Junto con la llegada del otoño en el hemisferio sur -época del año que da gusto arrimarse al fogón y tomar un mate caliente en compañía amiga- llega el número 28 de El toldo de Astier. Propuestas y estudios sobre enseñanza de la lengua y la literatura. Este número llega gracias al viento que amontona voces de docentes de distintas latitudes y trae el eco de múltiples experiencias de lectura y escritura en aulas diversas.
Así, recibimos en La gambeta didáctica a Erika Maidana quien nos invita a trabajar las adivinanzas y la oralidad en las aulas de la escuela primaria. Se suman Mariana Provenzano y Anabella Poggio con una propuesta de trabajo para la enseñanza de la lengua en la escuela primaria, al tiempo que avanzan en la descripción de una gramática escolar de perspectiva etnográfica.
Para cerrar esta sección, Eduardo Vardé nos cuenta sobre la técnica del Blackout a partir de la lectura de Eduardo Berti como contenidos de ruptura y experimentación a ser trabajados en sexto año de la educación secundaria.
Este viento se arremolina y en La lengua desbordada, gracias a la encuesta presentada en el artículo de Luisina Marcos Bernasconi, Virginia Cuesta y Matías Massarella, nos trae las voces de 267 docentes que dan cuenta de las complejas características de la presencia de las lenguas indígenas en el cotidiano escolar en distintas jurisdicciones del sistema educativo argentino.
Como ya es moneda corriente, no puede faltar un soplo de distancias lejanas. Esta vez, la colega Ariadne dos Santos nos acerca una entrevista realizada al Prof. Dr. Joey Whitfield de la Universidad de Cardiff, Gales, Reino Unido.
Despide la sección Paola Navas Rodríguez con un artículo que da cuenta de las distintas realidades culturales y lingüísticas en las aulas de nuestro país y cómo estás influyen en el aprendizaje de la Lengua y la Literatura en el nivel primario y especialmente en la alfabetización.
El mar, celoso del viento que trajo tantas palabras, nos devuelve una Botella que contiene el cuento breve “La Grand Carmen” de Alejandro Noguera.
Eugenia Arana nos invita a leer sus Maquinaciones y comparte una crónica sobre su derrotero de investigación que se inicia con la pregunta ¿cómo se incluyen los géneros digitales en las consignas de escritura propuestas en manuales escolares de primer año de la escuela secundaria para Lengua y Literatura?
Stella Maris Tapia, también desde la educación secundaria, reflexiona sobre las consignas para enseñar gramática buscando acompañar de manera instrumental a las y los docentes a planificar y reformular su trabajo cotidiano.
El viento sigue soplando y nos acerca una investigación de Emilia Teso sobre el uso que hacen las y los docentes del espacio áulico, sus paredes y los materiales que en ellas colocan al inicio y en el transcurso del ciclo lectivo en cuanto a la tarea alfabetizadora.
Esta vez desde las aulas de Filosofía, la docente Isabel M. Teste problematiza sobre la escritura argumentativa en el nivel medio.
Y como los vientos también traen memorias y saberes de otros tiempos que conviven con los actuales, cierra esta sección María Victoria Tomaíno quien trabaja los cruces y convivencias de la literatura medieval y la oralidad en un cuarto año de una escuela secundaria de Abasto.
Nos refugiamos en el Almacén de libros, donde entra un solcito cálido que nos invita a revolver los estantes y encontrar la reseña de Florencia Bottazzi sobre el libro de María López García (2023) ¿Está bien dicho?: hablar y escribir más allá de la ortografía y del diccionario en el cual la autora nos invita a explorar la diversidad lingüística que subyace en la singularización de “el español” y desambiguar la noción de “uso correcto”. Por último, Ignacio Lucia nos trae una novedad editorial y reseña ¿A qué llamamos literatura? Todas las preguntas y algunas respuestas de José Luis de Diego, con la coautoría de Virginia Bonatto, Malena Botto y Valeria Sager (2024).
“Como mata el viento norte” reza aquella canción emblemática del ´76. Pero nosotros somos vendaval que sopla fuerte y desde el sur. Estos tiempos de reunión, fogón y mate invitan a resistir en comunidad, invitan a contar historias para que sigan vivas en la memoria colectiva. Ninguna motosierra es más fuerte que un pueblo unido, un pueblo con memoria y con convicciones, un pueblo que se embandera y cree en la escuela como trinchera. Hacé correr la voz: en el Toldo siempre hay lugar, porque creemos que nadie sobra.
Fuente: El Toldo de Astier
Por Luciana Morini