No se sabe a ciencia cierta cuál fue el primer libro de Abecedario, pero el asunto tiene su historia. Los libros que despliegan el alfabeto fueron una invención de siglos pasados para escolarizar a niñas y niños (sobre todo, a varones, ya sabemos) e iniciarlos en la lectura y la religión, en épocas en que ambas acciones eran la misma.
Luego vinieron otros abecedarios: esquemáticos para la escuela, por ejemplo, en donde la A era invariablemente Árbol (y entonces el árbol de tronco marrón y copa verde, clásico dibujo estereotipado infantil) y la B era Barco (el consabido velero geométrico) y la C era la Casa (techo dos aguas rojo y puertita con caminito hacia los prados).
El tiempo pasó y los libros de abecedario persisten. Actualmente hay una oferta diversa, rica, frondosa, y que da para leer más y más en base a una fórmula, por cierto, cerrada. Veinticuatro letras que dan la oportunidad de abrir mundos y seguir explorando.
Esa es, justamente, la propuesta de Claudia Cadenazzo, psicopedagoga y Mediadora Cultural por UNSAM que trabaja en permanente contacto con niñes, bebés y educadores de todos los niveles. Cadenazzo propone periódicamente un taller de libros de Abecedario en el que invita a investigar el género. “Frente a los libros de Abecedario no doy respuestas cerradas, sino que me interesa plantear preguntas, problematizar el objeto y el tema a explorar ¿Desde dónde nos atraviesa este libro? Porque cada persona tiene una historia con estos libros: desde lo que aprendió en la escuela, hasta lo que vio en librerías o biblioteca. Entonces pregunto: ¿Se puede jugar con los abecedarios? ¿Se juegan? ¿Podemos cantar el abecedario? ¿Recuerdan libros de chicos con abecedarios? ¿Cómo eran? Y más preguntas, porque en cada uno de estos libros hay un planteo muy diferente del objeto abecedario”, señala la especialista.
Manos a la obra, entonces. Vamos a mirar y proponer mirar varios Abecedarios. Una lista –para nada exhaustiva sino, al contrario, básica e iniciática, de libros que invariablemente comienzan con un ABC.
De otro tiempo
¿Cuentan lo mismo? ¿Presentan las letras de la misma forma? ¿Hay algo más que las letras para leer?
Si bien no se sabe a ciencia cierta cuál fue el primer libro abecedario, se sabe que la imprenta (siglo XV) puso a circular libros, alfabetos, tipografías. Y entonces, en algún momento, aparecieron estos libros del ABC.
En 1790 Karl Philipp Moritz, (1753- 1796) publicó El nuevo abecedario, que en 2005 retomó el ilustrador y diseñador Wolf Erlbruch (1948) y reinterpretó en una versión que maravilla. El nuevo libro del Abecedario (Barbara Fiore) es una pieza artística, un viaje poético por las letras.
Accionar cuerpo y más
¿Es un libro didáctico? ¿Enseña? ¿Puede entrar en la escuela? ¿Cómo funciona en el aula?
En Abecedario (Pequeño Editor) la propuesta es de pura acción. Con ilustraciones de Bianki y la escritura de Ruth Kaufman y Raquel Franco, este Abecedario invita a “dar de corazón, escribir mi nombre, hablar sin parar, iluminar la noche”. Verbos sin conjugar, pero muy jugados, jugosos también.
“Que sea una acción es muy importante, ya que contiene otra perspectiva sobre el uso del lenguaje, sobre lo que se llama ‘la predicación, las acciones expresan actos en el mundo, y no objetos o entidades´”, dice Raquel Franco, coautora del libro, que también trabajó en la edición de otro abecedario que vino después y que se titula Juegos con secretos, que se orienta a la enseñanza de la lectoescritura de manera explícita.
“En Juegos con secretos nos concentramos en el “secreto” del aprendizaje del código, es decir la relación fonema-grafema: el vínculo entre el sonido que oímos y el dibujo de ese sonido (la letra). Muchos chiques encontrarán esto solos o podrán comprenderlo a través de sus maestros con rapidez; otros necesitarán trabajar esa relación con más profundidad para conocer cómo funciona el código alfabético”, comenta la editora. Juegos con secretos. La llave de la escritura, de Ruth Kaufman y Cristina Moras, propone entonces otra manera de abordar el Abecedario.
Políticamente y con todas las letras
Preguntas: ¿Se puede dar una idea política y poética a la vez en base a un libro de fórmula cerrada como es un abecedario? El orden de las letras ¿podría decir algo del (des)orden del mundo? Innosanto Nagara lo hizo y lo comparte.
A de Activista (La marca editora) es un libro singular. Innosanto Nagara es un artista integral que nació en Jakarta, Indonesia. Es autor de libros infantiles, activista, diseñador gráfico y fundador de Design Action Collective, colectivo de diseñadores y desarrolladores al servicio de organizaciones sociales sin fines de lucro.
Su lema es “no diseñes en el vacío”, la convicción de que el trabajo del diseñador debe ser puesto al servicio del cambio social. Es autor del libro abecedario A de activista y de otros libros infantiles.
Tétrico y genial
¿Cómo leer ilustraciones de filigrana negra sobre fondo blanco, estética romántica, humor loco y diccionario a la vez? ¿Y qué hay de esos pequeños gestos de los personajes?
Un diccionario de accidentes y decesos de niñas y niños evitables, escrito e ilustrado por el más maldito de todos los malditos del mundo, para todas las edades.
Edward Gorey, en Los macabros (Ediciones del Zorro Rojo) propone, de la A a la Zeta, una serie de sucesos terribles, es decir, irónicos, divertidos.Un libro silencioso y respetuoso, para que la lectura ocurra. Sencillamente imperdible.
Por Isol
¿Cómo las y los lectores y las autoras y autores nos movemos en ese espacio que hay entre las letras, las palabras, el diseño gráfico, las ilustraciones, los signos, las ilustraciones? ¿Qué sentidos, sensaciones, asociaciones, ideas nuevas cosechamos y a la vez cultivamos en ese recorrido de los ojos, pero también de las emociones, del tacto, de la piel?
En Abecedario a mano (Fondo de Cultura Económica) las letras, más allá de lo que dicen, son pequeños dibujos que invitan, abren la puerta de la aventura lúdica. De este juego surgió este abecedario caprichoso en el que cada letra se une con una imagen. Dicen que las letras sólo estaban esperando entrar a este libro para ponerse a jugar. ¡A divertirse con ellas!
Fuente: Club Planetario
Por Gabriela Baby