Fuente: Universidad nacional de Moreno
Autora: Mora Mena
Los modos de interacción y participación de las nuevas generaciones en el universo online es una de las preocupaciones actuales de esta investigadora, con una larga trayectoria en el análisis de la relación entre chicas y chicos con los medios de comunicación. Recientemente publicó “Adolescentes, participación y ciudadanía digital” (FCE), libro en el que profundiza la manera en la que los adolescentes se relacionan con las redes sociales en particular y con Internet en general, y este medio dialogó con ella para recorrer un tema que está más vigente que nunca.
¿Cuáles son las competencias fundamentales que tienen que tener los jóvenes y adultos para ser ciudadanos digitales y ejercer una ciudadanía digital activa?
El ciudadano digital es quien sabe usar internet y las tecnologías de manera reflexiva, crítica, ética, creativa y participativa. Ejerce la ciudadanía digital aquella persona que está en condiciones de identificar, comprender y responder a los grandes dilemas y desafíos que genera hoy el uso de internet. Todos sabemos el enorme potencial que produce, pero a la vez también trae algunos riesgos y desafíos que los ciudadanos necesitamos identificar, comprender y saber responder. Por ejemplo, entender qué significan las noticias falsas o poder identificar los discursos de odio, darse cuenta cómo funcionan los algoritmos o cómo inciden en nuestras vidas.
¿Están más expuestos a reproducir fake news los adolescentes que se informan de manera casual a través de las redes sociales?
Según revelan las investigaciones los adolescentes de todo el mundo, principalmente estudiantes secundarios, hay un uso muy limitado de la información que circula en internet. Suelen quedarse con el primer link que les aparece porque creen que es el más seguro, aunque con frecuencia es el que pagó para figurar primero o no comparan diferentes sitios web, se quedan con una sola página que responda a su inquietud, no identifican al autor. Es decir, no investigan la procedencia de ese contenido y tienen una alta credibilidad respecto a lo que circula en la red. Para ellos, quien les envió esa información es más importante que quien la produjo; si la recibieron de su mejor amigo es motivo suficiente para compartirla con otros.
Todas estas características de la manera en que buscan información revelan una gran limitación a la hora de identificar datos confiables en la web y el resultado es que terminan viralizando sin querer contenido de dudosa credibilidad. Hay que trabajar fuertemente con los adolescentes en las escuelas para que aprendan a identificar qué contenidos que circulan en la web son confiables y cuáles no.
En el libro se menciona que “la ciudadanía digital es un derecho fundamental para ejercer una ciudadanía plena”. ¿Qué acciones se deberían tomar desde el sistema educativo para poder garantizar este derecho?
Las escuelas deberían preparar a los estudiantes para que sean ciudadanos digitales capaces de identificar los grandes dilemas que genera el uso de internet. Entre ellos los discursos de odio, la información falsa y los límites de la privacidad, pero además habría que empezar fundamentalmente por los docentes.
La propuesta de la Unesco es incorporar la ciudadanía digital en la formación de los docentes, tanto en lo que se llama formación inicial, es decir, aquellos que estudian para ser docentes para que cuando egresen ya lo hagan con esta formación en ciudadanía digital y también en la capacitación continua o permanente para los educadores que ya están en ejercicio. La clave para que la ciudadanía digital ingrese al aula de manera cotidiana en la enseñanza es trabajar estos temas en la formación de los docentes.
En cuanto a la participación, ¿qué diferencias hay en la que tienen los jóvenes en el mundo online y en el offline?
En lo que respecta a la participación offline de los adolescentes la más importante para ellos es la participación en los centros de estudiantes, probablemente porque es el más próximo a su vida diaria. Otro dato importante que arrojó la investigación tiene que ver con las elecciones, casi la mitad de los adolescentes de 17 años votó en una elección de carácter nacional o municipal aún cuando para ellos la abstención no implica ningún tipo de penalidad. En cuanto al mundo online los adolescentes tienen una enorme valoración de Internet como espacio de participación. Para ellos representa una herramienta importante para resolver problemas de la escuela o la comunidad. Dar la opinión sobre un tema que les interesa o afecta es el primer paso hacia la participación.
Aquí lo interesante es que, si bien el 100% de los adolescentes en argentina tiene un perfil en alguna red social, solo la mitad opina sobre temas que los afecta o les interesan. Para entender esto le preguntamos si alguna vez habían sufrido burla o acoso por dar su opinión en Internet y la respuesta fue negativamente sorprendente, porque la mitad de los adolescentes reconoce haber sufrido algún tipo de burla. El 80% dijo que sufrió especialmente acoso cuando opinó en foros online. Si el chico percibe que puede ser burlado o discriminado por dar su opinión se va a abstener de dar su parecer sobre ciertos temas. Esto es una señal de alarma tanto para el Estado como para las compañías de tecnologías que deben hacer de Internet un espacio de participación plural en el que los jóvenes sientan que pueden opinar libremente.
En el libro mencionás que en el siglo XXI aparecieron nuevas brechas digitales más allá del acceso a las tecnologías. ¿Qué se necesita para lograr una ciudadanía digital inclusiva?
Hasta hace unos años la inclusión digital se definía por el acceso; los que tienen conectividad y tecnología están incluidos y aquellos que no, son excluidos. Si bien el acceso sigue siendo una variable importante porque es el punto de partida para hablar de inclusión no puede ser también el punto de llegada.
Necesitamos que todos tengan acceso a internet y a las tecnologías, pero una vez que tienen el acceso no está resulta la inclusión. Hoy las nuevas brechas digitales se definen por las prácticas, los usos y las competencias. Si no formamos a los docentes y a los estudiantes para que puedan hacer un uso reflexivo, crítico, seguro, ético, creativo y participativo de las tecnologías, aun cuando tengan acceso no podemos decir que están incluidos.
¿Se están desarrollando políticas públicas para avanzar en la inclusión?
Muchos Estados en América Latina fortalecieron el acceso de los estudiantes a las tecnologías a través de la producción de tabletas, netbooks, etcétera. Eso está bien porque el acceso es el primer paso, sin él no podemos hablar de nada, pero todos los planes estatales que se han dado en el mundo tienen que tomar el acceso como punto de partida para luego desarrollar políticas educativas que tengan que ver con las competencias, con las prácticas y los usos de las tecnologías.
Actualmente hay más conciencia de que estas políticas no se limiten solo a fortalecer el acceso. Afortunadamente se están tomando acciones para fortalecer las competencias.
¿Cuál es el rol de los adultos en la relación entre los adolescentes e internet?
Los adultos de la casa que conviven con los adolescentes tienen un rol muy importante. Muchos padres creen o preguntan ¿qué puedo enseñarle a mi hija/o si sabe de tecnología más que yo? Hay que insistir que el saber que tienen los chicos es instrumental, es un conocimiento que tiene que ver con la herramienta, ellos saben qué hacer si se congela la pantalla o bajar una aplicación, pero no tiene nada que ver con el uso reflexivo y crítico que queremos que tengan. Ahí es donde los padres y los docentes tienen un rol muy importante.
Los adultos tienen que estar al tanto del uso que hacen los adolescentes de las pantallas. En los hogares tiene que agregarse una pregunta: ¿Qué hiciste hoy en Internet? Porque es muy importante que los adultos estén al tanto de los usos y saber qué hacen en la web sin invadir su privacidad.
¿Cuál fue el dato que más te sorprendió de todo lo que surgió en la investigación?
Positivamente nos sorprendió el gran porcentaje de adolescentes que elige votar en las elecciones, este interés por lo cívico es muy interesante. Nos impactó negativamente el gran porcentaje que dice haber sufrido acoso o intimidación cuando opinan sobre temas que los afectan en internet, esto es una llamada de atención para hacer de internet el espacio plural y abierto que queremos todos, para que los chicos realmente puedan utilizarlo como espacio de participación.