Los libros de los que estamos hechos
Algo de lo que conversamos en una de las reuniones del mes pasado y quedó como propuesta para el foro de conversación, vuelve en este texto extenso, pero imprescindible, de Marina Colasanti. Con su prosa poética nos ofrece una reflexión que cada quien puede hacer propia cambiando títulos y autores según el camino lector personal.
Como si esculpiera un caballo o evaluara mi deuda con la lectura
Recientemente, buscando material para organizar un curso, me encontré con biografías y testimonios de escritores, de personas vinculadas con la lectura, o simplemente de grandes lectores. Y lo que más me fascinó fue ver repetida en diversas versiones la experiencia del primer libro, del libro fundador que nunca más se olvida, aquel que abrió las puertas para todos los que vinieron después. Es un encuentro posible solamente gracias a una serie de conjunciones internas y externas, casi mágico. Es una revelación.
Yo nunca fui tocada por el milagro. No tuve una primera voz impresa que me dijera: soy tu abracadabra. Lo que tenía era un coro de voces, profusión de libros a mi alrededor y a mi alcance, atrayéndome en varias direcciones. Quiero decir que no tengo, en mi vida, la experiencia de la no lectura. Nunca tuve un comienzo formal, un primer libro. Deslizarme de las historias que me leían hacia mi propia lectura fue algo tan suavemente progresivo y natural que no me di cuenta. La impresión que tengo es la de siempre haber estado leyendo. Y de siempre hacerlo con deslumbramiento.