En la segunda mitad de 1979, el poeta y militante Juan Gelman escribió algunas de sus famosas Notas (Calella de la Costa/París/Roma), entre cuyos versos se encuentra el que da título a esta reseña. Pocos meses antes, junto a Rodolfo Galimberti y otros compañeros difundieron su alejamiento de Montoneros en el periódico francés Le Monde, cuestionando el rumbo emprendido por su Conducción. El trabajo de Hernán Confino, enfocado en la historia de la organización y de sus militantes entre la salida orgánica del país y la llamada Contraofensiva, me recordó a esa imagen de los pedacitos rotos que construyó la “Nota XII”. Por un lado, porque ese sueño revolucionario al que refería Gelman está presente en las páginas de La Contraofensiva: el final de Montoneros, junto a la historia de las decenas de compañeros caídos en el camino. Por otro, porque la investigación de Confino debió lidiar con la fragmentación de las memorias y la dispersión de documentos que un sueño como aquel dejó al romperse.
El libro publicado en 2021 por Fondo de Cultura Económica es el punto de llegada de un extenso recorrido de investigación, que incluyó sus estudios de doctorado y posdoctorado financiados por CONICET. Sabe el autor, se intuye, que su obra será leída por un público variado que puede incluir colegas de historia reciente, ex militantes de Montoneros, familiares de víctimas del terrorismo de Estado, “opinadores de polémica en el bar”, jueces en causas de lesa humanidad y abogados de represores. La persona lectora imaginada, mejor dicho, la asamblea de lectores y lectoras que lo acompaña en la escritura, amenaza constantemente con los riesgos de otros usos públicos de su producción. Para lidiar con ellos, desde la introducción hasta el epílogo, cada apartado explicita meticulosamente las interpretaciones con que debate, las herramientas con que cuenta, las fuentes utilizadas y el camino recorrido para alcanzar cada afirmación.
El exilio de Montoneros, en un contexto de enormes pérdidas, y especialmente la contraofensiva, con su saldo de muerte y desarticulación, han sido durante años temas atorados en la garganta de la historia reciente. O talones de Aquiles, si prefieren esa imagen menos cruda. El libro de Hernán Confino es muy valioso porque da visibilidad a su investigación, pero también porque a partir de su circulación, sus presentaciones, su puesta en vidriera y su lectura, habilita nuevas condiciones para el debate académico y político.
Como bien aclara, el autor no se encuentra ante grandes silencios sobre la Contraofensiva, sino más bien ante un caudal de caracterizaciones periodísticas o del género memorial tensionadas, en el ejercicio retrospectivo, por narrativas dominantes desde la posdictadura. En ese sentido, es innegable el peso que tuvo el ensañamiento con los miembros de la Conducción de Montoneros en la persecución judicial desplegada por la presidencia de Raúl Alfonsín. No solo se buscó dejarlos fuera del juego político considerado legítimo para la transición, sino que durante aquel gobierno se los procesó y encarceló precisamente por operativos de la Contraofensiva cuyas causas permanecían abiertas.
En las memorias de exmilitantes, a esos condicionamientos se suman también otras cuestiones, como las divisiones políticas −nunca saldadas− que se reavivan y las heridas dolorosas que se reabren ante la discusión sobre cualquiera de las etapas que el libro aborda. Escritas para disputar la demonización dominante a partir de 1983, o marcadas por el “mandato de autocrítica” que se extendió en los medios durante los años noventa y se complejizó con las cartas de Oscar del Barco de 2004/2005, muchas memorias militantes no pueden eludir el desenlace a la hora de dar cuenta del itinerario de la organización. Con esta obra ocurre algo diferente.
Con el gusto por explicar que retoma de Marc Bloch, sus siete capítulos repasan diferentes contextos y dimensiones que contribuyen a entender a la contraofensiva: la salida del país y el exilio mexicano que implicó importantes transformaciones en la sociabilidad y sensibilidad militante; la idea de revolución en suspenso, con su cuota de anhelos y culpas, que marca la decisión clave tomada durante la estancia en Cuba; las experiencias de reclutamiento y entrenamiento en diferentes lugares del mundo; las disidencias que ocurren con la operación ya en marcha y las vicisitudes que enfrentan los primeros grupos encargados de regresar al país para acciones de agitación y propaganda (TEA); los operativos militares que realizan las tropas especiales de infantería (TEI). Todos capítulos equilibrados que se completan con el primer balance que la organización realiza, una nueva disidencia, y la celeridad con que la contraofensiva planeada para 1980 es desmantelada, con secuestros y desapariciones, y marca, para Confino, el final de Montoneros.
Es indudable que la mirada de Confino se ha nutrido con la pertenencia a distintas redes intelectuales que en las últimas dos décadas han estudiado en Argentina la lucha armada, los exilios políticos, las tramas de la represión y también las narrativas construidas en la transición a la democracia. Uno de sus aportes es la articulación que propone y logra entre esos diversos territorios de indagación, sus preguntas y sus matices. Otra originalidad radica la exhaustividad con que articula sus interpretaciones con diferentes testimonios (procedentes de entrevistas propias y archivos orales), que le permite construir una aproximación histórica a Montoneros atenta a los matices, lo plural y lo disonante de aquella experiencia política. Como señala, habitualmente se la ha reconstruido desde las voces y las iniciativas de la conducción. Aquí aparecen otros hombres y mujeres, con diferentes trayectorias, de diferentes orígenes, cuyas motivaciones y lecturas sobre la experiencia son tan diversas hoy como lo fueron entonces, aunque también les pesen las memorias dominantes.
Pero Confino tampoco rehúye al análisis de quienes decidieron la Contraofensiva. Registra varias motivaciones que van de la mano con el diagnóstico sobre el descontento popular con la dictadura: el miedo a perder gravitación y arraigo con la distancia, la ansiedad por no estar en la tapa de los diarios, la necesidad de producir instancias de homogeneización política e ideológica de sus cuadros. Esto que aquí simplifico, Confino lo despliega con sumo cuidado.
Distanciándose analíticamente del propio contexto pandémico, sobre el que vuelve al final del libro, pero también alejándose del juicio por entonces en curso en el Tribunal Oral Federal 4 de San Martín, atiende en cambio a la dinámica política local, al contexto internacional y al repertorio de esta y otras organizaciones político-militares de los años setenta y ubica a la Contraofensiva como una estrategia posible en la línea de desarrollo previa. Por eso es que logra desarmar una serie de “vulgatas”, como las llama Alessandro Portelli, que constituyen sentidos comunes muy arraigados que no resisten a la contrastación: por ejemplo, que los y las militantes políticos en el exterior fueron obligados a retornar; que la Conducción no se expuso a sí misma a ese retorno, y que quienes integraron las diferentes tropas tenían una visión edulcorada sobre la situación imperante en el país. Consolida ese resultado al compartir sus hallazgos en documentos de inteligencia producidos por diferentes agencias estatales y documentación partidaria dispersa en distintos repositorios internacionales.
Para cerrar, volviendo al poeta y militante que se preguntaba por entonces si esos pedacitos rotos alguna vez se volverían a juntar: aunque esa respuesta tal vez no pueda darse, está claro que necesitamos más de estas buenas historias que interroguen sin prejuicios ese pasado, para poder soñar mejor.
Fuente: Clepsidra
Por María Lucía Abbattista
Profesora de Historia y Magíster en Historia y Memoria graduada en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la de Educación –Universidad Nacional de La Plata (FaHCE-UNLP). Prosecretaria de Derechos Humanos de la FaHCE.