Lejos del nacionalismo

noviembre, 2024

Doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de México y docente de la carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), especializado en teoría social clásica y en estudios sobre la idea de nación, Esteban Vernik (1962), en su segundo libro sobre Max Weber, encara el pensamiento de este a partir de los conceptos, de por sí extraños el uno al otro, de “nación” y “alienación”. Todavía es más extraño, sin embargo, el cortocircuito que producen en contacto con la obra weberiana, asediada impiadosamente desde sus escritos tempranos (varios sobre Argentina) a los últimos, a través de una biografía intelectual y política puntuada por el imperialismo alemán, la Gran Guerra y el surgimiento de la República de Weimar. El operador “nación”, a lo largo de esos hitos, pasa por el nacionalismo más reaccionario y chauvinista de Weber hasta llegar, ya hacia el final de su vida, a un lúcido y escéptico realismo político. Recién allí, en el derrumbe de Alemania, es cuando la “alienación” se hace patente, de modo fantasmal o en filigrana, en el análisis histórico y social de Vernik.

Lo cual no quiere decir, si no sería fácil solucionar la problemática del libro, que la “alienación” –y no solo del capitalismo y el pueblo alemán– brillara por su ausencia hasta ese momento. Al contrario: constituye el único tema de La ética protestante y el espíritu del capitalismo, cuya primera versión Weber publicó en dos partes en el Archivo de Ciencia y Política Social entre 1904 y 1905, provocando una serie de polémicas en la comunidad académica. En la edición de 1920, no solo Weber responde algunas de las críticas sino, señala Vernik, suprime las comillas que originalmente llevaba la palabra “espíritu” y agrega la expresión Entzauberung der Welt, es decir, “desencantamiento del mundo”, el concepto weberiano que en adelante y hasta hoy define el carácter del capitalismo en la historia de la humanidad, su sentido “espiritual”. Con ello se designa, es sabido, el efecto último (y no deseado) del racionalismo económico puritano, la consagración de un régimen que impone vivir para trabajar como un deber moral de lucro, de supuesto bienestar.

Por lo visto, la enfermedad nerviosa que sufre entre 1897 y 1902, que precede a la primera versión de La ética protestante y el espíritu del capitalismo, y la crisis alemana de 1918, que termina con la monarquía, aleja a Weber del nacionalismo (pero no del eurocentrismo) y reafirma su tesis, con la edición de 1920, de la afinidad selectiva del puritanismo protestante y el capitalismo moderno, desde el origen. Por su lado, Vernik confirma otra afinidad que le interesa en particular, la de Weber y Marx a través de esa “alienación” puritano-capitalista, y otra de igual importancia, la de Nietzsche en la concepción weberiana de la relación entre ascetismo cristiano (nihilismo, en la filosofía nietzscheana) y racionalidad capitalista. De cualquier manera, lo ha dicho el mismo Weber: “La honestidad de un intelectual contemporáneo, y especialmente de un filósofo, puede estimarse según su actitud hacia Nietzsche y Marx”.

 

Fuente: Perfil
Por Rubén H. Ríos

Añadir al carrito

Sumate a FCE

Suscribite y conocé nuestras novedades editoriales y actividades antes que nadie, accedé a descuentos y promociones y participá de nuestros sorteos.