En «Trastornos en la sobremesa literaria«, una nueva compilación de textos dispersos de David Viñas (1927-2011), el lector se encuentra frente a un verdadero banquete de lectura y crítica, donde como indica su título sobrevienen tensiones que el escritor y ensayista plantea en torno a Sarmiento, Arlt, Mallea, Borges, Walsh y decenas de escritores que son retomados con una mirada crítica, única e irremplazable condensada en estas páginas.
«Trastornos en la sobremesa literaria», publicado por el Fondo de Cultura Económica, es un compendio de 51, textos críticos y ensayos que abordan diversos temas relacionados con la literatura argentina y latinoamericana.
En el prólogo, titulado «El banquete de la crítica», Marcos Zangrandi explica que el objetivo del libro es destacar la producción crítica de Viñas como un intento de conectar la literatura con la vida política, las condiciones históricas, los cuerpos y la trama cultural más amplia. Este enfoque se basa en la tradición marxista de ligar las artes con distintas dimensiones de la producción social.
El volumen está organizado en tres partes. La primera sección, llamada «Transversales», se centra en cómo el autor establece conexiones entre diferentes épocas literarias y culturales en Argentina. Viñas explora la ciudad de Buenos Aires desde su fundación hasta la vanguardia literaria, y se enfoca en análisis detallados sobre varios escritores y su obra. Así, el intelectual argentino fallecido en 2011, a los 83 años, examina el antisemitismo en la literatura argentina, la insurrección y la lengua en la obra de González Tuñón, y la nueva literatura «analgésica» de Macedonio Fernández, entre otras lecturas.
La segunda sección, «Enfoques», se concentra en figuras literarias que Viñas, nacido en Buenos Aires en 1927 y que pasó su infancia en Monte, considera fundamentales en la literatura argentina. Analiza el racismo en la obra de Sarmiento, la relación entre Mansilla y Proust, la influencia de Lugones e Ingenieros, y la obra de Borges y Arlt. En esta sección, explora la forma en que estos escritores influyeron y moldearon la literatura de su época y la de la actualidad.
La tercera, «Anatomías», compila los textos en los que el autor de «Literatura argentina y realidad política» reflexiona sobre la figura del intelectual y su trayectoria como escritor y crítico. Los artículos reunidos en el libro fueron publicados en diferentes momentos y contextos, lo que significa que hay diferentes modos de referencias a autores y obras. Se exploran las anatomías de los poderes y las literaturas del poder. Y se examinan figuras literarias como Pedro de Angelis, Eduardo Mallea y Ernest Hemingway, entre otros, pero además se recorre la crítica, la denuncia y el conjuro en la literatura.
El libro de Viñas es una exploración profunda y detallada de la literatura argentina y latinoamericana y su relación con la sociedad y la política de la época. Hay que recordar que provenía de una familia de inmigrantes españoles y judíos y que su padre había participado en el conflicto de la Patagonia trágica: estos antecedentes influyeron en su obra literaria y su pensamiento.
En sus ensayos, el autor hace mención del «barrialismo», un movimiento literario que surgió como una reacción contra la literatura decorativa y sin vida de la década de 1900 y la disolución de la torre de marfil en la que los escritores se habían encerrado para emitir su voz. Viñas argumenta que este movimiento buscaba una escenografía y un gesto diferentes, más acordes con la realidad de una ciudad en transformación.
También se detiene en comparar la obra de Roberto Arlt con la de Ricardo Güiraldes y analiza la figura de Borges y su preferencia por lo barrial de Evaristo Carriego en contraposición a la centralidad de Lugones. Viñas concluye que el «Fervor de Buenos Aires», el primer libro de poemas publicado del escritor, reside en un itinerario escabroso para encontrar algún sitio en penumbra.
Finalmente, presenta un análisis crítico sobre figuras literarias en el contexto de la Semana Trágica en Argentina. Se exploran así las obras de César Tiempo, Leopoldo Lugones, Enrique Larreta y Manuel Gálvez, especialmente cómo reflejan temas como la periferia, la identidad y el poder. En general, el texto es una reflexión sobre la literatura y su relación con la historia y la sociedad.
En «Trastornos en la sobremesa literaria», los ensayos cruzan la historia argentina y la del propio Viñas, ya que fueron escritos en distintas épocas para diarios y revistas que no estaban necesariamente vinculados con la literatura. El lenguaje de los textos se aleja de los discursos institucionalizados y se sitúa en una zona amplia del debate cultural.
Cuando la violencia política y la represión en Argentina se intensificaron durante la década de 1970, el ensayista se exilió en España en 1976. Se mantuvo como profesor universitario en Madrid, Odense y Berlín, y sufrió la pérdida de amigos como Rodolfo Walsh, asesinado en 1977. Pero la peor pérdida para el intelectual fue la de sus dos hijos, ambos militantes de la izquierda peronista, secuestrados y desaparecidos por la dictadura. Viñas plasmó su dolor en su novela más compleja, «Cuerpo a cuerpo». Después de casi ocho años de exilio, regresó a Buenos Aires en 1984 y continuó su carrera como escritor y profesor universitario.
Los artículos del libro aparecieron en distintas latitudes entre 1974 y 2008, mostrando un itinerario de exilio y retorno, y de cambios fundamentales en el lugar del intelectual latinoamericano en relación con los escenarios de dictaduras, persecuciones y censuras, primero, y luego, con la restitución democrática.
Una vida dedicada a las letras
En cuanto a su carrera literaria, Viñas comenzó como corrector en la editorial Losada y escribió algunas novelas por encargo bajo el seudónimo de Pedro Pago. En 1953, junto con su hermano Ismael, Susana Fiorito y con la que luego fuese su esposa y madre de sus hijos, Adelaida Gigli, fundó la revista Contorno, que se convirtió en una publicación emblemática de la época por su discurso rupturista y su relectura de la literatura argentina en clave política. Viñas destacó como narrador, dramaturgo y crítico literario con obras como «Los dueños de la tierra», «Lisandro» y «Literatura argentina y realidad política».
El escritor regresó a Argentina después de la dictadura y se incorporó a la actividad universitaria y cultural de Buenos Aires. Sin embargo, el escenario intelectual había cambiado. En el mundo de la posguerra y la Revolución Cubana de 1959, la figura del intelectual se había erigido sobre el compromiso, testimonio y militancia en relación con la realidad y su transformación. En su regreso del exilio, ese marco se había desdibujado debido a la democracia y el Estado de derecho que habían regresado en Argentina, lo que significaba un recorte de todo aquello que el intelectual comprometido había tenido en el pasado.
Esto provocó un doble desplazamiento en Viñas: uno alejándolo de Argentina hacia el exilio y otro desalojando los fundamentos de su lugar como actor intelectual. El recorrido de los textos de «Trastornos en la sobremesa literaria» refleja estos cambios y su impacto tanto en el lugar del escritor como en la forma en que Viñas lee la literatura. Ante estos movimientos y sin renunciar a sus convicciones, la crítica (y especialmente la escritura crítica) se convierte en un espacio donde se definen posiciones políticas fundamentales y adquiere vigor en un campo de batalla sobre el papel del intelectual y su relación con la realidad social y política.
En el prólogo, Zangrandi explica porqué la escritura barroca de Viñas no busca la transparencia del lenguaje. Aclara que utiliza neologismos, junturas inusuales de términos y referencias cultas con expresiones comunes del habla rioplatense, así como también una incorporación de variantes en la forma del texto crítico, como diálogos, soliloquios y escenas sociales recreadas. El intelectual también hace referencias frecuentes a un yo discursivo que muestra su posición en el texto y ratifica el carácter situado y productivo de la escritura. El resultado es una escritura barroca que diluye la formalidad del discurso crítico.
En sus ensayos, Viñas menciona dos movimientos en la literatura argentina: el desplazamiento de la literatura señorial y la emergencia de nuevas lógicas culturales y sociales en los años veinte, y la violencia represiva de los militares y grupos de derecha que llevó al golpe de Estado de 1930 y cerró un modo en que la literatura funcionó y se vinculó con el proceso histórico. El escritor afirma que la crítica literaria puede detener la idea de conciliación social y cultural y amenazar la estabilidad de los cuerpos y las mentes, tomando los atributos de la locura.
Fuente: Telam
Por Carlos Daniel Aletto