Ernesto Tenembaum empezó a escribir su libro el 13 de agosto de 2023, horas después de que Javier Milei ganara las elecciones primarias para la presidencia. Si había tomado nota de su irrupción en el escenario, dice, parecía más bien una curiosidad y “no lo había mirado con detenimiento”. Pero esa desatención parece compartida por otros periodistas, cientistas sociales y politólogos: desde “la extrema derecha que no vimos venir”, como enuncia Pablo Semán, a “la revolución que no vieron venir” de Nicolás Márquez, el panegirista del presidente, lo inadvertido marca la irrupción de La Libertad Avanza y carga con un sentido de urgencia la ingente producción bibliográfica dedicada al tema.
Tanto Tenembaum como Juan Luis González abandonaron otros libros que tenían en preparación para dedicarse al fenómeno. Javier Balsa se aisló durante un par de meses y trató de escribir “a toda velocidad, una explicación de lo inexplicable”. Alejandro Grimson convocó a un conjunto de especialistas: “es necesario comprender el fenómeno para poder enfrentarlo”, argumenta el sociólogo y ex asesor de Alberto Fernández en Desquiciados.Los vertiginosos cambios que impulsa la extrema derecha (Siglo XXI).
Pero la sorpresa es también indebida, destaca Pablo Semán, porque La Libertad Avanza “canalizó una corriente social” y “el mileísmo precedió a Milei, es decir, hay un pueblo que se gestó desde abajo y pedía un líder que lo representara”. En ¿Por qué ganó Milei? (FCE) Javier Balsa se apoya de hecho en un trabajo colectivo de encuestas que muestrala penetración social de las ideas libertarias alrededor del Estado, la seguridad y el rol de los empresarios y los gremios a partir de 2021. Los estudios tampoco comenzaron entonces con los resultados de las elecciones: los autores de Está entre nosotros (Siglo XXI), el libro compilado por Semán, observan y analizan las prácticas culturales y políticas de los libertarios desde 2019 y, entre otros aspectos, la formación de una subjetividad de derecha en el contexto la falta de solución de la democracia a problemas estructurales de las mayorías y la oferta de una agenda de derechos que resultó poco relevante.
El propio Milei es parte del fenómeno bibliográfico. La publicación de libros acompaña su advenimiento tanto como sus apariciones en los programas de Alejandro Fantino y modalidades desusadas para los políticos argentinos, entre ellas el cosplay, y se integra con autores afines e influencers o trolls en las redes sociales.La biografía Milei. La revolución que no vieron venir sucede a un conjunto de obras donde los autores, Nicolás Márquez y Marcelo Duclos, abogaron por los militares condenados por delitos de lesa humanidad y embistieron contra el kirchnerismo, Chávez, Evo Morales y el Che Guevara. “El circuito de comunicación que produce y reproduce sus discursos tiene a los libros como objetos que se difunden y permiten que sus autores se conviertan en referentes intelectuales, culturales y políticos”, señalaron ya Analía Goldentul y Ezequiel Safersteinen en “Los jóvenes lectores de la derecha argentina” (2020), un estudio sobre las producciones de Márquez y de Agustín Laje y sus usos como modo de asegurar creencias, sentimientos y opiniones políticas.
Adiós al bisturí menemista
“Milei provocó un tsunami en toda regla y reescribió la política argentina”, advierte Juan Luis González en El loco. La vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política. Palabras como “impuestos”, “Estado”, “feminismo” y “progresismo” devinieron “pecados que solo los valientes se animaban a pronunciar” mientras otras –“libertad”, “liberalismo”, “casta”– “pasaron a ser sloganes taquilleros”. La batalla cultural que pregona el actual gobierno y desmontan los especialistas puede condensarse en esa apreciación: “es un fenómeno cultural e ideológico muy potente”, destaca Tenembaum y de nuevo, “invisible para la inmensa mayoría de los políticos y periodistas”.
En la reconfiguración del discurso político, el análisis de la palabra “casta” y de representaciones como “argentinos de bien”, la reversión de la justicia social en “aberración”, según los términos de Milei, y la ponderación del anarcocapitalismo (una entelequia porque “no existe el capitalismo sin ley de propiedad privada y sin fuerzas de seguridad que garanticen el cumplimiento de la ley”, enfatiza Grimson) encabezan el sumario. Entre otros análisis, se destaca el que plantea Ezequiel Ipar en Desquiciados en torno al emblema de la motosierra: en contraste con “la cirugía mayor sin anestesia” con la que Carlos Menem construyó la imagen de un dolor no intencional y aplicado por un experto para justificar un programa ortodoxo, la metáfora actual “exhibe alegóricamente la diferencia de la nueva política de las derechas radicales”, en la que “la precisión del bisturí es reemplazada por la brutalidad de la motosierra”.
Los periodistas ponen el foco en distintos aspectos al narrar el ascenso del presidente. González resalta las imposturas de lo que se presenta como “la nueva política” y las contradicciones de Milei con el ideario histórico del liberalismo, en particular la importancia de la religión, aunque “las nuevas derechas, en general, tienen vasos comunicantes con este mundo en su visión mesiánica”. Tenembaum encuentra un factor central en el recorrido mediático y en episodios como aquel donde Milei maltrató a la periodista Teresita Frías de InfoSalta, que pasaron sin “ningún castigo social”. (Le gritó “¡Sos una burra! ¡Opinás de cosas que no sabés un carajo!”.) Valeria Di Croce disecciona la trama cultural y política desde la presidencia de Mauricio Macri en El arca de Milei. ¿Cómo y con quién construyó su poder? (Ediciones Futurock).
Milei se constituyó como un autor prolífico a partir de Lecturas de economía en tiempos del kirchnerismo (2014). El libro siguió a lo que el presidente identifica como el acontecimiento decisivo en su biografía intelectual: el descubrimiento de las obras del economista norteamericano Murray Rothbard. Pero las publicaciones de Pandenómics (2020) y de columnas periodísticas fueron menos comentadas por los análisis sobre las consecuencias económicas del coronavirus que por las acusaciones de plagio de trabajos académicos.
La acusación se actualiza con El capitalismo, el socialismo y la trampa neoclásica. Según González, ya en el caso anterior Milei “le decía a quien lo quisiera escuchar que la propiedad intelectual no existe para un libertario anárquico como él, y que todos los escritores se basan en trabajos previos”; a la vez consta en la página de legales, como es de rigor, la prohibición de reproducir contenidos sin autorización previa. La controversia se realimentó con la presentación frustrada en la última Feria del Libro de Buenos Aires y el lanzamiento en el Luna Park, un espacio que refuerza el uso de los libros para agitar la “batalla cultural” y “generar entramados de relaciones sociales y articular adhesiones”, en los términos de Goldentul y Saferstein.
Entre el pasado y el futuro
En Está entre nosotros, Semán comienza por relativizar versiones que empezaron a circular con el triunfo de La Libertad Avanza en las primarias presidenciales: no se trata de un fenómeno que aconteció exclusivamente en las redes sociales o entre varones reactivos al feminismo, las comparaciones con Trump o Bolsonaro esconden heterogeneidades y el sesgo de género es innegable “pero declina en la masividad”. Contra esas aproximaciones fallidas surgen observaciones más agudas e inquietante, como la adhesión transversal en las edades y procedencias sociales, un antiperonismo que ya no es gorila –el rasgo que denunció una visión de clase– y la emergencia de “un liberalismo popular, plebeyo, de barrio” edificado sobre las ruinas de las presidencias de Macri y Fernández.
Tanto Balsa como Grimson observan que la experiencia libertaria patentiza el fracaso de los gobiernos anteriores, entronca con el ascenso global de la derecha y se sostiene ante la ausencia de un proyecto económico o político alternativo. El autor de ¿Por qué ganó Milei? resalta la falta de autocrítica en el peronismo y el kirchnerismo desde la elección de Daniel Scioli como candidato presidencial en adelante y ubica la situación actual en “una extraña crisis de hegemonía”: al mismo tiempo que llegaría a su fin el empate descripto por Juan Carlos Portantiero entre las dirigencias históricamente en pugna, el neoliberalismo no se impondría pese a haberse recuperado de las frustraciones con Menem y Macri.
Según Balsa, “el mayor problema para recrear la hegemonía neoliberal”consiste en “la incapacidad para contener a gran parte de la burguesía y su imposibilidad para integrar a las mayorías sociales”. La apelación al individualismo y la visión del Estado como organización criminal que roba a través del cobro de impuestos conspiran contra “un modelo de sociedad mínimamente integrada”. Ante la ausencia de una alternativa “se abre la posibilidad de que se consoliden formas de dominación no hegemónicas o parcialmente hegemónicas”.
La foto de la fiesta de Olivos corona el derrumbe de la confianza en el Estado y en la política tradicional pero la búsqueda de explicaciones trasciende a la pandemia. En Lanzallamas, Milei y el fascismo psicotizante, Rocco Carbone analiza el fenómeno a la luz del fascismo entendido “como un modo de acción, de pensamiento, de poder, de ideología de la barbarie”; en particular, “el fascismo que se está verificando en la Argentina es el neoliberalismo zombi, sostenido por un poder criminal ubicado en la retaguardia”.
Los libertarios se remiten en cambio al siglo XIX para encontrar el modelo de un país que se habría perdido con el sufragio universal y el advenimiento del radicalismo. El triunfo electoral de Milei, dice Marina Franco en su artículo para Desquiciados, cierra el período histórico abierto en 1983 con la democracia pero a la vez reabre el examen de la transición desde la dictadura y ahora “invocar el Nunca Más ya no alcanza, todos y cada uno de sus fundamentos están cuestionados”; la reacción contra el feminismo, señala por su parte Andrea Torricela en un estudio sobre la cuestión de género, “puede convertirse en metáfora del fracaso democrático y aceptación colectiva de un orden social desigual”.
Lo inadvertido acecha también en el pasado. “Sin embargo resulta una falacia afirmar que el retroceso comenzó hace un siglo. En efecto, comenzó hace medio siglo, con las políticas neoliberales”, afirma Grimson. Y como diagnóstico coincidente en el conjunto de los estudios, el futuro se vislumbra no vemos incierto.
Ezequiel Ipar observa un final abierto “sin un horizonte que permita abordar los problemas reales que están en el origen del malestar social”; para Javier Balsa el triunfo de La Libertad Avanza tiene un carácter circunstancial y no reedita las condiciones en que el neoliberalismo se impuso con Menem y el peronismo en los años 90, aunque “no hay que descartar algún nivel de consenso” con un eventual control de la inflación y aumento de inversiones; al analizar el frente de la batalla cultural, Sergio Caggiano se pregunta si la extrema derecha podrá construir un sentimiento colectivo y una identificación nacional que otorgue consistencia a su proyecto.
Pablo Semán y Ulises Ferro refuerzan los interrogantes y dicen que el dilema del futuro próximo será “si la presencia de Milei en el poder impulsará o no la proliferación de grupos similares y su mayor visibilidad en el espacio público, o si la traición a la radicalidad prometida durante la campaña hará que estos grupos que hoy apoyan al nuevo gobierno mañana se le vuelvan en contra”. Una pregunta para la bibliografía por venir.
Fuente: Revista Ñ
Por Osvaldo Aguirre