El Renacimiento en Italia (2 Tomos)

Autor:
  • John Addington Symonds

$690

ISBN: 9681627695 / 9681627709

Este libro es uno de los estudios fundamentales de la historiografía moderna. Su publicación en español constituye un acontecimiento editorial, pues enriquece la bibliografía sobre ese periodo, único en la historia humana, y pone en manos del lector una guía utilísima para conocer todos los matices, las tendencias, las personalidades, los acontecimientos y el despertar de la cultura en un momento en que el hombre se descubre a sí mismo y crea nuevas maneras de interpretación del mundo circundante.
De hecho -dice el autor- en el término ‘Renacimiento’ confluyen múltiples derivaciones que provienen de campos de estudio muy específicos: bellas artes, teología, astronomía, filosofía, política, derecho, y hasta geografía y numismática. Todos los investigadores convienen en que el Renacimiento fue una ‘revolución’, y sin embargo, la historia de esa época no es la historia de las diversas actividades particulares, consideradas simplemente como un ‘adelanto’ en el desarrollo de la cultura occidental. Se trata de algo más profundo, de un impulso inherente al espíritu humano que, en una coyuntura en que desembocan circunstancias geográficas y políticas favorables, encuentra la expresión de una magnitud desconocida del mundo y del hombre.
Para Symonds, sólo Italia podía ser la cuna del Renacimiento porque, mientras otras naciones retrasaban su evolución, Italia ya tenía una lengua, disfrutaba de una creciente prosperidad comercial y de una relativa libertad política. Sin estas circunstancias, no habría encontrado el cauce propicio la tendencia que se desbordaba. Pero no es eso todo. El Renacimiento no puede concebirse como una eclosión espontánea en un medio apropiado. El fenómeno ya se había venido insinuando siglos atrás, y sus gérmenes provenían de Abelardo, de sir Roger Bacon, de Joaquín de Flora, de Federico 11, de Juan Huss, de los albigenses y los cátaros, de los paterní y los fratelli, de los mismos ‘Carmina Burana’, que dejaban traslucir en sus estrofas un sentimiento más pagano que cristiano. En síntesis, ‘El Renacimiento en Italia’ se ocupa de la transformación profunda del hombre estudiado a través de sus obras.
La investigación de Symonds agota todas las manifestaciones culturales de la época, desde la pintura y la escultura hasta las costumbres públicas y privadas. En lo que se refiere a la literatura, encuentra que las lenguas italiana y latina se disputan las preferencias de la nación. Las clases populares repiten las obras que en prosa y en verso han escrito Dante, Latini, Uberti, Villani, Schiavo de Bari…, que resultan determinantes para la estructuración del idioma como medio literario. Por el contrario, los humanistas escriben y disputan en latín y hasta en griego; buscan afanosamente manuscritos de los autores clásicos y forman bibliotecas. De los primeros surgirá la madurez de expresión de un Maquiavelo; a los segundos se debe el rescate de buena parte de los textos griegos y latinos. La misma diligencia acusan las artes plásticas en manos de Cimabue, Miguel Ángel, Orcagna, Rubens, Giotto y tantos otros y la música en manos de Palestrina. El autor otorga a cada uno de estos personajes un lugar preferente en su estudio.
La sociedad italiana, por su parte, no agota en los excesos de todo género su sed de vivir. Aparece entonces el raro fenómeno de un refinamiento intelectual que se da la mano con un relajamiento de las costumbres. La religión resulta impotente para contener las pasiones tanto tiempo frenadas, e Italia vive con una intensidad apenas contenida por las prédicas vehementes de Savonarola.
En la esfera política, ha sonado la hora de España. La corona de los Habsburgo ejerce una amplia hegemonía en el sur de Europa. Promueve el Concilio de Trento y establece la Inquisición. La Compañía de Jesús nace prácticamente de la nada en un momento crítico y acude en socorro de la Iglesia; pronto se extiende en tal forma que llega a rivalizar con el mismo papado en riqueza y poderío, formando un Estado dentro de otro Estado. Se desencadena entonces la reacción que propiciará la reagrupación del mundo católico y fijará límites muy definidos a la esfera protestante.
A mediados del siglo XVI -concluye Symonds- termina el Renacimiento en Italia. Parece que sus artistas y sabios han agotado la vena creadora. Ya no se inventa, sino que se repite, dando así lugar a un academicismo que cierra definitivamente las puertas a toda tentativa de innovación. Italia aparece como estéril durante esos años, pero ha dado al mundo occidental la libertad del espíritu y pone en sus manos un legado artístico y científico imponderable; le entrega una religión fuerte y unida, y por sobre todo eso, pone ante sus ojos un ejemplo de vitalidad único en la historia.

Detalle

Sumate a FCE

Suscribite y conocé nuestras novedades editoriales y actividades antes que nadie, accedé a descuentos y promociones y participá de nuestros sorteos.