En Cahiers de Caravelle, de Toulouse, y hacia 1975, David Viñas publicaba un artículo cuyo título ya deja expuesta la fuerte densidad de conceptos que el texto entero ofrecerá: “Poderes de la literatura y literatura del poder: trabajadores, burócratas y francotiradores”. Marcos Zangrandi lo ha recuperado ahora en la valiosísima antología de textos críticos dispersos de Viñas, editada por FCE bajo un título que también es de Viñas: Trastornos en la sobremesa literaria. Son artículos que se publicaron entre 1974 y 2008, en diarios como Clarín o Tiempo Argentino o Página/12, en revistas como Crisis o Trespuntos o El Periodista.
El artículo, publicado en Francia en el año 75, versa sobre cuestiones tales como la crítica literaria y sus paradigmas posibles, el problema de la especificidad de la literatura, la necesidad de considerar la labor intelectual como un trabajo y de advertir la relación entre literatura y dinero; contiene también una inesperada y estimulante comparación entre Perón y Jorge Luis Borges. En un tramo de ese artículo, justo después de considerar las tensiones ideológicas de las líneas críticas de la Facultad de Filosofía y Letras y justo antes de sentar posición frente al reciente caso Padilla en Cuba, Viñas escribe esto que ahora transcribo: “Desde el marxismo planteo una doble polémica: frente al populismo y frente al liberalismo. Porque tengo el convencimiento de que esa especie de alternativa fundamental que se nos plantea en todas las franjas y andariveles es un falso dilema. O liberalismo o populismo: a elegir. Y no. Porque ya resulta falso por envejecido. Es como discutir, en el Uruguay de 1975, si hay que ser blanco o colorado. Falso por hueco. Falso por inmovilizador. Lo que urge es superarlo para poner en movimiento, por lo menos, el pensamiento crítico de este país”.
Viñas habla de superación y de puesta en movimiento; ningún centro, por lo tanto, ningún medio que confirme la dicotomía estanca objetada. Y proyecta el marxismo al futuro, en lugar de remitirse tan solo a un marxismo pasado o presente. Por eso lo que luce envejecido, además de falso, es el dilema que está poniendo en cuestión. Ahora bien, de todo esto ya han pasado casi cincuenta años. Medio siglo, un poco menos. Y más que superar la antinomia, le seguimos dando vueltas. Vueltas y vueltas en redondo, menos un eterno retorno nietzscheano que una especie de calesita frustrante. En vez de superación dialéctica, apenas giros en círculo. Y como a Viñas le gustaba decir: no existen círculos virtuosos.
Fuente: Perfil
Por Martín Kohan