Alfonsina Storni (1892-1938) fue la primera gran poeta argentina, pero su vida estuvo marcada por un gran desplazamiento. Nació en un cantón suizo y, después del traslado familiar por distintos puntos de la geografía de la Argentina, llegó finalmente a Buenos Aires. No es arbitrario entonces que Instantáneas de mundo, compilación de la Serie viajeros/viajeras, incluya en su primera parte muchas páginas sobre la capital argentina, que fue a su manera un lugar siempre provisorio (“Buenos Aires es un hombre/que tiene grandes las piernas,/grandes los pies y las manos/ y pequeña la cabeza”, describe).
El volumen organizado por Alejandra Laera (autora del prólogo, revelador sobre su carrera y sus idas y venidas) incluye poemas, pero también conferencias e incluso notas sobre su figura, que desde un principio llamó por su independencia la atención de la prensa.
La primera sección, dedicada a Buenos Aires (y al lado oriental del río, en particular Colonia), tiene entonces un matiz nada contradictorio: la observación de lo cotidiano con el ojo poético de la extranjería. La segunda, “Viajando a Europa”, incluye un diario de navegación y otro de viaje (donde surge sobre todo las escalas brasileñas) o un soneto sobre la Suiza natal. “Postales argentinas” habla de Rosario, Mar del Plata y reproduce un “Kodak pampeano”, donde el paisaje es puro prisma poético. “Hacia el mar”, el final, está compuesto de versos, pero se completa con las notas de despedida (al hijo, a Manuel Gálvez). La nota suicida solo apunta: “Me arrojo al mar”. Un libro oblicuo para acercarse de manera original a la poeta.
Instantáneas de mundo
Por Alfonsina Storni
Fuente: La nacion