Fuente: La izquierda diario
Paco Ignacio Taibo II es un escritor mexicano. Entre sus libros más conocidos están las biografías de grandes personajes históricos como el líder de la Revolución mexicana Pancho Villa o el Che Guevara y las novelas policiales.
Su personaje más conocido es Héctor Belascoarán Shane, un detective que se enfrenta con policías y políticos corruptos, desde Días de combates en 1976. Completan su liga, Fierro, un escritor de novelas policiales electo comisario de una comunidad donde el pueblo toma el poder (La vida misma) y Olga Lavanderos, una periodista que investiga empresas oscuras y violentas en la Ciudad de México.
Escribiste novelas, crónicas, ensayos, de temas variados y diferentes pero, ¿hay alguna historia que sentiste que no pudiste o no supiste cómo contar?
“Soy un desastre como guionista de cine y cuando lo practiqué no me quedé a gusto, no era lo que quería, lo cual es una falacia -Tus novelas son muy cinematográficas- pues lo serán pero necesitan un traductor al lenguaje del cine y yo no lo soy”.
¿Qué te dice “esta es la historia que voy a contar”? ¿Cómo elegís?
“Hay un primer lector que es uno mismo, pero el que se queda ahí se pierde. La literatura no es un fenómeno de aislamiento, es un momento en que el lector y el autor se encuentran y se hablan a través del libro”.
Le dedicaste varios libros a la novela negra o policial, ¿qué buscabas o qué pensabas que podían encontrar tus lectores y lectoras en esas historias y en personajes como el detective Belascoarán Shane, el comisario Fierro o la periodista Olga Lavanderos?
“Buscaba, como diría Clausewitz, la política por otros medios, ¿no? La guerra por otros medios, un doble juego, te propongo una novela que tienes que leer en el borde del asiento, con una trama que te arrastra pero te invita a una reflexión sobre la sociedad en que vivimos”.
“Esa era la intención, era el policial que me gustaba y hacia el que me fui, aquel que tiene una doble mirada. Pero luego cuando empecé a hacerlo, descubrí que tenía tres miradas, no dos como yo creía. La novela con el personaje permanente de la ciudad, yo quería contar ciudad, y de repente me encontré con novelas donde el peso de la ciudad era tanto como el del personaje, como el de la anécdota”.
En 2020 reeditaron Todo Belascoarán, las novelas de tu detective Héctor Belascoarán Shayne, ¿cómo ves que “envejeció” este personaje? ¿A través de qué cosas mantiene su vigencia, su historia, su punto de vista?
“Envejeció mucho mejor que yo. Viví fenómenos que te confirman, desconfirman o te inquietan. Como ir a firmar a ferias de libros en las cuales la fila tiene una doble composición. De adulto, de más de cuarenta y de izquierda y adolescente pequeño y peludo [de pelo largo]. Esto es muy glorioso, ¿cómo me acompañan estos al baile? Y me acompañan porque el policial que yo escribo, que tiene mucho de nostalgia, de ciudad desaparecida, no lo leen así. Lo leen como el personaje antihéroe, que es medio héroe que sale a la calle a dar la guerra. Lo leen como una individualidad libre, lo leen como cantos de libertad los más jóvenes, creo, sospecho, intuyo”.