ISBN:
9789681608590
Entre las tareas que en los campos de la erudición ha cumplido Alfonso Reyes se halla la relacionada con Luis de Góngora (1561-1627) y el gongorismo. Sus precisiones y descubrimientos son el fruto de numerosos estudios emprendidos durante años lo mismo en los manuscritos del gran poeta cordobés que en las varias ediciones que de su obra se han hecho. Poco afecto a recoger en libros las muestras de su ingenio, en distintas ocasiones Góngora fue publicado póstumamente por amigos suyos que conservaban o adquirían sus autógrafos. Falsas lecturas, equivocadas interpretaciones, atribuciones no del todo certeras, tornaron su poesía en una enredada madeja que daba mayor complicación a los giros, ya de por sí caracterizados por expresiones líricas no siempre aprehensibles a una primera lectura.
Reyes dio, en los varios estudios recogidos en las Cuestiones gongorinas, un paso decisivo para la valoración definitiva de este poeta fluctuante entre los dos extremos de la crítica: la diatriba ciega y la loa desmedida. Por centurias, los críticos de lengua castellana vieron en él una piedra de toque, en que se ponía a prueba la sensibilidad. Su poesía va, a través de la historia literaria de nuestra lengua, de la negación radical a la afirmación apasionada. Porque es el poeta que ha requerido defensores, y que a lo largo de los lustros y las generaciones ha conservado infinidad de detractores. Tal fenómeno puede decirse que prevaleció hasta los primeros años del presente siglo; y ya cuando la conmemoración, en 1927, del tercer centenario de la muerte del poeta, pudo apreciarse que el acopio de investigaciones revaloradas daban a Góngora su sitio permanente e indiscutible.
A las modernas consideraciones de su obra, mediante un sentido crítico en que se hermanan la sabiduría y la intención interpretativa, contribuyó Alfonso Reyes, quien desde 1910 y antes de salir de México como puede verse en su conferencia juvenil Sobre la estética de Góngora (Cuestiones estéticas, tomo I de estas Obras completas) había comenzado esta campaña por la reivindicación del poeta. Más tarde, viviendo en Madrid, continuó en este empeño. Así lo testimonian las Cuestiones gongorinas que Azorín cálificó como el vademécum de todo gongorista, publicadas al principio de este volumen. Los textos posteriores que tocan el tema se juntan aquí al lado de páginas sobre literatura europea e hispanoamericana, notas breves acerca de acontecimientos culturales inmediatos, referencias sobre historia, arqueología y política, curiosidades captadas en rápidos rasgos, que dan variedad a este tomo VII de las Obras completas.