La medicina científica y el siglo XIX mexicano
Autor:
- Fernando Martínez Cortés
$3.500
Sin stock
Agregar a FavoritosISBN: 9789681652272
Si la medicina actual nos parece en extremo avanzada y compleja, no debe olvidarse que su adelanto y modernidad -es decir, cuando la medicina se estableció definitivamente como una disciplina científica- vienen del siglo XIX, «particularmente de Francia,» como apunta el doctor Fernando Martínez Cortés. Esta consideración no es gratuita y puede apoyarse en una anécdota: el astrónomo Laplace propuso a Napoleón que se admitiera en la Academia de Ciencias de París a los médicos. Los doctores en medicina no eran entonces considerados como científicos, por lo que hubo protestas. Laplace respondió que los médicos deberían codearse con los verdaderos científicos a ver si algo aprendían.
Pese a todo, dos médicos notables se hallaban ya en plena labor: Nicolás Corvisart y François-Xavier Bichat. Este último escribió: «La anatomía no es como se nos enseña; la fisiología es una ciencia por hacer.» La obra principal de estos dos médicos fue la de lograr que la medicina se volviera científica; que la clínica, la observación rigurosa del paciente se hiciera racional y que a ella se agregara el examen de «las alteraciones de los órganos».
Así, a pesar de los prejuicios de los científicos, la medicina comenzaba, al iniciarse el siglo XIX, su revolución propia. Se había llegado a la conclusión de que la enfermedad era una alteración de los tejidos o de los órganos y de que era necesario, en consecuencia, estudiarlos, empezando por su estructura y continuando con su función, lo cual es la única manera de llegar al conocimiento cierto de sus alteraciones.
La revolución en la medicina, que cobró auge en los países europeos, se reflejó también en México gracias a los esfuerzos de varios médicos, entre los que destacan Manuel Carpio y Miguel F. Jiménez, quienes se encargaron de renovar su enseñanza, divulgar y practicar las nuevas técnicas y, sobre todo, de adaptarla a las condiciones -y enfermedades- propias del país.