ISBN:
9789681608637
Por encima de modas más o menos personales, más o menos afortunadas de ciertos poetas y de ciertas retóricas, los poemas de Alfonso Reyes (1889-1959) son, en el complejo panorama de la lírica de lengua española, distintos y únicos. En ellos encontrarán los lectores atentos, y también los propios poetas, junto al placer estético, la enseñanza esclarecedora y el alto ejemplo humano. En Alfonso Reyes la poesía se reconcilia con el mundo, el poeta con la dicha de vivir. Sus poemas entran de lleno en lo que él mismo ha llamado en alguno de ellos historia viva; son poemas en los que se advierte, como en las obras de otros grandes escritores de su misma naturaleza, un exceso de salud, un horror a la vaguedad pura. Funden -dice Reyes- el habla vulgar y las palabras escogidas, la tradición y la modernidad.
Estas características de Alfonso Reyes confieren a sus versos extensa variedad de estilos y temas, pues a veces cambia de voz con los asuntos, y recibe las múltiples incitaciones que la realidad le va ofreciendo con cierta docilidad congénita que lo salva de los extremosos ensimismamientos y las monotonías del que sólo se ve a sí mismo en el espejo de su poesía. En tal sentido, bien puede decirse que, para él, el mundo exterior existe real y verdaderamente, lo que asegura a sus versos, en la crisis actual del individualismo, un porvenir dilatado. La seguridad técnica es, en el caso, garantía de estabilidad. Y no deja de ser revelador el que, en medio de verdaderas curiosidades y exquisiteces eruditas, se dejen oír algunas voces épicas y aparezcan imágenes de sensible objetividad.
El autor ha llamado a este tomo Constancia poética porque desea se considere como prueba o constancia de su continuidad o constancia en las labores poéticas. Reúne las poesías agrupadas en Obra poética (1952), añade algunas no comprendidas en aquella ocasión y, desde luego, las posteriores. Ni en el tomo llamado Obra poética ni en el actual Constancia poética ha querido Alfonso Reyes hacer una antología o selección; pero mucho menos en éste, que corresponde al concepto de las obras completas, y abarca lo más posible, fuera de las páginas que prefirió suprimir, dejándolas guardadas en anteriores ediciones de sus versos.
Sobre una colección que recorre medio siglo de poesías no es fácil fundar generalizaciones, y acaso haga falta la depuración del tiempo para de veras apreciar el conjunto. Estamos todavía en el momento en que los árboles no nos dejan ver el bosque; y los versos de Alfonso Reyes, por la inmensa difusión de su prosa y aun por no haber sido recogidos a tiempo o haberlo sido en colecciones limitadas, no siempre fueron acompañados por la crítica que día por día ayudara a pulsarlos.
