El atractivo, el interés, la curiosidad, la sorpresa que provoca la lectura de las páginas de Borges es el fundamento de esta enciclopedia de temas, nombres, lugares, personas, hechos, referencias, datos y citas que aparecen en los escritos del autor de “El Aleph”. El misionero Jorge Schwartz conoció a Borges en 1971 cuando le entregaron al gran escritor argentino el Premio Jerusalén en la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde Schwartz se graduó en Estudios Latinoamericanos y Literatura. Durante veinte años Schwartz planeó una obra que no fuera otro diccionario sobre Borges y su obra, hasta que, en 2017, siendo profesor en la Universidad de San Pablo, logró publicar “Borges babilónico”, título que tomó de una definición que hace Cortázar de Borges a un amigo. Él libro había sido pensado como una enciclopedia borgeana para el lector brasileño. Durante una década había trabajado con 66 colaboradores desarrollando los diversos temas de las mil entradas que tiene el libro, y que van de “1910, el año del cometa y del Centenario” a “Zumacos”, y en la edición argentina que acaba de aparecer, “Emma Zunz”, nota que Horacio González publicó en 2019.
“Borges babilónico”, para su versión nacional necesitó ampliarse llegando así a 75 especialistas -Mangel, Sarlo, Piglia, Balderston, Cozarinsky, entre otros- y a 1.200 artículos que bucean en la memoria, el saber y la vasta erudición de Borges, “una mente enciclopédica por excelencia”, según Schwartz. Para el autor de “Historia universal de la infamia” las enciclopedias, en especial la Británica, más que un conjunto de libros de información era un punto de partida, un lugar de estímulo. Eso es lo que ocurre con “Borges babilónico” cada una de las notas, de las entradas, se abren a un interés que supera lo literario para desplegarse al mundo de la cultura y la vida. Como ocurre con las enciclopedias, deben quedar abiertas a actualizaciones y nombres o temas ausentes. Así, entre los nuevos textos incluidos en la edición argentina hay uno dedicado a la homofobia en Borges, y entre los que faltan está, por caso, Jesucristo, que se deberá cubrir para que no imitar a aquel millonario que prohibió su mención en su enciclopedia, y fue personaje de “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”.
Fuente: Ámbito financiero