La pandemia supuso la aceleración de muchos procesos. En cuanto a la transición comunicativa, ese pasaje del imperio de los medios tradicionales a los digitales, los movimientos todavía no se aquietan: algunas actividades volvieron a la presencialidad, otras quedaron virtuales, mientras unas cuantas siguen reacomodándose.
Puercoespines digitales. Vivir y nunca morir online, del italiano Davide Sisto, es una oportunísima y matizada reflexión sobre ese vacilar entre mundos. Sisto es doctor en filosofía por la Universidad de Verona, y profesor en la Universidad de Trieste. De sus libros, ya se tradujo Posteridades digitales, en 2018, y todavía queda Ricordati di me, publicado en 2020. En ambos, es central la pregunta por la estabilidad del sujeto en los nuevos medios.
En Puercoespines digitales, el italiano hace gala de profundidad de análisis. El título proviene del “dilema del puercoespín” de Arthur Schopenhauer, misántropo confeso. Para Sisto, se trata de una “metáfora agridulce”, que habla de cuánto queremos y no queremos compartir con los demás. Como puercoespines un día de frío, nos acercamos para calentarnos. Pero en esa cercanía, nos pinchamos y alejamos. Finalmente, encontramos la medida justa: una “moderada distancia recíproca”.
Para Sisto, la pandemia y pospandemia dieron lugar a una “metamorfosis antropológica”, en que se complejizó “el vínculo atávico entre el cuerpo y su imagen, la dialéctica entre lo que nos parece real y lo que nos parece virtual”. Si siempre hubo representaciones de las personas y de las cosas (en la palabra, la escritura, los dibujos, las fotos), nunca como hoy esa posibilidad fue tan amplia, multifacética, cautivante y desconcertante.
Entre citas de Borges o Italo Calvino, de series como Black Mirror o The Walking Dead, enmarcadas en una detallada revisión bibliográfica, Sisto propone nociones como “casa transportable” para caracterizar al smartphone, en tanto nos permite llevar a nuestros seres queridos con nosotros: la metáfora del caracol. Otra es que este dispositivo nos convierte en cyborgs, porque constituye “una prolongación externa de la acción del cuerpo y el carácter intrasomático del lenguaje”.
Habla también de internet como de una “ciudad digital global”, donde cada plataforma (Twitter, Facebook, TikTok) representa un “ambiente” en que imágenes y textos se combinan con una lógica particular. Estos ambientes, a su vez, promueven el desarrollo de identidades múltiples, de un sujeto desplegado en un abanico de caras o máscaras.
Puercoespines digitales es una obra de extraordinaria riqueza pese a su relativa brevedad, clara pese a su sofisticación: invita a pensar, a replantear posiciones y a seguir atentos a los cambios.
Fuente: La Nación
Por Ana María Vara