Lecturas multiplicadoras

Conversar Conversar es poner sobre un mismo mantel puntos de vista, sensaciones, sentimientos y bordar con ellos algún sentido compartido o, si no llegamos a un sentido compartido, poner sobre el mantel el denodado esfuerzo de explicar con argumentos lo que pensamos. Dicho por María Emilia López...

   

Las integrantes del Club de lecturas Abuelas Cuentacuentos leyeron Ema y el silencio de Laura Escudero Tobler (puede leerse su relato de la experiencia aquí) y, como un texto lleva otro, y la poética de la autora cordobesa atraviesa también su escritura ensayística, les compartimos dos conferencias de 2017:  una en el FILBITA y otra en el 1º Congreso de LIJ en San Jorge, Pcia. de Santa Fe.

 

Un jardín primitivo (1)

Hasta los cinco años viví en un jardín primitivo. Todo en la casa tenía espíritu salvaje: los sillones, el tocadiscos, la biblioteca. Una biblioteca de la que mi mamá sacaba palabras que también se ponían salvajes y hacían lo que querían conmigo y con lo que nombraban. Las cosas tenían una intensa relación con la luz: desaparecían en la sombra para descansar de sí mismas, volvían al día siguiente multiplicadas en presencia. A veces, si el sol entraba oblicuo, quedaban envueltas en un chisporroteo de felicidad extrema.

La antropóloga  Lucina Jiménez López es la fundadora de ConArte, una organización mejicana que impulsa la educación en artes y para la paz en escuelas públicas y comunidades de alta marginalidad en vínculo con el desarrollo urbano, la seguridad ciudadana y la igualdad de género. Su obra Gestión cultural y lectura en tiempos de diversidad nos propone algunos ejes de reflexión que, estamos convencidas, seguirá multiplicando nuestros senti-pensares en torno a las prácticas que sostenemos. Dice en la introducción:   "Acaso la lectura constituye uno de los ámbitos donde la gestión cultural se enfrenta a los desafíos más grandes, dada la expansión del concepto mismo de lectura. En este siglo XXI, esta práctica no se reduce solamente a la capacidad de acceder a la palabra y a la cultura escritas, sino también a la alfabetización estética a través de los lenguajes del sonido, la imagen, el movimiento. Se lee y se escribe en el espacio. [...]

Las 12 habló con la escritora María Teresa Andruetto, que integra el jurado del Premio Storni, sobre el presente de la poesía. Andruetto es autora entre otras obras de La mujer en cuestión, Lengua Madre, Pavese/Kodak, Beatriz, Sueño americano y Cleofé.

Imagen Hugo Suárez ¿Qué creés que tiene de nuevo para decir la poesía?

-Estamos llenos de palabras pero a menudo es palabrerío, una abundancia de palabras para no decir nada, frente a eso la poesía cuando es de verdad, cuando nos permite demorarnos en su decir, ofrece una palabra sustanciosa, plena de sentido, y eso es lo que buscamos y ése es el lugar de resistencia frente al palabrerío que abunda en nuestro diario vivir. Por supuesto abunda a través de medios de comunicación, de redes sociales pero muchas veces también en el uso cotidiano, mucha palabra para no decir nada, mucha palabra para tapar la ausencia de sentido de nuestro decir.

¿Qué diferencias encontrás entre el lugar de la escritora y de quien teje redes?

-Yo encuentro una diferencia importante entre escribir y ocupar el lugar de un escritor en el espacio público, en mi caso transito por la poesía como por otros géneros pero hay muchas maneras de situarse uno como escritor y a mí me interesa una manera en la que también me siento de algún modo un agente cultural, alguien que acciona no solamente para sí, para la difusión de su propia obra sino también tejiendo redes con escritores y poetas de otros lugares, compartiendo su poesía. Lo he hecho desde las aulas o desde los talleres, ahora lo hago desde mis redes, mis espacios públicos. Me parece que la literatura de un país se hace en la multiplicidad de voces y que esa riqueza de voces que en nuestra literatura es muy fuerte, es lo que teje resistencia, redes de resistencia, y lo que contribuye a la construcción de identidad de un país, una lengua, una sociedad.

Lecturar reúne algo del verbo leer y algo del verbo amar. Algo así como trasvasar amorosamente a los otros el equipaje y las habilidades iniciales para construir, cada vez con mayor autonomía, la experiencia plena y emancipatoria de la lectura...