La observación de los animales y lo que dice de la condición humana

febrero, 2023
Nuevos libros exploran el mundo natural, en particular el de las aves, para descubrir qué nos une y qué nos separa, y encontrar nuevas formas de cohabitar un mundo común

Hay una larga historia de observaciones, de acechos, de vínculos entre animales y humanos. ¿Qué aprendimos de ellos a lo largo de los siglos? ¿Qué aprendieron de nosotros? ¿Qué aprendimos de nosotros mismos al observarlos? Tres libros recientes –desde intereses y perspectivas diferentes y, en algunos aspectos antagónicos– exploran estas complejas relaciones entre seres humanos y animales. Nos referimos a Esa cosa con plumas, de Noah Strycker; El sentido artístico de los animales, de Etienne Souriau; y Habitar como un pájaro, de Vinciane Despret.

«Strycker habla de la prodigiosa memoria de los cascanueces americanos, capaces de recordar cinco mil escondrijos distintos de semillas»

Noah Strycker (Oregon, 1986) es un ornitólogo y fotógrafo estadounidense que ostenta el particular récord de haber registrado en un año más de la mitad de las especies de aves del mundo, fotografiando en ese lapso más de seis mil especies. En Esa cosa con plumas. La sorprendente vida de las aves y lo que nos revela sobre la condición humana, el autor despliega una gran cantidad de anécdotas basadas en observaciones propias o en trabajos de sus predecesores con las que pretende mostrar que comportamientos o habilidades que habitualmente se consideran exclusivamente humanos están presentes en algunas aves. Así, nos anoticia, por ejemplo, de la prodigiosa memoria de los cascanueces americanos, capaces de recordar cinco mil escondrijos distintos de semillas; de las habilidades para la danza de las cacatúas (únicas aves que compartirían con los elefantes y los humanos la facultad de bailar en sentido estricto; esto es, no por adiestramiento ni mecánicamente, sino como respuesta al estímulo de la música); de las capacidades arquitectónicas y diseñadoras de los pergoleros australianos que no solo construyen complejas estructuras habitacionales, sino que además las decoran adoptando una paleta de colores específica y atendiendo a la perspectiva desde la que pueden ser observadas.

¿Qué nos revela esto acerca de la condición humana? Según se desprende del texto de Strycker, que los seres humanos son menos excepcionales de lo que a veces se considera. Pero, además, que nuestra especie no conoce límites a la hora de estudiar o explotar a las demás. Baste mencionar como ejemplos el hecho de que para probar la memoria de los cascanueces, los investigadores no dudaron en alterar los escondrijos, lo que les permitió observar la obstinación con la que los pájaros cavaban infructuosamente en los lugares en los que habían escondido el alimento sin percatarse de que habían sido reubicados apenas veinte centímetros al costado; o los “exitosos” entrenamientos de palomas para carreras en los que cerca del 70 por ciento de los animales muere al no encontrar la meta o al no poder soportar trayectos de más de 500 kilómetros.

[…]

Mientras que el texto de Strycker invita a valorar las capacidades de los animales y el de Souriau a abrirles las puertas al mundo del arte, Despret va más allá. No pretende concederles algo, sino aprender algo de ellos (y con ellos): nuevas formas de cohabitar en un mundo común.

Fuente: La Nación
Por Gustavo Santiago

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