El tiempo y lo imaginario

ISBN: 9786071606051

En sus libros y ensayos escribe Adriana:
«Errantes, los surrealistas se entregaron a la aventura interior. La soledad era absoluta. El horizonte ahogado en cenizas. Los ojos vacíos encontraron el horror. Y el grito fue ¡no me conozco!, porque la soledad es extrañeza, porque decir tu cuerpo es decir lo no dicho. A tientas el sol conoció la noche. Y el Verbo poético nos fue revelado en una poesía cruel, dolorosa, interior. Escrita con sangre y escrita con luz, donde el poeta fue náufrago y la palabra abismo, por dentro».
«Los románticos, igual que más tarde los surrealistas, saben que la realidad humana, el ser propio del hombre, reside precisamente en esa entrega desesperada, en esa ansia de perfección que crece enraizada en el abismo, en ese absurdo sueño que se alimenta en la tiniebla de la incertidumbre».
«El poeta, el artista, es el hombre que implica la dualidad por excelencia. La lucha contra el mal es obligada. El enfrentamiento de la conciencia es un momento necesario. La desgarradura tiene otro nombre: libertad. Es lo que nos permite actuar y comprometernos».
«Lo extraño, lo maravilloso, lo inexplicable, lo encontramos en el fondo de nosotros mismos, de nuestra propia imaginación. Es la voz de eso que, a veces, llamamos poesía. Una voz que el mundo moderno intenta de continuo hacernos olvidar».
«La filosofía es, ante todo, pregunta, búsqueda, camino. La poesía no pregunta. La poesía es la respuesta a una pregunta no formulada».
«En el fondo, la única realidad está en el proyecto. En la búsqueda de lo Nuevo y lo Desconocido. El único camino está en el proceso mismo, en el movimiento contradictorio de la espera».
«Sólo entonces, cuando sepamos que no existe lo que no hemos comprendido, el pájaro se confundirá con el viento, el cielo con la verdad y el hombre con su propio destino».