Una novela profética de un platense

julio, 2025
Juan Octavio Prenz es un escritor de nuestra ciudad que, en los años noventa, escribió El señor Kreck, un libro que preanuncia mucho de lo que vivimos hoy en Argentina.

Un hombre que es puesto preso injustificadamente. Un pacífico corredor de seguros que se ve atrapado en una maraña de sinrazones, oprimido por una atmósfera kafkiana de la que su apellido –Kreck- es, de alguna manera, tributario.

Juan Octavio Prenz nació en La Plata, en 1932. Pasó su infancia y adolescencia en Ensenada, en Barrio Campamento, un asentamiento de italianos, yugoslavos, polacos y rusos, que lo hizo familiarizarse con esas tierras en las que luego viviría. En su casa se hablaba el serbo-croata –sus padres eran inmigrantes que llegaron a nuestro país desde los restos del imperio austrohúngaro -, y es en la escuela donde completaría su dominio del español.

Se graduó en la Facultad de Filosofía y Letras de nuestra ciudad, y de inmediato se dedicó a la docencia, como profesor adjunto de Introducción a la Literatura en la Universidad Nacional de Buenos Aires, y de Filología Hispánica en la Universidad Nacional de La Plata. En los años 60 emigró a Europa. Se radicó en la entonces Yugoslavia, encargándose del Departamento Romanística de la Universidad de Belgrado, entre 1962 y 1967. Regresó a Argentina –donde siguió ejerciendo la docencia-, hasta que la Triple A tornó completamente irrespirable el aire de nuestro país y volvió a irse a Belgrado. No volvió a afincarse en nuestro país. Escribió unos quince libros –entre poesía, ensayo y novela- y recibió premios literarios importantes. Murió en Trieste el 14 de noviembre de 2019. Pero en el medio ocurrieron muchas cosas, entre otras, la publicación de  El Señor Kreck, recientemente reeditada por el Fondo de Cultura Económica.

La novela transcurre en numerosas locaciones de La Plata y Ensenada, el zoológico, Plaza Italia, una comisaría, y un oloroso bosque de eucaliptos de Gonnet, entre otros sitios fácilmente reconocibles, en los que van sucediendo las peripecias del personaje, en un modo al revés donde “las precauciones de nada sirven, pues nunca sabes con qué diablos te puedes encontrar”, tal como le advierten las dos ancianas que le alquilan un pequeño departamento en nuestra ciudad. Es un hombre de lustradas costumbres y rutinas minuciosas que no lo blindan contra las acechanzas de una realidad crecientemente ominosa, contextualizada cuando los años 70 se fueron cubriendo de sangre.

Es conocida la aptitud poética de Prenz y su probada calidad pedagógica –puesta de manifiesto en una vida académica muy rica e intensa en Europa, en aulas de distintas Facultades-, pero con esta novela, da pruebas de su solvencia como narrador. Su voluntad de narrar tomó al periodismo como campo de pruebas, participó en no pocas revistas, y tuvo un contacto muy fluido con la vida intelectual argentina. Fue asesor de Editorial Nolit, de Belgrado, para la publicación de narrativa latinoamericana, prologando entre otros a Pedro Páramo y Leyendas de Guatemala de Miguel Angel Asturias. Integró el consejo de redacción de la revista Equivalencias de Madrid y director de las ediciones de ensayos en la editorial LAR de Buenos Aires. Fue catedrático de literatura en el Departamento de Hispánicas de la Universidad de Trieste –Italia-, y enseñaba poesía española moderna y contemporánea en la Universidad de Venecia; docente del Departamento de Hispánicas de la Universidad de Ljubljana –Eslovenia-. Hizo numerosas traducciones de obras literarias eslovenas, serbias, croatas y macedonias. En 2012 tradujo la obra del poeta serbocroata Vasko Popa –libro que tiene prólogo de Octavio Paz-. Además de El Señor Kreck, es autor de otras dos novelas: Honesto, el degollado y Solo los árboles tienen raíces.

Fuente: Diario HOY

 

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