Ema y el silencio, de Laura Escudero Tobler
“Hay un silencio en todo y es por allí por donde entra la voz” decimos recreando la frase de Leonard Cohen “hay una grieta en todo, así es como entra la luz”. Esto lo compartimos cuando nuestro encuentro mensual está terminando.
El libro que nos convocó esta vez alrededor del fuego de la literatura -como nos gusta decir- es Ema y el silencio de Laura Escudero, ilustrado por Roger Ycaza.
Bea lee y relee dos…tres veces. Ema salta antes de iniciar nuestra conversación como si “la música del mundo” se apropiara del momento:
Hay un silencio en el silencio
que guarda
la música del mundo.
Murmullos de mar
en el fondo oscuro
de las caracolas
y en lo profundo
sinfonía de peces
aguavivas
sombras de gaviota.
En la noche hay grillos,
una luna que a su modo canta.
Hay en el silencio un silencio
que guarda
la música del mundo:
la siesta borda
el camino a las amapolas
y a las libélulas.
Ema salta del silencio
al mundo que flota
detrás de las palabras.
– Me gusta como lo dice, a mí me gusta la siesta y el silencio. En el campo donde vivo la siesta es un momento de ruido y silencio. Una pausa, la casa se tranquiliza – comparte Belkys.
-Como en el poema- agrega Hilda- el ruido de las chicharras y los pájaros y el silencio de las voces.
-Qué difícil es tener momentos de silencio para una. A veces no hay lugar en la casa para estar, leer, crear– comparte Belkys.
Las demás se suman a este hilo de la conversación y recordamos lo que ya pedía Virginia Woolf, ¡un cuarto propio! El diálogo deriva hacia las demandas que como mujeres, madres y abuelas tenemos sumado a todo lo que nos resta tiempo para leer…de ahí la necesidad de reafirmar nuestra defensa de este espacio nuestro para leer, conversar y…hacer silencio.
Releemos el poema … una vez más y las voces se entretejen:
-Cuánta necesidad de silencio en este mundo de palabras…de ese silencio para saltar al mundo y en el mundo encontrar…todas las palabras- dice Hilda.
– “El silencio guarda el silencio”. Me gusta cuando escribe eso…esa referencia a quedarse callada en tu interior para sentir las sensaciones – agrega Gladys.
– Pero a veces no es así…hay ruido exterior pero el silencio interno se mantiene … como el de Ema que salta y salta, pero escucha el silencio, los sonidos del silencio- interviene Bea.
– En el silencio una aprende a escuchar el sonido, porque como dice el poema: “hay un silencio que guarda la música del mundo”- acota Hilda.
-Me gusta la relación entre la noche y la siesta. Lo que estas imágenes evocan: momentos en los que todo es silencio habitado…cuando se escucha un pájaro o las chicharras según las diferentes estaciones- comparte Belkys.
-Sí…en el poema habla de los grillos y las libélulas para referirse a la noche y a la siesta. Y además, todo eso aparece en las ilustraciones: la simpleza, el color, el movimiento de las líneas que parece llevarte como una música que flota y que sale del silencio- suma Bea.
Seguimos conversando y, luego, decidimos que cada una elegirá y leerá en voz alta un poema. Belkys elige “Ema y el árbol” e inicia:
En el roble
pequeños cuencos alojaban
frutos dorados.
en otoño cayeron…
El poema es extenso. Nuevamente se lo lee y relee más de una vez, para saborearlo.
– Me gusta cómo juega con las palabras… como Ema que juega. De cada estrofa, un pequeño relato que uno imagina. La simpleza de lo verdadero- señala Belkys.
– Tazas como nidos… tazas vacías en las ramas. Tazas con historias para sus hijos pájaros- acota Bea.
– Y en otoño sueños de barcos para viajar. Decir acantilado de nube… el juego del arriba y el abajo… la tierra y el mar… es muy hermoso- comparte Gladys.
– Cuando dice “la quietud de las flores abriéndose mientras se abren”. Las imágenes, las metáforas…las hojas como peces y los pájaros. Sí, sí…el mar y la tierra, el día y la noche, quedarse y viajar- enumera y agrega Bea.
– Una mirada simple y poética, profunda… como la de los nenes de nivel inicial con los que trabajaba – concluye Hilda.
Este encuentro de nuestro Club de lecturas se realizó en la casa de Belkys, en el campo. Afuera la primavera resplandece, se escuchan los pájaros, los sonidos del viento entre los árboles… el murmullo del silencio. Seguimos leyendo.
Gladys lee “Mamboretá”. Apenas inicia su lectura varias tararean la Canción del Mamboretá de Canticuénticos y después de leer todo el poema vemos que juega con diferentes fragmentos de canciones y rondas. Nos tomamos un tiempo para compartir nuestras textotecas (como las nombra Laura Devetach). “De Palo palito, é” pasamos a Pelo pelito, Antón Pirulero, La farolera y muchas canciones más.
Hilda lee “Mariposa”
¿O es lo que es,
en realidad:
un libro secreto
de dos páginas?
-Una mariposa no es lo que parece- dice Hilda y a partir de esta frase las invito al juego:
-Es un barrilete que vuela- susurra Belkys.
-Es la alegría en colores- canta Bea.
-Es los colores robados a la flor- exclama Hilda.
-Es una espuma multicolor que se eleva- nos dice Gladys.
Y como Ema perpleja que “teje una tela/de nada/ en el silencio/ de la siesta” hilamos silencios y palabras para que las lecturas sucedan.
Club de lecturas “Abuelas Cuentacuentos”- San Justo – Santa Fe