Fuente: La Prensa
Autor: Juan Carlos Antón
Adolescentes, participación y ciudadanía digital
Por Roxana Morduchowicz
Fondo de Cultura Económica. 116 páginas
Pasan el día conectados a Internet, todos tienen al menos un perfil en una red social, pero ¿participan?, ¿opinan?, ¿se atreven? Estas preguntas forman parte del libro Adolescentes, participación y ciudadanía digital, escrito por Roxana Morduchowicz, doctora en Comunicación por la Université Paris 8 y asesora principal de la Unesco en Ciudadanía Digital. Morduchowicz es especialista en cultura juvenil y en la relación de los menores con Internet. Asesoró ministerios, fue ella misma funcionaria en la Ciudad y escribió varios libros sobre la cuestión adolescente.
La base del trabajo es un estudio de campo realizado en junio de 2020, plena pandemia, con entrevistas a 2.000 jóvenes de entre 14 y 18 años.
De entrada, la autora pone en claro que «participar» en el sentido de ostentar una «cultura participativa» no es jugar en red, compartir una foto o armar una playlist con alguien, todas ellas actividades muy comunes en la adolescencia. Se trata, más bien, de mostrar un compromiso con la sociedad y una identificación con lo púbico. Es decir, los chicos usan Internet muchísimo, pero esto no necesariamente implica comprometerse con causas que cambien las cosas.
Aparecen, entonces, nombres como los del youtuber Santiago Maratea, a esta altura un «recaudador serial» para causas benéficas, o la activista sobre ecología Greta Thumberg. Ellos sí, nos dice Morduchowicz utilizan el mundo de Internet en función de mejorar la sociedad e involucrarse e involucrar a otros en temas comunitarios.
Entre las resultados del estudio, se pone de manifiesto que los adolescentes no suelen compartir sus ideas en Internet, ni sentar una posición o argumentar en redes ya que la mitad vivió alguna agresión o fue insultada. Queda mucho que trabajar sobre este punto, explica la autora.
«La ciudadanía digital es una de las mejores herramientas para desarmar la desinformación», agrega y señala que los jóvenes se informan la mayoría de las veces por lo que publicó un amigo. La confianza en una persona que sienten como cercana les resulta suficiente como para viralizar una noticia, más allá de que sea verdadera o no. El texto, finalmente, plantea la necesaria educación en ciudadanía general y la incentivación para que los menores ejerzan el derecho de participar.