esta presencia comienza a inquietar a quienes viven en la casa: la mujer, la empleada doméstica y su hijo. La tensión se intensifica a partir del ataque al niño, que termina por empujar a las mujeres a la creación de un plan…
La casa como metáfora del cuerpo, el huésped como aquello extraño en lo más íntimo e interior de uno. Lo siniestro como “inquietante extrañeza”, siguiendo a Freud con el concepto de Heimlich, lo familiar, lo doméstico, lo corriente, lo habitual; el prefijo negativo, Unheimlich alude a aquello que nos quita, que nos arranca de aquello conocido y nos arroja al pánico, a la angustia.
Entonces, ante las distintas caras de lo siniestro ¿qué?
En principio, hablarlo, ponerlo en común, revestirlo de sentido. Poder hacer ficción, imaginar historias, crear breves cuentos, nos permite pensar y poner en común aquello que nos atraviesa a todos y todas por igual, aunque con sus matices en cada quién.
Para finalizar, nos propusimos crear, en pequeños grupos, historias sobre lo que nos deja la reflexión sobre lo siniestro, así el cuento de Amparo fue un gran disparador para pensar aquello que grita dentro nuestro y pide salir.

Ivanna, León, Roberto y Malén

Y después de leer y conversar, escribir: acá dos producciones grupales.

Parecía tranquilo, inofensivo. Llegó solo, sin avisar a nadie, por recomendación de su familia. Nadie lo conocía. Fue el primero en llegar, vino con su cuaderno, una lapicera y un libro para compartir. Se presentó a todos cordialmente como Rubén Ferrari. Estrechaba la mano con una fuerza avasallante, imponente, como si fuéramos viejos amigos.
Ese día leímos una novela de amor, con una historia predecible. Estábamos terminando de relatarlo, cuando Rubén interrumpe levantándose bruscamente. Quedamos atónitos, extrañados de lo que estaba sucediendo. Rubén estaba pegándole trompadas al aire. Lo intentamos calmar, pero no había caso. Le gritaba con toda su fuerza, no sabíamos bien a quién, hasta que de repente algo cambió en él. Frenó y volvió a sentarse. Terminamos de leer la novela y a Rubén le corrió una lágrima por la mejilla.

Juan, Maia, Mauricio y Jorgelina

La sombra siniestra

Fúnebre melodía autóctona se eleva sobre los márgenes de un río tempestuoso
por donde corre la sangre insoluble, acechada por reminiscencias infinitas.
Toda maldad trae lo siniestro como lúgubre agobia de fiebre y espanto
hielo y sudor se embarcan por los cauces de armonías irresolutas.
Lo siniestro nos entrega sutilezas de ínfimos clamores
secretos diáfanos en su resplandor obstaculizan los emblemas heroicos de lo extraño
y disciernen las utópicas resoluciones de un cruel acechamiento.
Me conmueven los sublimes estratos del terror escarpador como ruinas de milenarias civilizaciones.
Me arrepiento ante los altares completos de rosas marchitas.

Carolina, Belén, Diego y Alejandro

Club de lecturas “Entre letras y tintas” Biblioteca Jacobo Fijman del Hospital Borda – CABA

En el Club de lecturas “Cururú” también tuvieron una experiencia con esta obra, pueden encontrar el relato haciendo click aquí

Patricia Domínguez
deinfanciasyliteratura@gmail.com