Federico Monjeau (1957-2021) se dedicó a la crítica especializada de música clásica y contemporánea con pasión. Su enorme conocimiento del tema y una manera clara y amena de combinar datos y opiniones lo hicieron una figura consultada y respetada. Este año, Matías Serra Bradford compiló las críticas que Monjeau realizó, fundamentalmente en el diario Clarín, y las reunió con esmero y amor en el volumen Notas de paso, el mismo que utilizaba el crítico y ensayista en sus columnas.
Este texto además de recopilación, selección y recuerdo resulta un homenaje. Y bien merecido, claro está.
Monjeau, como dice Serra Bradford en su significativo prólogo, estaba decididamente del lado de lo tenue, de lo sutil, de la reserva. Sin embargo, el material lo muestra también con opiniones bien contundentes, como que Bob Dylan no debería haber ganado el Nobel o que “Un’estate italiana” es la mejor canción de los mundiales.
En sus columnas hay abundantes cruces con la literatura -aparece Proust por ejemplo– o el cine. Pero no todo es académico, ni mucho menos: también aparecen referencias a las toses en el Teatro Colón o a su “reconciliación” con la música de Strauss. Notas sobre Hermenegildo Sabat o Morton Feldman se despliegan a través de un material que emana rigurosidad pero también humor y calidez.
Puede resultar discutible la decisión del compilador de no respetar el orden cronológico en el que aparecieron las publicaciones y optar por una reconstrucción temática. Esto provoca ciertos choques en la lectura, con datos que en un artículo se dan por contados y páginas después vuelven a ser presentados.
Sin embargo, el resultado final es digno de elogio sobre todo por la oportunidad que brinda el material para abrir puertas a un mundo, el de la música, que bien vale la pena ser descubierto. Por supuesto, de la mano de Monjeau todo resulta grato e inspirador.
Fuente: La Prensa
Por Juan Carlos Antón