El fallecimiento de Eva Perón representó un parteaguas no solo dentro de las filas del peronismo, sino también a nivel nacional. Este hecho luctuoso, más allá de redefinir a política a llevar adelante por el recientemente reelecto gobierno, proyectó a futuro una imagen de Eva que, con el correr del tiempo, operaría de múltiples maneras.
Sobre esto último se vertió muchísima tinta. Sin embargo, la muerte de Eva, como evento en sí mismo, quedó un tanto rezagado en cuanto al interés de los investigadores. Una pérdida eterna. La muerte de Eva Perón y la creación de una comunidad emocional peronista, viene a saldar esa deuda.
Articulado en seis capítulos, el libro recorre el periplo que se inicia en octubre de 1951 (cuando se hace pública la enfermedad de Eva a través de los boletines oficiales) y culmina el 10 de agosto (fecha en que sus restos fueron inhumados tras dos semanas de velatorio), centrando el eje en el aspecto emocional del suceso.
A partir de diversas fuentes (boletines oficiales, diarios de distintas ciudades del interior, filmes, cartas, poemas, telegramas) la autora reconstruye este período corto de tiempo pero intenso en cuanto a los sentimientos volcados, no solo por el pueblo peronista, sino también por gran parte de la oposición, que se vio envuelta en ese clima fúnebre que todo lo dominaba.
Publicado recientemente por Fondo de Cultura Económica, este nuevo libro de Sandra Gayol, resulta un documento invaluable para entender ese momento clave de la historia argentina, desde un lugar relegado pero crucial para entender el fenómeno peronista: la emotividad. Tal como su autora lo explicita en el prólogo: “Integrar la dimensión emocional al análisis del pasado facilita la comprensión de la carga afectiva necesaria para entrar en contacto y para que arraiguen las ideas políticas al tiempo que permite entender mejor la relevancia de los afectos en la construcción del lazo social y político”.
Fuente: Agencia Paco Urondo
Por Gito Minore