Hoy a las 19, en el Museo de la Universidad Nacional de Tucumán (MUNT), se presenta el Deseo de Combate y Muerte de Santiago Garaño. Este libro es producto de una investigación de aproximadamente quince años. Garaño es docente en la universidad de Lanús y de San Martín, además es investigador del CONICET.
“Yo empecé en el año 2009, vine por primera vez en septiembre del 2009 a Tucumán y empecé a hacer entrevistas a exsoldados conscriptos, a mí me obsesionaba la conscripción, el servicio militar obligatorio, como una institución donde habían confluido los civiles y militares durante gran parte del siglo XX. Ahí empecé a entrevistar a soldados que habían participado del Operativo Independencia, en esta operación previa al golpe de estado donde se comienza con la desaparición forzada de personas y se inauguran los centros clandestinos de detención como la famosa Escuelita de Famaillá. Empecé entrevistando soldados y fue una experiencia muy dura porque a los conscriptos el ejercito los mostraba como los hijos varones del pueblo que estaban librando la llamada lucha contra la subversión, pero si uno se corría de esos discursos más de propaganda militar, ellos vivían en carne propia el terrorismo de estado, fueron víctimas, tenemos quince soldados conscriptos detenidos y desaparecidos durante el operativo y cien en todo el país. Y fueron audiencia privilegiada del golpe de estado, entrevistarlos fue muy duro porque ellos vieron hechos atroces y fueron obligados a participar de ciertas tareas delictivas”, contó Garaño en diálogo con Ana Pedraza en FM latucumana 95.9.
En este libro, afirma Garaño, se relatan testimonios de exsoldados y exgendarmes que participaron en el operativo. Hay un testimonio en particular donde el exsoldado cuenta que lo obligaron a llevar cuerpos de desaparecidos y le decían “¿Que no sos macho, no te la bancas?”
Además, el libro relata las directivas y ordenes secretas del Operativo Independencia. “Dedico un capítulo a reconstruir todo ese material documental donde se comprueba que para el ejercito Tucumán fue un campo de prueba. Lo que fue el golpe de estado primero se ensaya acá, en el sur tucumano, alejado de la opinión pública, de lo que podía generar”.
Por otro lado, Ana Pedraza le consultó por los discursos en torno a la dictadura militar de la candidata a vicepresidenta por la Libertad Avanza, Victoria Villarruel. “Me da mucho miedo. Creíamos que había un consenso democrático en torno al Nunca Más, en torno a que lo que había pasado era terrorismo de estado y lo que hace Villarruel es desempolvar viejos discursos, porque ese discurso era el usaban los militares para silenciar cualquier critica o cualquier denuncia sobre derechos humanos”, afirmó.
Yo en este libro planteo que, en Tucumán, en este teatro del que hablan muchas investigaciones, los militares hicieron una puesta en escena de una guerra que servía para ocultar la represión ilegal. Mostrar y ocultar, ese fue el juego del terrorismo de estado. En el libro planteó testimonios terribles sobre como era la vida adentro de los centros clandestinos de detención, en Tucumán contamos con el testimonio de dos gendarmes claves que rompen el pacto de silencio y ellos cuentan con lujo de detalle que pasó en la escuelita. Y ellos cuentan como la patota se dividía entre los más machos, los más guerreros que hacían la tarea de tortura, del trato directo con los detenidos desaparecidos, y el resto que no se animaban se ocupaban de otras tareas como cocinar, buscar leña o custodiar. El discurso de la guerra es un largo discurso que enfatizaron los militares y que les sirvió para ocultar la modalidad represiva que se ejecuto en Tucumán que fue la detención y desaparición de desaparecidos.
Y afirmó: “Realmente hubo un pacto de silencio que muy pocos militares se animaron a romper y los relatos de los que rompieron el pacto son terribles, espantosos. Yo hago un llamado a aquellas personas que estuvieron en las filas del ejército para que rompan el pacto de silencio. En el libro se relata el testimonio del gendarme Torres, un tipo que en todas las instancias contó lo que vio y dijo que eso lo ayudo a dormir en paz, que gracias a contar en los juicios lo que vio, cedieron un poco las pesadillas. Él decía que hubo enterramientos clandestinos y su obsesión era probar que había fosas donde Bussi enterraba personas, Bussi daba el primer tiro y hacía que el resto les dispare a todos, para que todos se mancharan las manos con sangre. Y él decía: Yo quiero que encuentren las fosas para que vean que estaba diciendo la verdad. Y con la ayuda de él y otros sobrevivientes y con un gran trabajo de los arqueólogos y forenses, pudieron encontrar tres fosas: dos que habían sido removidas con excavadoras para poder ocultar esos cuerpos, pero una que había quedado intacta donde se encontraron doce cuerpos de personas desaparecidas. Después de eso el gendarme dijo que pudo dormir tranquilo porque se probo que Bussi fusilaba y que esos cuerpos están y pudieron ser entregados a sus familiares”.
Cómo conseguir el libro: “El libro está en todas las librerías, está muy bien distribuido. Otro libro del operativo se puede conseguir en EDUNT”.
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Fuente: El tucumano