Lecturas multiplicadoras

Socorro Orgeira,del Club de Lecturas de Villa Regina, nos convida una nota de Emilio Lara, publicada en el Blog Zenda. La compartimos y ¡nos damos nuestros propios hurras!

 

Mujeres tenían que ser. En los EEUU de finales del siglo XIX, cuando las sufragistas se movilizaban para reivindicar el voto femenino, surge el primer club de lectura tal y como hoy lo entendemos. No es de extrañar. Aquellas mujeres de clase media exigían votar, daban mítines, organizaban manifestaciones, escribían artículos en los periódicos, pronunciaban conferencias en las instituciones que les franqueaban el paso y, en suma, hacían ruido para despertar conciencias aletargadas o dopadas con prejuicios. Querían subirse al ferrocarril de la modernidad. Es lógico que, ávidas de reivindicarse a sí mismas, anticipasen el futuro e inventasen algo que no se les había ocurrido a los varones: leer conjuntamente un mismo libro y reunirse para hablar de él. La idea no era simple, sino sencilla. Y democrática.

Algo de lo que conversamos en una de las reuniones del mes pasado y quedó como propuesta para el foro de conversación, vuelve en este texto extenso, pero imprescindible, de Marina Colasanti. Con su prosa poética nos ofrece una reflexión que cada quien puede hacer propia cambiando títulos y autores según el camino lector personal.

Como si esculpiera un caballo o evaluara mi deuda con la lectura

Recientemente, buscando material para organizar un cur­so, me encontré con biografías y testimonios de escrito­res, de personas vinculadas con la lectura, o simplemente de grandes lectores. Y lo que más me fascinó fue ver repeti­da en diversas versiones la experiencia del primer libro, del libro fundador que nunca más se olvida, aquel que abrió las puertas para todos los que vinieron después. Es un encuen­tro posible solamente gracias a una serie de conjunciones internas y externas, casi mágico. Es una revelación.

Yo nunca fui tocada por el milagro. No tuve una pri­mera voz impresa que me dijera: soy tu abracadabra. Lo que tenía era un coro de voces, profusión de libros a mi alrededor y a mi alcance, atrayéndome en varias direcciones. Quiero decir que no tengo, en mi vida, la ex­periencia de la no lectura. Nunca tuve un comienzo for­mal, un primer libro. Deslizarme de las historias que me leían hacia mi propia lectura fue algo tan suavemente pro­gresivo y natural que no me di cuenta. La impresión que tengo es la de siempre haber estado leyendo. Y de siem­pre hacerlo con deslumbramiento.

En la madrugada del 11 de mayo falleció Aidan Chambers. Para muchos mediadores ha sido un maestro, alguien con quien -a través de sus escritos- entablamos diálogos nutritivos que enriquecieron las experiencias de lecturas y conversaciones entre lectores. Cuando la noticia empezó a circular en Argentina...

A modo de señas de identidad. Aclaro que vengo de los arrabales de las letras, que de ellas elegí las canciones, la literatura infantil, el espectáculo, incluidos los libretos de TV, todas formas de contacto directo con el público, una audiencia si no masiva, tampoco...

“explicar con palabras de este mundo que partió de mí un barco, llevándome” Alejandra Pizarnik En estos días partió de nosotros Marina Colasanti. Probablemente algunos la conocimos como poeta y narradora, pero también fue artista visual y periodista. En la Red compartimos el año pasado el III Seminario IBBY...

La editorial Novedades educativas ha publicado Cartas educativas. Una correspondencia pedagógica con los colectivos docentes de Carlos Skliar. Sus decires en torno a la conversación dialogan con lo que nos planteamos en la Red cuando pensamos en nuestro nombre “Leer y conversar”. Compartimos algunos fragmentos...

Conversar Conversar es poner sobre un mismo mantel puntos de vista, sensaciones, sentimientos y bordar con ellos algún sentido compartido o, si no llegamos a un sentido compartido, poner sobre el mantel el denodado esfuerzo de explicar con argumentos lo que pensamos. Dicho por María Emilia López...