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Mara. Apuntes sobre la vida de una elefanta, de Paula Bombara y Raquel Cané

En nuestro encuentro del mes de junio compartimos con las chicas y los chicos la lectura del libro Mara, apuntes sobre la vida de una elefanta de Paula Bombara y Raquel Cané.
La escuelita “Alfonsina Storni”, del Paraje Piedras Grandes en Pampa de Olaen, está ubicada en el medio del monte y tiene 14 alumnos entre los niveles inicial y primario que comparten su jornada con una directora/maestra y una auxiliar.
Llegamos una mañana de mucho frío, y abrigados por la salamandra armamos nuestra ronda. Era la primera vez que íbamos a compartir una historia “real”, el derrotero vital de Mara, una elefanta que nació en Asia; pasó por una feria de animales exóticos en Alemania; fue comprada por una familia argentina que la adiestró para trabajar en su circo; luego fue vendida nuevamente a otro circo más famoso (el Rodas) que años después, cuando se fundió, la abandonó. Pasó décadas en el zoológico de Buenos Aires y finalmente hoy, a sus 60 años, vive en libertad en un santuario de elefantes en el Mato Grosso, Brasil.
Lo primero que nos llamó la atención fue la dedicatoria del libro: “A Mara, por recordarnos que la fuerza está en el abrazo de la manada”.
Nos preguntamos qué es una manada y qué querrán decirnos con eso de que la fuerza está en su abrazo. Y hubo distintas voces: “La manada es la familia”, “La manada es la unión de los amigos”, “Es la mamá”, “La fuerza te la da estar todos juntos y ayudarse”.
Los chicos y las chicas se conmovieron mucho con el desarraigo de Mara, cuando la arrancan de la compañía de su madre antes de tiempo y la trasladan a Europa para venderla. “Seguro que extrañaba a su mamá”, “no entendía nada, lloraba, quería decir ‘sáquenme de aquí’. ”
En un momento de la historia, la autora Paula Bombara cuestiona la presencia de animales exóticos en circos y zoológicos y se pregunta: ¿Tenemos derecho a entrometernos en la vida de un animal? ¿A que crezca en cautiverio separado de su manada? ¿Tenemos derecho a forzarlo a adaptarse a los humanos? La respuesta de los 14 justicieros es unánime: ¡NOOOOO!
Por eso celebramos que hoy Mara disfruta de la segunda mitad de su vida en un santuario de elefantes, donde los humanos cuidan de su salud pero desde lejos; donde puede caminar los 20 km diarios que necesita; donde convive con otros elefantes y hasta se hizo dos amigas.


Les contamos que en internet se pueden ver videos del momento en que Mara llega al santuario. Que tardó 30 minutos en animarse a salir de su “caja”, porque desconfiaba. “Y claro, cómo no va a desconfiar después de todo lo que le pasó”, “seguro que pensaba: ¿y ahora adonde me trajeron?”. Pero por suerte finalmente se animó, y lo primero que hizo fue tomar puñados y puñados de tierra rojiza con su trompa y darse unos buenos baños de tierra, como les gusta hacer a los elefantes.
Terminamos imaginando que Mara y sus dos amigas se bañan en el río, y después se sientan a conversar en la orilla. Como hacemos nosotros, cuando llega el verano.

Marcela Ganapol
Club de lecturas “Cuenterío”
Villa Giardino – Córdoba

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Haciendo click aquí pueden encontrar la experiencia de lecturas de Mara en el Club «El zapallo de Macedonio» en Villa Ventana

Patricia Domínguez
deinfanciasyliteratura@gmail.com