¿Qué comían los humanos hace diez mil años? ¿Qué comerán dentro de un siglo? ¿Cómo se explican las prohibiciones alimentarias de cada religión? ¿Ha desaparecido realmente el canibalismo? ¿Cuáles son los vínculos entre la sexualidad y la comida? ¿Cómo y dónde surgieron los restaurantes? ¿Podremos alimentar de manera saludable a diez mil millones de personas? ¿Nos veremos obligados a comer lo que nos impone la inteligencia artificial?
Historias de la alimentación, un libro del economista y gestor cultural francés Jacques Attali, busca responder estas preguntas y aborda la evolución de la alimentación humana desde sus orígenes hasta un futuro posible, y cómo la comida influye en la cultura, la religión, la política, la economía y la ecología.
A lo largo de un viaje que abarca desde los inicios de la humanidad, pasando por la invención de la ganadería y la agricultura, así como el ascenso y declive de imperios, Jacques Attali traza una narrativa global pero que nos acerca como lectores a una de las cosas más básicas de nuestra vida y eso lo hace un libro que atrapa.
Desde los días actuales de comida rápida hasta el futuro de las comidas en polvo, Attali presenta una historia que va más allá de la simple alimentación, la preparación y el acto de sentarse (o no) a comer. Demuestra que en este proceso también se establecen complejas relaciones sociales y políticas, surgen conversaciones, amores y desenlaces, y se revelan las estructuras de poder y las grandes desigualdades.
El libro, publicado por Fondo de Cultura Económica, combina con muy buena dinámica datos históricos, científicos, sociológicos y filosóficos, y plantea cuestiones como el origen de la cocina, el papel de las religiones, las desigualdades alimentarias, los riesgos sanitarios, los desafíos ecológicos y las tendencias futuras.
La comida es, desde la aurora de los tiempos, mucho más que una necesidad vital. También es una fuente de placer, el fundamento del lenguaje, una dimensión esencial del erotismo, una gran actividad económica, el marco de los intercambios, un elemento clave de la organización de las sociedades. Define nuestra relación con los otros hombres, la naturaleza y los animales. Es la más perfecta medida de la extrañeza de nuestra condición y de la naturaleza de las relaciones entre los sexos.
El libro está organizado cronológicamente. Inicia con la alimentación en las sociedades primitivas. Tal vez aquí es donde la lectura nos lleva a lo esencial de la comida, cómo a través de ella se puede ver la evolución biológica y social de la humanidad. El camino comienza en los árboles donde habitaban y se alimentaban nuestros ancestros primates, y nos va llevando desde el Homo Habilis llegando al Homo Sapiens.
En ese camino de evolución el autor nos va mostrando alrededor del planeta las diferentes innovaciones, desde las primeras herramientas de caza, las lanzas y el fuego como innovación para poder cocinar alimentos; mejorar entonces el metabolismo y que liberásemos energía para que nos creciera el cerebro.
La domesticación del fuego constituye una inmensa transformación: los alimentos se tornan más fáciles de asimilar, lo cual permite aumentar aún más la cantidad de energía disponible para el cerebro y hacer comestibles vegetales hasta entonces tóxicos. Esto permite asimismo residir en zonas de clima más frío, alimentarse con una cocina más elaborada y eliminar gérmenes y bacterias. Y, para terminar, favorece la prolongación de la jornada, con las reuniones al anochecer en torno del fuego: el fogón va a promover la conversación y el surgimiento del lenguaje y los mitos.
El segundo capítulo, indaga sobre el nacimiento de la agricultura y la ganadería, que transformará no solo la forma de comer sino de organizarse a toda la humanidad. Surgirán los nuevos imperios, las diferencias sociales más marcadas, el comercio y las guerras por el alimento junto a cosas más simples como la vajilla, las recetas, y las cientos de formas de almacenar y conservar la comida. La religión empieza a meter la cuchara y también nos dice qué comer y qué no, además de cuándo y cómo.
El sedentarismo favorece la acumulación de riquezas de todo tipo: fincas, tierras, ganado, hijos, cosechas. Los elementos más poderosos de la comunidad comienzan a reunirse a solas. Y como la comida es la oportunidad de la palabra y la autoafirmación, se organizan festines de los poderosos, ancestros de los banquetes ulteriores. Se habla entre ricos, para afirmar y mantener un poder.
La segunda parte de libro es la más centrada en Europa y va del sigo I al siglo XVIII investigando la alimentación en las civilizaciones antiguas y medievales. Más allá de profundizar en los temas de las religión y la comida, es interesante en este capítulo el nacimiento de los “hoteles”, la mejora en la conservación de la comida, pero particularmente las nuevas rutas comerciales como la ruta de la seda y las nuevas conquistas europeas modifican el mapa mundial de la alimentación. El maíz, la papa y el chocolate de América o el café de Yemen o el té de China viajan a Europa. La imprenta revoluciona la cocina.
La comida europea constituye entonces, a lo largo de unos quince siglos, como una confluencia de mil y una prácticas que ella devora y hace suyas. En un principio griega, luego romana, árabe, italiana, francesa, la incorporación de innumerables prácticas o productos procedentes de otros lugares le permite instalarse progresivamente como el arquetipo de lo que más adelante se convertirá en el modelo de la comida mundial, al organizar, para todos, los lugares de conversación que ella hace posibles.
La tercera parte del libro analiza la alimentación en la época moderna y contemporánea. Estos siglos serán de una gran transformación. La Revolución Industrial modificará nuestras costumbres respecto de dónde y cómo comemos. La tecnología se meterá de lleno en la producción de alimentos: fertilizantes, pasteurización, conservación en frío, hornos a gas o eléctricos.
Se empieza a comercializar comida en lata, gaseosas, y surgen los grandes hoteles. En el siglo XX el centro del mundo se muda a Estados Unidos y su industria de la alimentación. Se empieza a comer más rápido y más industrializado. Grandes frigoríficos, empresas gigantes de alimentación, cadenas de comidas y supermercados.
Pero no todo pasa por allí, hay hambrunas durante el siglo XIX y XX que marcarán grande hitos de la historia. Esas hambrunas y el vertiginoso aumento de la población llevarán a un aumento de la productividad agrícola jamás visto: son los alimentos modificados genéticamente. También aquí comienza la guerra al azúcar.
La cuarta parte del libro cubre el siglo XXI y más allá. Analiza qué comemos hoy en el mundo. Las clases altas han desertado del comer bien como un distintivo, las clases medias comen salteado bien y mal y sigue habiendo hambre. Comemos mal, fuera de casa, en el trabajo, en la escuela, y cuando lo hacemos en casa muchas veces es fuera de la mesa. Cada vez dedicamos menos tiempo a cocinar y a comer y tiramos mucha comida.
¿Comeremos menos carne? El autor con datos traza una prospectiva de lo que podría pasar, el veganismo, los insectos y algas como alternativas, la imitación de la naturaleza. El autor se mete también en dónde y cómo comemos, la desaparición temporal y espacial de la cocina.
Los ricos de los países en desarrollo se inclinan a menudo por la cocina europea, símbolo de éxito. La imitan en todo, desde las recetas hasta la vajilla y desde el orden de los platos hasta los horarios de las comidas. Las clases medias altas imitan esa gastronomía de los más ricos gracias a los libros de cocina de los grandes chefs, que a partir de los años sesenta son en todo el mundo grandes éxitos editoriales. Por su parte, las clases medias y los más pobres de Occidente comen, cuando pueden, como los estadounidenses, porque es más barato y para identificarse con una cultura que es el objeto de sus sueños.
El último capítulo se plantea como un anexo, es tal vez la parte que menos me gustó del libro, y funciona como un decálogo de lo que deberíamos hacer como humanidad para alimentarnos mejor y en forma sustentable.
La comida como hilo principal del libro, como parte esencial de nuestra vida. Este fin de semana cuando se arme una mesa larga de amigos pensaré en Attali, en comer despacio, en hablar a los gritos alrededor de la mesa, en disfrutar esos bocados y saber de dónde venimos y hasta dónde hemos llegado. Parece que comer asado hoy es resistir (y no solo por su precio). “Hay que hacer de la alimentación una fuente de placer, de compañía compartida, de creación, de alegría. También hay que hacer de ella un medio para salvar el planeta y la vida”, dice la obra de Attali. Todo eso (y más) parece entrar en un plato de comida.
Quién es Jacques Attali
♦ Nació en Argelia en 1943. Es un esconomista, escritor y filósofo francés, considerado uno de los intelectuales más influyentes y polémicos de su país.
♦ Fue asesor de presidentes de Francia tales como François Mitterrand y Emmanuel Macron.
♦ Sus libros se dedican a temas como política, economía, ciencia, religión y cultura.
♦ Entre sus libros se cuentan La economía del bien común, El orden caníbal y La historia del tiempo.
Fuente: Infobae