Obras completas II

Autor:
  • Juan Ruiz de Alarcón

$3.500

ISBN: 9789681602383

Las once comedias reunidas en este volumen son las mismas que aparecen en el segundo de la edición príncipe de las obras de Juan Ruiz de Alarcón, publicado en Barcelona en 1634. Al igual que en el primero, la dedicatoria recuerda a su generoso protector en el Consejo de Indias, Ramiro Felipe de Guzmán, duque de Medina de las Torres. El propósito evidente del dramaturgo al publicarlas fue evitar que siguieran siendo impresas sin su autorización, y atribuidas a otros autores. Del amargo regusto que le dejó el paso por los corrales madrileños, donde sus obras fueron estrenadas, queda la famosa invectiva en que compara al público con una ‘bestia fiera’ y en la que advierte a sus lectores: «si te desagradaren mis comedias, me holgaré de saber que son buenas, y si no, me vengará de saber que no lo son, el dinero que te han de costar». Desahogo mínimo si se recuerdan la hostilidad, los pateos, los silbos e incluso los sabotajes, como el del estreno de ‘El Anticristo’, que marcaron su paso por la escena teatral señoreada por Lope de Vega.

En las comedias de esta colección, el ingenio de Ruiz de Alarcón se aplica a una diversidad de temas que van de la magia: ‘La prueba de las promesas’, basada en uno de los cuentos de ‘El conde Lucanor’, a la investigación teológica: ‘El Anticristo’, a la saga familiar: ‘Los pechos privilegiados’, e incluso a un cierto paganismo: ‘El dueño de las estrellas’.

‘La verdad sospechosa’, comedia de madurez e indiscutiblemente entre las mejores del dramaturgo, es también una de las que mayor influencia han ejercido dentro y fuera del teatro español; es de sobra sabido lo mucho que le debe ‘Le menteur’ de Corneille. Sus interpretaciones ofrecen agudos contrastes. Corneille, por ejemplo, cambió el final por considerarlo deprimente. Castro Leal, por su parte, considera que es «una comedia de regocijo que muestra cierto gusto juvenil por la vida». Lo ordinario en los héroes de la comedia española del Siglo de Oro es que se abran paso de cualquier modo, pero aquí -dice Alfonso Reyes- las leyes del orden, la fuerza de la razón, se vengan.

En las comedias de Alarcón puede verse cómo la destreza e inspiración del poeta dan relieve a una situación, plantean un problema y ennoblecen la obra. Le preocupa dejar bien sentado el principio de la sujeción a la corona y exaltar los valores morales. El dramaturgo es un moralista, mas las virtudes que defiende no conducen a la santidad sino a vencer los vicios más comunes que deterioran la dignidad humana. En su práctica de moderación y equilibrio aparece hoy día como el más moderno de sus contemporáneos.

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