Delante de la luz cantan los pájaros

ISBN: 9789681658083

La obra de Montes de Oca (ciudad de México, 1932) pugna entre otras copsas por aceptar y eludir la espinosa demarcación personal: el relato del yo y sus problemas que toma en cuenta «lo otro» y a los otros. «Clava sus ojos –como diría Rimbaud- en la caverna nocturna para hablar con las estrellas en una oscuridad mayor que el universo mismo.» En esta soledad sin fronteras brota como una planta el maravilloso grito humano. La inmensidad es su abono y su escenario. En este poeta no se descifra con facilidad su grito impreciso como escritura de cohete, pero su condición de testimonio nos habrá redimido con el arma monocorde y múltiple de la metáfora, siempre antológica e inagotada, nunca trivial como en Gómez de la Serna, jamás arbitraria para aludir a los surrealistas. Llovida de significados, la metáfora y también la imagen son para este autor una ofrenda triple a la divinidad, a los hombres y a las cosas. El palo de ciego acierta una y otra vez en el cielo colmado. Muy pocos en la historia de la poesía castellana presentan con tal aterradora demasía este recurso, este concurso alucinado y constante, pleno de metafísica, de sustancia lírica, de pesquisa inagotada sobre la naturaleza. Cada hoja de cada uno de sus libros hace más visible lo entrevisto, acribillado por la luz del entusiasmo con que esta figura central de la poesía mexicana actual libera su radiante energía lírica. André Pieyre de Mandiargues nos dice convencido y convincente: «La poesía de Montes de Oca obliga a proclamar a todos cuantos leen literatura castellana que esta extensa producción es testimonio de una inteligencia del lenguaje no constreñido por ninguna dificultad y que alcanza al mismo tiempo una belleza que hipnotiza y encanta». Delante de la luz cantan los pájaros, por la estructura de sus elementos, une a los títulos poemáticos en un solo poema emparentado con el amargo denuestro y la plegaria, para darnos acceso a la singularísima, apasionada y reveladora trayectoria de un poeta esencial. Montes de Oca no busca asombrar sino compartir su asombro. Tal característica lo absuelve de muchos pecados contra la forma y el gusto.