Recomendados de la red

Mujer pájara, de Ethel Batista

En nuestras reuniones de Clubes de la Red del mes de mayo, leímos el libro álbum Mujer pájara. Durante cada uno de los tres encuentros fuimos un club de lecturas en sí, el de la Red: leímos, conversamos, nos preguntamos, confirmando -una vez más- que leer literatura con otros, amplía horizontes, multiplica sentidos. De esa pluralidad de lecturas y a partir del registro de cada una de las reuniones, mezclamos, barajamos y repartimos esta producción grupal que ponemos en juego.

En alguna ronda la imagen de la TAPA trajo reminiscencias de Bernarda Alba, de Mary Shelley y de Emily Dickinson. También, “resonancias” en torno al parto (si ponemos la tapa cabeza abajo se ve a esa niña pujando en el cuello uterino). Y, por supuesto, varios vieron el ojo de una cerradura y también, un juego de mamushkas.

La GUARDA DE INICIO trajo lecturas interesantes porque, mientras en alguna reunión esto no fue considerado, en las otras ese niño con su caballito y su armadura habilitó lecturas que fueron llevando en parelelo el proceso de liberación de la Mujer Pájara y, también, el de ese personaje. Pues se leyó de entrada el modo en que se asignan tempranamente roles de género.

Nos demoramos luego, en el asunto del poder encarnado en el rey de la PORTADILLA y de esa mujercita a su sombra, que no le llega ni a los talones. La palabra “Resonancias” convocó dudas y desplegó sentidos no sólo por sus significados si no, también, por su tipografía que rompe con la rigidez, a los que sumamos información: es el nombre de la colección.

Y luego entramos en la historia (¿o habíamos entrado antes?)…

En cuanto al texto NACE, como en la ilustración no es una bebé sino una niña nos preguntamos si nace como mujer-pájara. ¿Está tomando conciencia de la mirada de los demás? ¿ La conciencia de ser de su propiedad?

Ante ese grupo de adultos frente a la niña, se dispararon preguntas en torno a las miradas ¿Qué se espera de esa niña? ¿Qué vas a hacer cuando seas grande? ¿Se esperaba a una niña o se estaba esperando un niño? ¿Y si el caballito de juguete fuese el regalo para el hombre que nacía? Como nació la mujer, ahí quedó el caballito…

Pero también los rostros tan similares de los adultos que la observan, en una de las reuniones llevó a hipotetizar que se trata de una línea de tiempo en la que es la misma persona (tanto el varón como la mujer) que está creciendo. Como si fuese la evolución desde joven a viejo, leída en la secuencia hombre -niño con el caballito de juguete, hombre-joven con la espada, hombre-anciano con el bastón.

Con la doble página en CRECE se asoció esa hilera de mujeres trenzándose el cabello mutuamente a las costumbres que nos van pasando, de generación en generación, que nos van trenzando a las mujeres, y, de cierta manera, atando. Se recordó aquí el cuento “La familia de la soga” de Graciela Montes.

Ante la página VIVE fueron fuertes e inevitables las lecturas en torno a la contradicción entre el texto escrito y la imagen, característica de los libros álbum. En las distintas reuniones aparecieron referencia intertextuales: “La maja vestida” (pero sin su sensualidad), Blancanieves, La bella durmiente.
Y siempre las lecturas diversas.
Se leyó la cama como un féretro, como el límite para no poder seguir creciendo (los pies llegan al borde de la cama) pero también hubo quien aventuró que podría ser que estuviera en una especie de levitación como las místicas.

SE ALIMENTA DE MIEDO aparece al dar vuelta la página y se reiteró la pregunta inquietante: ¿quién se alimenta de miedo? ¿La gata o ella? Y aquí, mientras se coincidía en el registro de opresión a la mujer por parte de esa mano -como si fuera parte del castillo o del “sistema”-, hubo quien vinculó la imagen con King Kong protegiendo a la heroína. “Esa mano oprime, aprieta pero no ahorca”.

En cuanto a que LA JAULA ES SU LUGAR PERFECTO “no le creo nada ese lugar perfecto”, vuelve a preguntarnos por otra particularidad de los libros álbum, la ironía.

De las coincidentes lecturas en torno a la DOBLE PÁGINA SILENTE en la que el personaje desproporcionadamente pequeño monta su caballo grande, queda flotando en un grupo la pregunta: ¿Se estará deconstruyendo?

Cuando leímos “UN DÍA LA GATA SALTA Y DERRIBA LA JAULA” una compañera evocó la leyenda del Rey Arturo y a Lady of Shalott. Aquí el  link al óleo de John William Waterhouse y a la bellísima versión de la balada del poeta inglés Alfred Tennyson cantada por Lorena McKinnett que está disponible aquí.

Al llegar a la página donde el texto dice LA MUJER PÁJARA DANZA EN EL VACÍO, al ver en la ilustración todo un diálogo entre la liviandad y la pesadez, recordamos a Ítalo Calvino y sus Seis propuestas para un nuevo milenio. Y alguien vio el escote del vestido como una boca que se abre, un paralelo en la forma del vestido con la de la paloma que toma vuelo.

Tejimos similitudes entre esa mano de la página en la que se lee QUIEREN ATRAPARLA, NO QUIERE VOLVER ATRÁS y la mano que “oprime pero no ahorca”. Pero también se leyó la continua transformación en las materialidades entre la que la estrujaba y ésta que quiere atraparla.

Cuando llegamos a LA MUJER PÁJARA, RENACE CON UNA FUERZA NO SABIDA, (EL TIEMPO PERDIDO, PERDIDO YA ESTÁ) nos detuvimos en los paréntesis que son muy fecundos en este texto:

* El primer paréntesis: la jaula es su lugar perfecto.
* El segundo: no quiere volver atrás.
* Y el tercero: el tiempo perdido, perdido ya está.

O sea que también ahí hay una línea narrativa.
¿A qué interlocutor está dirigido esos paréntesis? ¿Puede ser un monólogo interior?
Los paréntesis parecían sostener el tiempo de la opresión. El oscurantismo.
Se leyó allí la liberación de lo humano porque algo que no está en la imagen es la presencia de las personas ni lo simbólico en relación a lo humano; es como si también fuese la liberación de lo humano.
Renace en un contexto de destrucción absoluta. Renace pero se transforma y hay un tiempo perdido importantísimo.

En la doble página donde MIRA POR ÚLTIMA VEZ LA JAULA aparece esa ciudad contemporánea y reflexionamos que no se trata de lo medieval, sino de la coexistencia de lo antiguo, lo atávico, con lo moderno. Coexiste la libertad con la opresión… y sale a un mundo moderno que también puede atraparla en otras jaulas. Podemos leerlo no solo en clave de una historia personal, sino de una historia colectiva.

Al leer EN UN ALETAZO MORTAL, VUELA Nos preguntamos “¿Por qué dice mortal?” Y entre quienes leyeron que alude a que murió lo humano y apareció lo etéreo… resucitó, renació… entramos en controversias ya que el planteo es que está más allá de la vida. Y también compartimos la alusión al suicidio (que en una de las reuniones sorprendió a algún participante, mientras en otra se hizo referencia a la lectura llana que hicieron niñxs al respecto).

Ante la GUARDA FINAL también aparecen lecturas disímiles mientras unxs leyeron que quizás la liberación de ella implica también la de él (se libera la pájara y se libera el caballito) hubo quien advirtió “no nos entusiasmemos mucho porque el casco sigue intacto, y parte de la armadura también”.

La lectura de la CONTRATAPA nos hizo preguntar si la gata era testigo, narradora o si como símbolo de su transformación nos mira diciéndonos “en vez de comerme al pájaro ayudé a su liberación”… La gata, con sus siete vidas, ¿estará hablándonos de tantas vidas que dejamos atrás o de tantas veces que en la vida cambiamos el rumbo?

22 Clubes de lecturas, a través de sus representantes, formaron este coro de voces lectoras de la Red, distribuidas en 3 reuniones:
Martes 20/5: La Kique, A la Vera de la Kique, La Fonseca y La hora del cuento (de Neuquén), Cuenterío y Los ángeles de Angélica (de Córdoba), La literatura nos UNNE (de Chaco), La chispa literaria, Cururú y Contar con señales (de Pcia. de Buenos Aires).

Miércoles 23/5: El faro (de Mendoza), Villa Regina (de Río Negro), El zapallo de Macedonio, Los viernes canela y Ramos Mejía (de Pcia. de Buenos Aires), Entre letras y tintas y Colegiales lectores (de CABA)

Miércoles 28/5: Miremos juntos, Palabreriando y Abuelas cuentacuentos (de Santa Fe), Los martes orquídeas (de Pcia. de Buenos Aires) y Leer no puede ser lujo (de CABA).

María Inés Bogomolny y Patricia Domínguez
Coordinación de la Red

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Tal como lo describe su autora Ethel Batista, Mujer pájara nace, crece y vive. Vive en diversos contextos, vive en cada una de las que nos reunimos a leer. Crece en cada una de manera distinta, se desarrolla piensa y se manifiesta con modos particulares y de manera especial; despertando la curiosidad, despertando del estado de confort y saliendo a vivir otras historias, historias que nos liberan de días oscuros y noches largas.

Karina, desde su lectura de las imágenes de David Álvarez que nos acercan a un mundo de mucha imaginación, sostuvo que  Mujer Pájara

…es eso que no tiene palabras y no se define, pero también expone la opresión y la liberación de las mujeres. Naturalmente por la experiencia en el contexto de encierro me interpela mucho, me sentí muy identificada, fue como ponerle palabras a cosas que una no sabe o no puede decir. Es una reflexión sobre la condición de la mujer y su lucha por la libertad y la igualdad. A través de la historia de la mujer pájara, se muestra cómo las mujeres pueden superar los obstáculos y alcanzar su liberación. Me sumergí en cada imagen perdiéndome y reencontrándome…

Mujer pájara sin dudas nos encuentra a todas desde diferentes posiciones, pero a todas nos atraviesa y nos une en la mirada, en la charla, en el sentir o sentires. Este libro nos abrió la posibilidad de repensarnos, de leernos y conversar sobre otras cuestiones que hacen incluso a lo personal; y digo personal porque cada una de las internas que asisten al club lleva consigo su historia vivida afuera y adentro y ambas conviven con lo que eso implica: tristezas, alegrías, el perdón por los errores, la nostalgia de lo que pude ser y no fue, el dolor de sentirse, muchas veces, abandonadas por sus seres queridos. Pero a la vez, encontrar una especie de reconciliación con una misma para volver a empezar y ser libres como un pájaro aún en la adversidad.
Sandra (*) – otra de las pibas que forma parte del club- lleva ya mucho tiempo en la Unidad, estudia y trabaja en el taller de costura que forma parte de las actividades que se desarrolla en el Servicio Penitenciario, se animó a expresar lo que sintió cuando tuvo Mujer pájara en la mano y dijo:

sentí una sensación muy extraña porque todas, de alguna manera, estamos encerradas en nuestras emociones, nuestros sentimientos, nuestras noches oscuras y largas, solas con nuestras penas y muchas preguntas empezando con “¿por qué?”, sin pasar por el “¿para qué?”. En fin, este libro me hizo mirarme hacia adentro y revisar mi sentir más personal y poder decir que puedo estar aquí, en este contexto, pero soy libre de pensar y de sentir, de perdonarme y perdonar, de sanar y de mirar hacia delante.

Mujer pájara nos hizo reflexionar sobre el lado B de nuestras vidas, eso que no se cuenta, que no hace falta ser dicho porque respetamos la intimidad de esas emociones que solo quedan en cada una de nosotras. Sin dudas Mujer Pájara ha sido una mirada hacia adentro de lo que nos pasa, lo que vivenciamos y sentimos en contextos diferentes y en particular en el de encierro.
Por aquí aún sigue girando Mujer pájara en los pabellones, esperemos que en el próximo encuentro podamos seguir conversando acerca de lo que le pasa a cada una en particular y, si es posible, seguir compartiendo algunas reflexiones.

(*)nombre que usamos en resguardo de su identidad

Amelia Fernández- Club «Bandadas de lecturas»
Resistencia- Pcia. de Chaco

Patricia Domínguez
deinfanciasyliteratura@gmail.com