Recomendados de la red

Popol Vuh, de autor anónimo

Dicen los Lectores cumpas:

“Leer el Popol Vuh ha significado, en primer lugar, enterarnos de cómo ese texto sagrado de la civilización maya llega hasta nosotros de mano en mano. De la memoria de individuos sobrevivientes de la cultura maya que aprendieron el castellano, y de ahí, por intermediación de los  sacerdotes cristianos al texto encontrado para su traducción.
Es decir que ese tortuoso camino necesariamente tuvo que tener influencias e interpretaciones de quienes lo tradujeron. De ahí que se infiere que haya influencias bíblicas y cristianas.
El Popol Vuh , entonces, es un texto compuesto de mitos en el que se relata la cosmogonía del pueblo maya. El nacimiento del sol y los fundamentos del tiempo. La creación del hombre y muchos otros acontecimientos narrados a través de dioses. Integrantes del séquito de deidades, como los gemelos divinos y otros.
Para tener un entendimiento cabal se requiere una lectura explicada y aplicada. De cualquier modo, es una introducción a una de las pocas culturas que han dejado testimonio escrito de la América precolombina.”

Pablo Benedetti 

“Cuando hicimos el pedido de otoño, habíamos optado por que cada uno de nosotros eligiera un libro. De esta manera, seguimos la tradición de aceptar la elección del otro en la lectura compartida.
Yo había elegido el Popol Vuh. Había leído algunos de sus fragmentos en las paredes del Museo Antropológico de la Ciudad de México. Fui directo hacia él.
Cuando llegó el momento de su lectura empecé a ver que no me era fácil llegar a lo que se estaba transmitiendo ni entendía dónde estaba lo literario anunciado en su introducción y en la contratapa.
Conversamos con el grupo sobre maneras de entrar al libro. Una manera que encontramos fue escuchar un audiolibro a través de You Tube. Escuchar la lectura de otro (aunque las versiones difieren), la entonación que daba a las palabras, sus silencios, me permitió sentir lo poético y entrar a las historias. Cambió, así, mi manera de acercarme al libro.”

María Laura Galaburri

En Palabreriando  el  Popol Vuh  se convirtió en el desafío de los indicios…
Era el tercero de la lista de libros pedidos para el Otoño. El club inició su proceso leyendo a Peri Rossi y Villoro, bien referenciados, placer asegurado, pero del “Libro del Consejo” no teníamos precisamente dato alguno, qué ironía, un lector lo pidió (¿Él lo llamó?)  y quedó ¿Por qué no?
Nuestra forma de interactuar en los encuentros es hacer una lectura anticipada individual y compartimos los intercambios que generan los impactos de lo leído. “Nocturno Urbano” dio paso a “Examen extraordinario” y se aproximaba el tiempo de vincularnos a “la Voz del pueblo”. Fieles al criterio, la mayoría ya lo había leído, a esa altura, hasta  dos veces, pero apenas adelantábamos impresiones antes de debatirlo “formalmente”, no todas eran alentadoras. Complicado, suspiros y recelos. “¿Lo leemos?” “Empecemos y vemos, que no nos desaliente”.
En algo coincidimos por unanimidad, debíamos cambiar la modalidad, no alcanzaba con leer anticipadamente y comentar, teníamos que releerlo todos juntos en el encuentro, para interrumpir cuando ameritaba el sentido desencontrado y deliberar. El desafío era hallar la huella de lo literario entre todos ya que no éramos capaces de descubrirla solos (en un texto traducido a mediados del siglo pasado, casi lejano culturalmente). A todos aparentemente nos resultaba ausente el sentido literario originario.
Deseábamos que nos motive la historia. La vuelta al texto -ahora completamente comunitaria (¡¡¡¡Qué maravilla esa forma de leer!!!!!!)- debía ser “precisa”: desde la forma de oralizarlo hasta la profundidad de los comentarios que haríamos para ir registrando, dudas y certezas, las que aparezcan.
Como ya lo veníamos leyendo, fijamos unánimemente una entrada posible que nos orientara: desentrañar la cosmovisión originaria. Otra condición tan casual como estimulante, fue encontrar en los cuentos de Villoro (Crepúsculo Maya y La Jaula del mundo) referencias a Popol cuya estética se aproximaba a lo que esperamos de un texto. Si este autor pudo recrearlo en algo bello, “¿se imaginan lo que podríamos hacer nosotros como lectores…?” (unas palmaditas de aliento, también surgieron otros autores que tomaron las historias del Quiché para sus propias historias, Liliana Bodoc, Hombres de maíz de Miguel Ángel Asturias, por ejemplo).
Arrancamos bien. Escucharlo leer en voz alta nos cambió un poquito esa impresión inicial que traíamos. También nos apegamos a la condición para organizar los comentarios: “¿Cómo concibieron la creación los pueblos originarios de esa región americana?”. Prolíferos, intensos, contradictorios debates se sucedieron, no avanzábamos mucho pero qué provechoso nos resultaba. Cuando volvíamos a los registros, teníamos más dudas que certezas y no queríamos dejarlas pasar, si Popol nos eligió, vamos por todo.
Como leer “es una danza de distintas voces”, la “causalidad”, (ya estábamos convencidos que las casualidades no existen), nos acercó a Álvaro Ernesto Hernández, historiador y docente mexicano de Guadalajara, al que accedimos por comentar con otros lo que nos pasaba leyendo. Lo invitamos a compartir nuestra lectura grupal de un texto que, suponíamos, le resultaría cercano. Y no nos equivocamos, la palabra de Álvaro, el deseo de sentirnos amigables, argentinos, mexicano y Popol Vuh, cambió por completo el sentido del texto, encontramos la “voz del origen” que no sospechábamos que hallaríamos tan gratamente. “Sincretismo” escuchamos en tono mariachi, más un torrente de concepciones simbólicas atrapantes  “¡Qué pista celebrada!” el “panteón originario” es el espejo de la vida cotidiana del habitante primigenio, eso leíamos, resignificaciones, y nos maravillamos, nos ubicamos, nos trasladamos al territorio, todos, rafaelinos y también mexicano. Desde ahí retomar a los dioses, los héroes y los hombres que habitan el Popol Vuh se transformó es una atrapante experiencia de inmersión indicial atravesada por la palabra.

Andrés Tonon de “Palabreriando – Rafaela – Santa Fe

Patricia Domínguez
deinfanciasyliteratura@gmail.com