En las elecciones de 2023, la mayoría de los argentinos expresó su hartazgo con los partidos y coaliciones existentes, optando por un líder sin partido ni aliados que prometía gobernar sin negociar. Sin embargo, pronto se vio que esta promesa era inviable.
En su nuevo libro, el politólogo Marcos Novaro revisa la historia reciente y analiza los rasgos institucionales que afectan a los partidos y su cooperación para responder si fue sensato apostar por un gobierno unipersonal.
Entre sus conclusiones, Novaro señala que la competencia entre coaliciones no desaparecerá debido a la fragmentación política. Además, sugiere corregir el mal funcionamiento institucional para que los acuerdos se traduzcan en gestiones eficaces e innovadoras.
-¿Cuáles considerás que son los rasgos institucionales que afectaron a los partidos en los últimos años y que derivaron en el triunfo electoral de Milei?
-El rasgo que más lo favoreció a Milei es la indisciplina federal de los partidos. Los gobernadores desdoblaron las elecciones y en muchos casos las ganaron. Si no las ganaron las ganó Juntos por el Cambio. Esa indisciplina territorial del voto se quedó ahí, a nivel provincial. Se desvincularon de la competencia nacional y eso les permitió compartir votos con Milei, que es lo que hicieron tanto gobernadores de Juntos por el Cambio como gobernadores peronistas. En muchas provincias donde ganó el peronismo, las del norte sobre todo, Milei arrasó y los gobernadores ganaron cómodos. Mientras que en las provincias que fueron para Juntos por el Cambio, esos votos se fueron en buena proporción a Milei y luego masivamente a Milei en segunda vuelta.
Le simplificó a Milei competir sin partidos. Eso que le reprochaba Bullrich, quien le decía ´vos no tenés gobernadores´, él lo veía como una mochila que no tenía que cargar. Una mochila con gobernadores que, desde su perspectiva, lo único que hacen es gastar plata de más. Por eso decía que iba a poder hacer el ajuste y afirmaba que no era la casta, se suponía con las manos libres y sin la obligación de negociar. Él reafirmaba en su campaña lo que Bullrich presentaba como un defecto y él presentó como una virtud: no tener territorio.
-¿Por qué en tu libro afirmás que se volvió inviable la promesa de Javier Milei de gobernar sin partidos ni coaliciones?
-Gobernar sin partidos ni coaliciones no es viable en ningún lado, menos en un país tan complicado como la Argentina y las urgencias enormes que tiene que atender el gobierno. La promesa era muy atractiva, pero completamente inviable. Eso no quiere decir que Milei necesita formar una coalición mayoritaria o ganar solo las elecciones del año que viene. Él formó una marca electoral que fue exitosa en condiciones muy particulares: la crisis de las dos coaliciones preexistentes, una sucesión de liderazgo parcial en los dos casos -Cristina y Macri eran un lastre para ambos, pero tampoco era posible prescindir de ellos- y eso fue muy complicado para esas dos coaliciones.
Para Juntos por el Cambio eso va a ser aún peor el año que viene. Es muy difícil que se recomponga una coalición de centro. Si va a seguir siendo una coalición provincial y en las provincias donde ganaron van a volver a competir como Juntos por el Cambio. Incluso pueden hacerlo en las provincias que perdieron. En ese contexto, Milei tiene muy difícil terciar. Lo más probable es que termine sumándose a Juntos por el Cambio.
-¿El gobierno actual deberá avanzar en una coalición más profunda para ganar gobernabilidad de cara a los tres años de mandato que le quedan?
-Milei va a necesitar una coalición o partido mucho más sólida a nivel nacional porque va a tener que defender la gestión, no va a alcanzar con el outsider. Va a necesitar quienes defiendan su marca, su gobierno, su gestión y a su gente en las provincias. Tiene que organizar su partido y puede que necesite alguna política de alianzas en ese partido. Claro que va a preferir competir solo, por eso está apostando a que el combustible económico le alcance para ganar solo. Si eso no se da, si el plan económico no da los frutos que él espera o las demandas sociales son superiores de lo que puede atender o el peronismo se vuelve más desafiante y mejora su oferta, puede que se complique la posibilidad de que La Libertad Avanza compita sola.
Por ahora están haciendo una campaña para organizar su partido y abrirle las puertas a candidatos peronistas. Ese es otro motivo que demora cualquier encuentro con Macri. Su objetivo principal son los dirigentes y votos peronistas, es ahí donde puede consolidar con un voto transversal con sectores pobres y jóvenes. Ampliar eso en donde le fue peor, la provincia de Buenos Aires fue el distrito más duro para él. Para eso los candidatos de Macri no le sirven.
Está claro que el necesita un partido, que necesita construirlo. El tipo de coalición que va a armar está por verse, pero será muy restringida y muy vertical. Él no piensa en competir con nadie y está en su derecho. Tiene bastante más chances de funcionar que la idea de coalición que piensa Macri.
-¿Hacia qué tipo de coalición crees que puede ir el Gobierno?
-Son distintas ideas de coalición las que están pensando Macri y MileI. El primero piensa en acuerdo entre partidos de base legislativa y electoral, pero con expresiones en el Ejecutivo. Milei no tiene esa idea porque está formando su propia fuerza política y además porque los objetivos de dónde quiere robar votos son otros, él está apuntando al peronismo. Milei va a hacer acuerdos cuando lo considere necesario porque el que tiene la iniciativa en términos de gestión y tiene la capacidad de administrar el presupuesto.
Está bien que demore cualquier decisión sobre acuerdos a nivel nacional y distrital. Si puede evitarlo, no va a hacer una alianza de partidos con nadie, va a sumar candidatos. Así como interpela a la gente del PRO,, hace lo mismo con los (Daniel) Scioli de este mundo, quiere multiplicarlos. Tiene muchas chances porque la gente que quiere hacer carrera política se vuelca sobre eso. Es atractivo dejarse cooptar por Milei. Eso no alcanza para formar una coalición de gobierno. Las coaliciones son más complejas, requieren ingeniería, programas, liderazgos de consenso, mecanismos de negociación, mecanismos para institucionalizar la negociación. Todas cosas que funcionaron bien en presidencialismos de la región. En la Argentina funcionó muy mal y va a volver a ser así.
Si Milei necesita una coalición más amplia, seguramente va a llegar tarde la señal de que está dispuesto a hacerlo. Lo que le pasó a Macri, cuando quiso a buscar un acuerdo estructural con peronistas moderados, lo único que encontró fue a (Miguel Ángel) Pichetto que no aportó ningún voto ni figura relevante del peronismo, vino solo. Si hubiera hecho esa oferta cuando estaba en auge, tal vez incorporar al massismo le hubiese sido viable y hubiese estado acompañado de votos.
Es lo que le pasa a los presidentes que no quieren compartir el poder cuando están en auge y cuando quieren compartir, lo que comparten son costos y nadie quiere estar cerca de ellos. Ha pasado con muchos presidentes y se puede repetir eso, agravado por un gobierno minoritario y una situación precaria en términos económicos. Si a Milei le va mal en la gestión económica, se puede repetir.
Si las cosas siguen como van, con el poco combustible que pueda proveerle la economía, el proyecto político es muy sólido y consistente, contrario a lo que se piensa. Es más sólido en términos políticos que económicos. Es de un liderazgo muy potente frente a una oposición muy fragmentada con líderes muy desprestigiados y con pocas ideas para plantearle a la sociedad. Tiene las cartas de su lado y posibilidades de salir airoso, aun cuando la economía funcione a medias. Su plan económico va a tener muchas más dificultades que su plan político.