ISBN:
9789681615413
Más de un milenio antes de nuestra era, el pueblo olmeca había erigido ya pirámides, altares y templos; esculpido estelas; cincelado la dura roca y creado una escritura jeroglífica. Su hábitat original fue la selva húmeda del oriente de México, y de allí se extendió en todas direcciones.
De la civilización de los olmecas proviene la cerámica que ha sido descubierta en Las Bocas y en Tlatilco; los paneles esculpidos y las pinturas murales descubiertos en varias cavernas de los Estados de Morelos y Guerrero, así como las figurillas de jade, los enigmáticos personajes enmascarados y los hombres-jaguar que figuran en sus dibujos reflejan, dentro de su diversidad, el estilo poderoso y original de sus creadores, cuyos temas fundamentales persistieron, con variaciones obligadas, en el arte precolombino de Mesoamérica a lo largo de los siglos.
El notable americanista francés Jacques Soustelle dedica esta obra al estudio de quienes llama los sumerios de América, pues han compartido el mismo destino: permanecer desconocidos por mucho tiempo, ser precursores de la civilización y tener su personalidad encubierta por las varias culturas de los pueblos que los sucedieron. Para los investigadores modernos, la investigación de los olmecas se inicia en 1862, cuando José María Melgar descubrió una cabeza gigante en Hueyapan, Veracruz.
Sobre esta base, en Los olmecas el autor nos describe la que considera la metrópoli original de la civilización, situada en la zona de La Venta. Intenta después explicar su expansión, primero hacia el altiplano central de México y, más tarde, hacia el Pacífico, los valles oaxaqueños, el sudeste de México y América Central. Soustelle especula asimismo con la existencia de un imperio olmeca e intenta, en un análisis a fondo de los materiales disponibles de la herencia olmeca, reconstruir la forma de vida de este grupo y describir sus templos, sus dioses y su escritura.