Eduardo Berti es escritor y traductor, pero, además, desde 2014 es miembro de Oulipo, grupo de experimentación literaria fundado en 1960 por Raymond Queneau y François Le Lionnais. De esa experiencia parece provenir su Método fácil y rápido para ser lector (Fondo de Cultura Económica), el libro del que tomamos los tres ejercicios que leerán a continuación.
Se trata de experimentos libres, que son juego pero también cosa seria. Berti ha recibido numerosos premios por sus libros, entre ellos el Premio Emecé (2011), el Premio de las Américas (2012) y el Premio Konex de Literatura (2014). Entre su vasta obra, publicada en varios idiomas, se cuentan las novelas La mujer de Wakefield (1999), Todos los Funes (2004), La sombra del púgil (2008), El país imaginado (2011), Un padre extranjero (2016), Una presencia ideal (2018) y Un hijo extranjero (2022); las antologías de cuentos La vida imposible (2002), Lo inolvidable (2010) y Círculo de lectores (2020); y las ficciones inclasificables Inventario de inventos (inventados). Breve catálogo de invenciones imaginarias (2016), La máquina de escribir caracteres chinos (2017) y Por. Lecturas y reescrituras de una canción de Luis Alberto Spinetta (2019).
Por Eduardo Berti.
Tome la novela que acaba de leer y haga con ella una comedia musical, como en el cine: una comedia musical en la cual, de vez en cuando, los personajes retardan o detienen las acciones para ponerse a cantar.
Busque los mejores momentos para insertar las canciones. Seleccione, entre los distintos hechos, los momentos que podrían prestarse mejor para que canten los personajes.
Elija varias canciones (ya existentes) que podrían funcionar en su novela-musical.
Puede fijarse unas reglas: por ejemplo, (a) no más de dos canciones para un personaje de importancia y una sola canción para los secundarios; (b) solo canciones cuyas letras fueron escritas en el idioma de la novela; (c) no más de dos canciones de un mismo compositor; (d) separar las canciones cada cinco o siete páginas, etcétera
*
Redacte las instrucciones para escribir el libro que acaba de leer. Imagine que Bioy Casares no llegó a escribir La invención de Morel o que Marguerite Duras no concluyó El amante porque esperan (o esperaban, mejor dicho) sus instrucciones para hacerlo.Puede organizar sus instrucciones mediante una serie de puntos o de ítems. Puede usar el modelo de una receta de cocina.
*
Abra un libro que ha leído con placer hace más de catorce años (no haga trampa, será en vano), ábralo en la página 99 y lea tan solo esa página.
Confíe en aquella idea insólita, que muchos atribuyen a Ford Madox Ford, según la cual la calidad de un libro de ficción se juzga por la calidad de su página 99.
Vea si Ford (o quien haya ideado esto para achacárselo a Ford) tiene un poco de razón.
Haga la prueba con todos los libros del propio Madox Ford. Vaya a la página 99 y también, por las dudas, a las páginas 66, no sea cosa que Madox Ford (o quien inventó este asunto) se haya equivocado de número.
Fuente: Eterna cadencia