El águila y la cruz

Orígenes religiosos de la conciencia criolla. México, siglos XVI-XVII

Autor:
  • Solange Alberro

$3.500

ISBN: 9789681656676

La monarquía y la figura misma del rey no fueron más que principios abstractos en la América colonial. Al faltar esta matriz simbólica fundamental para la creación de una conciencia identitaria protonacional, la religión católica desempeñó un papel federador y fue el eje de identidad del naciente criollismo. Una primera etapa abarca las prácticas sincréticas, obligadas o toleradas, por parte de las órdenes mendicantes, franciscanos sobre todo, que contribuyeron a reconciliar sensibilidades, percepciones y símbolos. La llegada de los jesuitas en 1572 aceleró y reforzó el proceso de recuperación y rehabilitación de los antiguos símbolos tenochcas y propuso nuevos conjuntos simbólicos a las élites de una sociedad mestiza cada vez más compleja. El culto a la Virgen María, en sus advocaciones complementarias de Remedios y Guadalupe, surgió a finales del siglo XVI como poderoso eje de identidad. La entronización del culto a la Inmaculada Concepción a principios del siglo XVII permitió asegurar a la Señora del Tepeyac su preeminencia simbólica definitiva sobre Remedios, consagrada por el manifiesto de Miguel Sánchez en 1648. La rivalidad constante entre regulares primero y luego entre regulares y seculares aceleró el proceso cuyos principales actores fueron los franciscanos, los jesuitas y finalmente los seculares. La conciencia de una identidad protocolonial de la élites novohispanas, antecedente del criollismo del siglo XVIII, tuvo un origen fundamentalmente religioso.

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