Noah Strycker es explorador. Un explorador singular en el avanzado siglo XXI, que además circula entre la escritura, la fotografía y ornitología. Es, además, el autor de Esa cosa con plumas, la sorprendente vida de las aves y lo que nos revela sobre la condición humana (Fondo de Cultura Económica), y ostenta el récord mundial de mayor número de avistamientos de aves distintas en un año: 6.042, es decir cerca del 65% de las especies en la Tierra. Esa marca la alcanzó en 2015, y hasta ahora lleva visitados más de 50 países movido por su pasión. El texto, que surgió gracias a un editor de Riverhead Books interesado en el comportamiento de los pájaros, fue traducido al japonés, chino, italiano, polaco, holandés y ahora también al español. Dice Strycker – que, por cierto, nunca tuvo un ave como mascota– que “a medida que el libro tomó forma, le crecieron alas propias”.
Los trece capítulos en que está dividido el texto se centran cada uno en un rasgo característico de una especie de ave específica. Aparecen por ahí cascanueces con memoria caché, albatros enamorados, palomas orientadas, urracas vanidosas que realizan funerales, colibríes violentos, pingüinos miedosos, estorninos magnéticos, cacatúas bailarinas y buitres con un sentido del olfato súper desarrollado.
Antes de viajar a la Antártida, “un lugar fascinante”, dice, que ha visitado más de 30 veces –como científico estudiando pingüinos y como guía en expediciones turísticas– , el ornitólogo mantuvo un intercambio de correos electrónicos con Ñ en los que se despedía con un good birding!
–Esa cosa con plumas fue traducido al japonés, chino, italiano, polaco, holandés y español. ¿Dónde cree que radica el éxito del libro? –Nunca pensé que un libro de ensayos sobre el comportamiento de las aves se convertiría en un éxito de ventas, pero parece que mucha gente está realmente interesada en las aves, especialmente en cómo las aves se parecen a las personas de maneras sorprendentes. Creo que parte del éxito del libro es que cuenta historias sobre pájaros de una forma en la que las personas se sienten identificadas.
–El texto se divide en tres partes: cuerpo, mente y alma. Si uno no supiera de qué se trata, podría pensar en Oriente, en algún arte marcial o técnica de yoga o relajación. ¿Por qué eligió esta división para el texto? –Históricamente, los científicos se han centrado en los cuerpos de las aves: cómo sus sistemas biológicos han evolucionado y se han adaptado para sobrevivir. Hoy en día, los investigadores están cada vez más interesados en las capacidades mentales de las aves y en cómo su “mente” es similar, en algunos aspectos, a la nuestra. Sin embargo, algunas cosas todavía son muy difíciles de estudiar: ¿Qué piensan los pájaros? ¿Cómo planean para el futuro? ¿Cómo comunican pensamientos complejos entre sí? Creo que esas preguntas involucran el “espíritu” de un pájaro, y son algunos de los temas más interesantes de todos.
–Emily Dickinson escribió: “La esperanza es esa cosa con plumas que se posa en el alma y entona melodías sin palabras, y no se detiene para nada” y el título de su libro es una especie de homenaje. Esas cosas con plumas ¿son “esperanza” para usted?
–¡Sí! Me encanta ese poema de Dickinson. Las aves son un símbolo de esperanza para mí y de cómo el mundo está conectado. No necesitan papeles para volar y cruzar fronteras. Y siempre están afuera, esperando a cualquiera que les preste la más mínima atención.
–Su libro se publicó originalmente en 2014, ¿cambiaría, agregaría o sacaría algo?
–Algunas cosas que encuentro fascinantes no llegaron al libro, por ejemplo, cómo duermen los pájaros (muy diferente de las personas) y cómo los migrantes de larga distancia navegan a través de los océanos del mundo (todavía no se entiende completamente). Pero esos son probablemente temas para futuros proyectos de escritura.
–En el texto está claro que las aves revelan muchas cosas sobre los humanos, ¿cuál de ellas le parece más relevante?
–Muchos comportamientos “humanos” también se encuentran en las aves, por ejemplo, cooperar entre sí, bailar al ritmo de una música e incluso celebrar funerales (en el caso de la urraca). Me gusta pensar que algunas aves también sienten amor romántico; estudiar el albatros errante me ha dado una nueva apreciación de las relaciones amorosas a largo plazo en los seres humanos.
–¿Cuál es la característica que más admira de las aves?
–Me sorprenden los pergoleros, que viven en Australia y Nueva Guinea. Los machos pasan toda su vida recolectando objetos hermosos y disponiéndolos en exhibiciones para atraer a las hembras. Son los mejores artistas en el mundo de las aves, a veces crean esculturas decoradas de varios pies de altura.
–En el libro sugiere que todo lo que debemos hacer es mirar, observar. ¿Es realmente así?
–Lo mejor de la observación de aves es que, técnicamente, no requiere equipo especial ni experiencia: todas las personas pueden hacer lo que hago casi todas las mañanas, simplemente salir por la puerta de su casa para ver qué aves hay alrededor. Un par de binoculares y una buena guía de campo (un libro para ayudar a identificar especies) ayudarán. Y, además de identificar muchos pájaros, también pueden pasar horas observando un solo pájaro para intentar interpretar su comportamiento.
–¿Cómo define “inteligencia” en cuanto a los animales?
–La inteligencia suele definirse en comparación con los humanos, incluso cuando estudiamos a otros animales. Algunas aves, como los córvidos (charas, cuervos comunes y americanos, urracas) y los loros, parecen tener procesos de pensamiento similares a los nuestros, por lo que los consideramos los más “inteligentes”. Otras aves, como los pingüinos, probablemente no sean muy inteligentes según nuestros estándares, pero están increíblemente bien adaptadas para vivir en lugares donde los humanos no podrían sobrevivir.
–¿Somos los humanos más parecidos a las urracas que a cualquier otra ave?
–Las urracas son el único pájaro que se ha demostrado que reconoce su reflejo en un espejo, lo cual es interesante porque podrían tener un sentido de autoconciencia similar al nuestro. El autorreconocimiento está relacionado con el reconocimiento de otras personas, por lo que las urracas pueden sentir emociones relacionadas como simpatía y empatía, y también mentir y engañar.
–Algunos científicos podrían cuestionar que interprete con un sesgo antropomórfico. ¿Qué les diría?
–El antropomorfismo es cuando asignas a las aves características humanas que no tienen, y durante mucho tiempo se ha considerado uno de los peores errores que puede cometer un científico. Pero creo que el antropocentrismo es igual de malo: negarse a admitir que las aves tienen ciertas características solo porque nosotros las tenemos y porque creemos que somos especiales. Cuanto más estudiamos las aves, más descubrimos que tienen muchos rasgos que durante mucho tiempo se han considerado como exclusivamente humanos.
Fuente: Revista Ñ
Por Bibiana Ruiz