La posición, cuentos reunidos, de H.A. Murena, es nada más y nada menos que la reaparición de una pluma singular y laboriosa en el terreno de las letras argentinas.
Está abierto el debate acerca de si Murena es uno de los grandes olvidados, si da la talla artística como para engarzarse él también en el olimpo de los escritores locales. Es de creerse que la polémica continuará abierta ad infinitum. Y, en definitiva, no es esto lo que hoy nos trae hasta acá.
La colección Tierra Firme de Fondo de Cultura Económica ofrece un nutrido conjunto de cuentos de estilo diverso con el sello inconfundible de H.A. Murena. Los hay de todo calibre, textos que exploran la composición social del país, que expresan preocupaciones y, en algunos casos, permiten asomar un dejo de pesimismo.
Abre la edición el título «Fragmentos de los anales secretos», una historia fechada en 1948 que marca la masificación de la ciudades, la pérdida de la identidad, el fútbol como espacio para liberar la violencia contenida. Y, en clave política, el aluvión zoológico que produjo el peronismo con el impulso a la industria nacional, la marea incontenible de la migración interna que vino a alimentar el aparato productivo.
En sus líneas hay la ironía y el desprecio, el temor por el desborde social, la transformación que tiene más de descomposición que de evolución. De alguna manera le toma el pulso a la calle y advierte en sus historias que el lento proceso de modificación del cuerpo social es como un tsunami imparable, un fluir permanente que, sin embargo, descarta la erupción revolucionaria.
Murena, el hombre de letras que colaboraba asiduamente en el diario La Nación, el impulsor de las ideas alemanas, difusor de pensadores como Jürgen Habermas, Theodor Adorno, Herber Marcuse y Max Horkheimer, también cruzó aceros con Jorge Luis Borges. Compañeros en la revista Sur, fue allí donde H.A. publicó el texto titulado «Condenación de una poesía», marcando las diferencias entre los poemas de raigambre nacional y los nacionalistas, estos últimos considerados como una impostura. Y justo ahí ubicó la obra poética borgeana de la década del «20 del siglo pasado.
En el recorrido de sus cuentos, en esa búsqueda del ser nacional, puede leerse entre líneas que el autor condena la «viveza criolla» y crucifica a lo que por estos días podríamos calificar como el «piola argento».
El punto más alto de esta compilación elaborada por FCE está dado en las historias fantásticas. Murena despliega allí una singular cualidad para generar misterio, tensar el relato, sembrar signos de interrogación y, finalmente, tejer finales abiertos.
El cierre de la edición está compuesto por breves y prescindibles reflexiones, textos cortos que no le suman casi nada a la experiencia de volver a encontrarnos con la literatura de H.A. Murena.
Fuente: La prensa
Por Gustavo García