Bueno, acá tenemos cuatro libros que están en esas cumbres: Capilla ardiente, de Álvaro Abós, que es un relato histórico sobre la masacre del Tata Dios; Cuatro caballos negros, de Juan Carrá, que es una novela del género “western locro”; Monstruos, de Gabriela Urrutibehety, que es una crónica sobre el caso de Fernando Báez Sosa; y Bagdad Noir, compilado por Samuel Shimon, que es un retrato del bajomundo en la capital de Iraq.
El crimen es una de las formas de la cultura. Quizás no la más elevada, pero seguramente una forma honesta.
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7.
Mi última recomendación para hoy es Bagdad Noir, compilado por el iraquí Samuel Shimon: una antología de catorce cuentos que exploran el crimen en la capital iraquí. Está la muerte sospechosa de una señora mayor, el secuestro de un niño, el aparente suicidio de un joven: son casos marcados por la guerra, la desolación y la resiliencia de los personajes.
Saddam Hussein, el ejército de los Estados Unidos e ISIS se entremezclan con el delito cotidiano. Bagdad Noir es un libro distinto a todo lo que hayas leído en el género.
Va una muestra. Abro una página al azar y cito:
Finalmente, reuní coraje y decidí confrontar cara a cara a Sarhid, el asesino. Me preparé bien para esta misión, anticipando sus reacciones y estando listo para cualquier sorpresa. Tenía que encontrar una solución antes de irme de mi ciudad y de Iraq para siempre. Intenté hacerme pasar por un detective a cargo de una investigación. Me dirigí a la plaza de Bab al-Muad-ham en donde se encontraba Sarhid, de pie junto a su deteriorada carreta de madera, agotado por el polvo y el calor del sol y gritando con su débil voz, ‘¡Tomates rojos!’ Me acerqué a él, pero guardé cierta distancia, para prevenir cualquier puñalada que pudiera llegar a darme con su daga. Observé que había colocado un largo cuchillo encima del montón de tomates y pepinos. No obstante, a pesar de haberme acercado, continuó gritando con suma indiferencia, como si estuviera hablando con alguien más que no fuera yo. ‘¿Tú eres Sarhid el que compraba botellas?’, le pregunté.
Fuente: Sie7e párrafos
Por Javier Sinay