De la gripe española al dengue. Una historia que repasa las enfermedades argentinas

diciembre, 2024
En “Enfermedades argentinas. 16 historias”, Diego Armus reúne relatos en torno a los modos en que nuestro país procesó plagas, virus y epidemias.

Hace nada más que cinco años, el mundo vivió una experiencia traumática: la pandemia de coronavirus. Una enfermedad se expandió por todos los países en muy poco tiempo. Sin embargo, no todos la enfrentaron del mismo modo. Hubo diferencias políticas y culturales. Entonces, desde una perspectiva diagnóstica era la misma enfermedad; pero desde una perspectiva social, cada país la nacionalizó a su manera.

Esta noción es clave para la historia de las enfermedades. En Enfermedades argentinas. 16 historias, Diego Armus ha reunido, como su título lo indica, 16 aproximaciones a los modos en que nuestro país procesó otras tantas enfermedades, desde el cólera y la fiebre amarilla a mediados del 1800 hasta el dengue y los trastornos alimentarios en este siglo, pasando por la neurastenia, la tuberculosis, la gripe española, la polio, el cáncer, la sífilis y el sida, entre otros cuadros.

El resultado, muy ilustrativo, abarca unas 500 páginas y nuclea a 18 especialistas; casi todos ellos son docentes universitarios y, en no pocos casos, son investigadores del Conicet o de organismos similares en otros países. Con todo, no estamos frente a un libro pensado para el mundo académico, sino que, al contrario, funciona perfectamente como un divulgador de la actividad científica.

Además de hacerse cargo del capítulo sobre la tuberculosis, Armus, en tanto editor del volumen, es el responsable de la introducción. En primer lugar, y a propósito del coronavirus, explica que, si las enfermedades se localizan, sería un error abordarlas como “un fenómeno transhistórico y global” o reducirlas “a un fenómeno primordialmente biológico, en el que la historia de la medicina no es otra cosa que microorganismos y el exitoso e inevitable progreso del saber y hacer de los médicos, ignorando entonces que las sociedades y las culturas también han moldeado y complicado los modos con que, a lo largo de los siglos, se han enfrentado los malestares en general”.

En segundo lugar, entonces, la historia de las enfermedades nos descubre el largo y complejo proceso por el cual la “medicina diplomada” se afianzó y alcanzó el estatus que le conocemos, aun cuando tienda a definir toda enfermedad “como un problema de orden biológico, en gran medida recortado de la experiencia social”.

Aunque haya cierta tensión entre lo primero y lo segundo, es innegable que, por un lado, la medicina ha avanzado lo suficiente como para que aumente la expectativa de vida, al mismo tiempo que, por otro lado, el alcance de la definición misma de enfermedad ha ido modificándose periódicamente.

En consecuencia, sobre esas tensiones operan los historiadores para analizar cualquier enfermedad como un fenómeno tanto biológico como social que ocurre en un espacio y un tiempo específicos, y que es tratada por un saber médico igualmente localizado y fechable.

Fuente: La Voz
Por Rogelio Demarchi

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