Un accidente real, una pérdida de equilibrio en una escalera apoyada sobre un techo, puede haber llevado a Alicia Genovese a detenerse en una reflexión poliédrica sobre las caídas y el tropiezo tomados en un sentido más amplio, que alimenta una serie de versos que se ramifican, así, en múltiples dimensiones y con diferente calado, sin perder la unidad de conjunto.
Veinticuatro son los poemas de La invención del equilibrio, reunidos en tres secciones: “lo inestable”, “simetrías” y “el equilibrio inesperado”.
Con espíritu vitalista, con la sensatez que dan los años, Genovese indaga en las numerosas consecuencias de una caída, incluso para el ánimo, pero se queda con ese dejo de asombro que acompaña esos deslices. Asombro del que intenta apropiarse y que procura capitalizar, a tal punto que propone, “a cada día, entrar como quien tropieza por primera vez con el color de cada cosa, lo liso y lo áspero (o) la luz”.
En lo inestable sitúa al equilibrio de las relaciones humanas, que pueden provocar caídas, y curiosamente a la lectura, porque supone “entrar en lo que se va diciendo” y ser alcanzado por palabras que caen como lluvia e inundan anteriores certezas.
En lo oscilante también coloca al poeta, que avanza con paso de funámbulo, probando la firmeza de su apoyo, ensayando esa “invención del equilibrio” que da título al poemario. Y finalmente, ubica en esta categoría de lo inconstante a la memoria, a ciertos animales y plantas, y a algo tan efímero como la calma que puede brindar un abrazo.
De recuerdos y vivencias como esas, del “corazón y su atávico pulso”, se nutren estos versos.
Genovese, observadora atenta, como toda persona retraída que dice ser, explora con las palabras la descripción de esos distintos equilibrios, simetrías, correspondencias y contrastes evanescentes de los que el mundo ofrece a racimos. Y la poeta los descubre en una obra de Vermeer o en otra de Turner, en las alas de una mariposa y hasta en la sencilla comprobación de cómo funciona la visión binocular.
Los versos proponen así un viaje que es a la vez ligero e inteligente, grácil e ingenioso, diverso y temático.
Genovese (Buenos Aires, 1953), poeta, ensayista y docente universitaria, fue decana del Departamento de Literatura latinoamericana de la Universidad Kennedy. Es autora de los ensayos La doble voz. Poetas argentinas contemporáneas (1998), Leer poesía. Lo leve, lo grave y lo opaco (2011) y Abrir el mundo desde el ojo del poema (2023), así como de una quincena de poemarios, el último de los cuales es Oro en la lejanía (2021).
Fuente: La Prensa
Por Agustín De Beitia