Las llamadas artes de curar representan un objeto de estudio que en las últimas décadas ha sido abordado desde diversas perspectivas de análisis con el objetivo principal de complejizar las interpretaciones sobre la enfermedad, sus posibles curas y las percepciones que los seres humanos tienen ante el sufrimiento y el dolor.
Dentro de los planteos historiográficos que marcaron el camino sobre este tipo de estudios debemos admitir que existen corrientes que pueden ser denominadas clásicas, porque a lo largo de la historia abordaron estas cuestiones a partir de resaltar las figuras de personajes o instituciones que se enmarcan bajo principios puramente científicos entroncados con la medicina oficial, recuperando la labor de médicos importantes como así también la supuesta superioridad moral de los mismos. Por otro lado, surgieron planteos que abordaron estas cuestiones desde miradas puramente estatales teniendo en cuenta los ámbitos de acción de las políticas públicas en materia de salud y enfermedad por parte de los estados nacionales y provinciales.
Ahora bien, como una alternativa de análisis sobre estos aspectos se evidencia la presencia de una propuesta por fuera de los abordajes clásicos para el tratamiento del tema de la enfermedad, la medicina y las percepciones de los seres humanos sobre el padecimiento. En este camino encontramos el libro de Diego Armus (2022) Sanadores, parteras, curanderos y médicas: las artes de curar en la Argentina moderna que propone un camino alternativo, pero no menos complejo y heterogéneo, para adentrarnos en el mundo de las curaciones, los padecimientos y los sentimientos de las personas teniendo en cuenta las implicancias de cada contexto histórico.
Esta nueva publicación, propuesta como una compilación de catorce ensayos, es un eslabón más en la trayectoria que Diego Armus viene enriqueciendo hace varios años con diversas producciones que tienden en líneas generales a complejizar la mirada sobre las enfermedades, las curas, los sentimientos, padecimientos y percepciones que los y las pacientes presentan en su transcurrir. Se presenta como una reunión de trayectorias de distintos personajes y problemas que demuestran la heterogeneidad presente dentro de las artes de curar. Así es que encontramos experiencias de espiritistas, curanderos, hipnotizadores, sanadores populares, terapeutas orientales, homeópatas y brujas, entre otras experiencias.
Este abanico de experiencias nos invita a vislumbrar casos que se encuentran en diversos espacios de acción, evitando dirigir la mirada únicamente hacia los sectores de la medicina científica oficial para encontrarnos con una amplia gama de prácticas que se encuentran por fuera o en los límites de los márgenes científicos establecidos tanto por el Estado, como por las autoridades médicas de cada época. La mayor parte de estos casos presentados no encaja dentro de lo regulado según los supuestos científicos establecidos como correctos, pero se convierten en opciones alternativas buscadas por las personas en su necesidad de reducir o eliminar sus padecimientos, o
cuando las respuestas de los médicos no resuelven sus problemas de salud ni el Estado tiene la capacidad o la decisión de abordarlos.
Esta compilación de ensayos se presenta dentro de un arco temporal amplio que presenta trabajos que abordan cuestiones referentes al proceso de construcción y consolidación de la Argentina moderna partiendo desde mediados y fines del siglo XIX, recorriendo varios momentos del siglo XX hasta llegar al siglo XXI. Esta temporalidad se presenta ordenada de forma cronológica en el libro, lo que permite vislumbrar particularidades en cada contexto específico logrando establecer relaciones entre capítulos.
Además, se hace evidente una premisa de federalismo en la selección de ensayos, aunque de forma limitada. En este sentido la selección de investigaciones no se circunscribió únicamente a experiencias sucedidas en la ciudad de Buenos Aires o alrededores, sino que el libro cuenta con trabajos que intentan salir de las fronteras capitalinas. Nos referimos a “intentan” porque aun con análisis centrados en Santa Fe, Jujuy o Córdoba, no se expande a experiencias en otras partes del país, lo que podría haber enriquecido aún más esta gran labor compiladora del autor.
El libro ofrece una amplia gama de estudios de caso que permiten adentrarnos en diversas problemáticas relacionadas con las formas posibles que adoptó la curación de distintos padecimientos, dentro de las cuales destacaré solo algunas que nos permiten establecer ciertos ejes de análisis que cruzan varias de las experiencias que se desarrollan en el libro.
En primer lugar, la heterogeneidad de casos que presenta el libro permite adentrarnos en una multiplicidad de experiencias posibles en torno a los procesos de curación, sanación o mitigación de dolencias, otorgando la posibilidad de incluir sujetos sociales que fueron invisibilizados o silenciados por la historiografía clásica más pendiente de retratar trayectorias personales de médicos o médicas ilustres avalados por la medicina. A su vez estos sujetos sociales, en algunos casos, se desenvuelven en espacios que no se relacionan con las instituciones de salud como lo son hospitales o consultorios médicos por lo que nos permiten conocer, a través de su campo de acción, particularidades del contexto social imperante en cada época y en cada espacio.
Los diversos actores sociales que se nos presentan en cada uno de los ensayos se propondrán, de acuerdo a su propio contexto histórico, desarrollar estrategias comunicacionales que nos permiten vislumbrar la relevancia que los medios de comunicación irán teniendo de forma creciente a partir de mediados de siglo XIX. En este sentido podemos mencionar el ensayo titulado “Alberto Días de la Quintana, un hipnotizador, inventor y publicista en Buenos Aires a fines del siglo XIX” de Mauro Vallejo en el que es posible acercarse a las publicaciones en diarios y revistas de fines de siglo XIX del hipnotizador Alberto Diaz de la Quintana intentando hacer conocer sus
métodos y habilidades. A su vez el capítulo “Facundo Asuero, un trigeminador milagroso de la década de 1930” de María Dolores Rivero y Paula Sedrán recuperan al trigeminador Asuero en sus esfuerzos por lograr popularidad y promocionarse a través de los medios de la época. En un contexto histórico similar diarios como La Nación o la revista Caras y Caretas publicaron artículos denostando la llegada del curandero Vicente Díaz, español que provenía de un periplo desde el norte argentino a la capital, alegando el atraso educativo y cultural de los provincianos del norte que creen en los métodos que él pone en práctica, como se puede ver en el apartado “Curanderos
de Jujuy en la primera mitad del siglo XX” de Mirta Fleitas. Por otro lado, los medios escritos tuvieron su relevancia a mediados del siglo XX como plantea Armus para el caso de “José Pueyo, el Moderno Pasteur Argentino”, quien fue recuperado por diversos periódicos ante la marginación que sufrió por parte del establishment médico por su propuesta de una cura a la tuberculosis.
Los medios masivos de comunicación y su utilización también se pueden palpar para mediados de siglo XX a partir del ensayo de Juan Bubello, “Crítica, burla y ridiculización de los sanadores populares en el cine argentino de mediados del siglo XX: El hermano José y El curandero”, que presenta la utilización del cine como motivo de burla y estigmatización hacia los sanadores populares con películas como El hermano José o El curandero, ridiculizando sus métodos de cura o utilización de productos no convencionales. Este tipo de prácticas tienen por objetivo presentarlos a la sociedad como actores que no representan el saber científico identificando al médico diplomado.
Por otro lado, los temas tratados en el libro y la presunción que desarrolla Armus en la introducción nos permiten aseverar la importancia de salir de análisis dicotómicos que terminan redundando en estereotipos relacionados con la medicina u otras formas de curación. Salirnos de las imágenes cristalizadas que proponen, de un lado, al médico diplomado avalado por su saber científico y, por otro lado, a sanadores populares que según el establishment son charlatanes y embaucadores. La propuesta del autor se enmarca en avistar las “zonas grises” que suelen encontrarse fuera de los márgenes de la institucionalidad establecida o de los saberes populares conocidos. A
su vez, a partir de identificar la presencia de experiencias o actores que es el autor denomina como “híbridos”, es posible evidenciar un sinnúmero de recursos y acciones puestas en práctica para dar respuesta a un problema o padecimiento que conjugan varias artes de curar como lo tradicional o la biomedicina.
Por último, es para destacar la virtud metodológica de los autores que logran, a través de reconstrucciones minuciosas de trayectorias individuales de diversos actores sociales, problematizar sobre los múltiples caminos que han encontrado los padecientes en sus intentos por mitigar el dolor. Estos diversos caminos nos invitan a reflexionar sobre las tensiones presentes en la sociedad, el mercado, el Estado y el establishment médico para cada contexto histórico dentro de los cuales deambulan un cúmulo de propuestas que se encuentran por fuera de los márgenes científicos, o más bien representados por conceptos como el de hibridación o zonas grises, acuñados por al autor. Tanto estos conceptos como la diversidad de fuentes probablemente abran el camino hacia la formulación de nuevas preguntas que desprendan investigaciones, a partir de las cuales sea posible revisar temas ya abordados o introducirse en nuevas problemáticas.
Fuente: Estudios Sociales del Estado
Por Augusto López